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Ana Denicola recibe a la nueva integrante de la ANCIU Beatriz Álvarez junto con Rafael Raddi

Foto: Alessandro Maradei

Cinco investigadores y dos investigadoras ingresan este año a la Academia Nacional de Ciencias del Uruguay

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En ceremonia en la Quinta Vaz Ferreira, la Anciu recibió a sus nuevos miembros al tiempo que reconoció los aportes y soluciones a problemas relacionados con la pandemia llevados adelante por varias instituciones del país.

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Leído por Abril Mederos.
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La Academia Nacional de Ciencias del Uruguay (Anciu), creada por ley en 2009 y puesta en funcionamiento en 2011, es una de las academias de su tipo más jóvenes. A modo de ejemplo para hacer una rápida comparación, la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos lleva más de un siglo y medio aconsejando al gobierno y autoridades norteamericanas en temas de ciencia, ingeniería y medicina, ya que fue fundada en 1863.

Al igual que su par norteamericana, el objetivo de la Anciu es asesorar en ciencia y política científica, tanto a los poderes del Estado como a la sociedad toda. Pero justamente debido a su corta edad, que habla de una institucionalidad científica que recién comenzó a organizarse luego del retorno de la democracia en 1985, también tiene como cometido el desarrollo de las ciencias. “Para ello debe promover el desarrollo de la actividad científica, tecnológica y de innovación, sin perjuicio de la competencia atribuida a las demás organizaciones previstas por el ordenamiento jurídico nacional”, dice la propia academia.

De acuerdo a la ley que la creó, la Anciu está conformada por una cantidad de miembros de número que no debe superar a los 30 científicos y científicas, además de miembros eméritos y correspondientes que no residen en el país. “Tanto los miembros de número como los correspondientes deben ser científicos en actividad, con un reconocido prestigio internacional y con una amplia trayectoria en materia de formación de investigadores, además deben poseer trabajos de investigación originales publicados en revistas científicas de alto impacto”.

Dado que los miembros de número están topeados en su cantidad, los nuevos ingresos a la Anciu se dan como consecuencia de la condición de que sus integrantes deben ser menores de 75 años. En este período de la academia, el físico Rodolfo Gambini, el astrónomo Julio Fernández, el veterinario Franklin Riet Correa, el matemático Roberto Markarian, la socioeconomista del desarrollo Judith Sutz, el matemático y cientista social Rodrigo Arocena y el físico Raúl Donángelo, han pasado o atravesarán la barrera de los 75. La Anciu, entonces, en la Asamblea Extraordinaria del 29 de noviembre, seleccionó a los siete nuevos integrantes: Beatriz Álvarez, Juan Arbiza, Álvaro Forteza, Patricia Lema, Gustavo Pereira, Hamlet Suárez y Pablo Zunino. Aprovechado la ceremonia que la propia academia realizó el lunes para recibir a sus nuevos integrantes en su sede de la Quinta Vaz Ferreira, hacemos aquí un breve repaso de las nuevas incorporaciones.

Foto: Alessandro Maradei

Enzimas y reacciones redox con Beatriz Álvarez

Poco a poco el cambio que se ha dado en la comunidad científica y en el resto de la sociedad va permeando en los distintos ámbitos. Si bien de forma lenta, este año las científicas ganan un lugar en la academia ‒donde están subrepresentadas‒, ya que al retiro de una de ellas se produce la incorporación de dos investigadoras destacadas. Una es la bioquímica Beatriz Álvarez, del Laboratorio de Enzimología del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (Udelar).

“Sus principales intereses son la bioquímica redox y la enzimología, e investiga sobre procesos de interés biomédico desde una perspectiva cinética y mecanística”, señala el comunicado de la Anciu sobre esta investigadora que tuvo su primera aproximación a la actividad científica en el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE), donde realizó estudios de Maestría en Química caracterizando el metabolismo intermediario de una bacteria. Hoy “impulsa líneas de investigación centradas en los tioles biológicos y el sulfuro de hidrógeno”.

Si bien tiene méritos de sobra ‒más de 63 artículos publicados, ha ganado premios como el L’Oréal-Unesco en 2013 y el Roberto Caldeyro Barcia en 2003‒, a la hora de hacer un destaque, la propia Álvarez señala: “Entre mis aportes, considero que uno de los más importantes es haber generado, junto con mis colegas de los Laboratorios de Enzimología y Fisicoquímica Biológica, un grupo que constituye un entorno muy sólido para la formación de investigadores”. Sobre el grupo, considera que “encuentra el equilibrio entre el trabajo grupal y el desarrollo individual, y, fundamentalmente, es capaz de generar ciencia de alto nivel, con continuidad en el tiempo, en un ambiente de excelencia no solo en lo académico sino también en lo humano”.

Foto: Alessandro Maradei

El mundo de los virus con Juan Arbiza

Otro de los nuevos integrantes que ingresan a la Anciu es el virólogo Juan Arbiza, de la Sección Virología de la Facultad de Ciencias de la Udelar. “En el marco de sus líneas de investigación ha identificado varios virus emergentes animales y humanos en el país, así como su caracterización molecular y evolutiva”, señala la academia.

Habiendo trabajado en el Ministerio de Salud Pública hasta 1998, cuando obtiene su dedicación total y se aboca por completo a su actividad en la Facultad de Ciencias y en el Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas, Arbiza viene trabajando para generar conocimiento sobre el virus respiratorio sincicial desde 1993. No se trata de cualquier virus, sino que además de ser un virus ARN y por tanto de rápida mutación, como dice el investigador, es “el principal agente viral causal de infecciones respiratorias agudas, principalmente en niños menores de cinco años en todo el mundo”. Junto a su grupo ha estudiado la variabilidad de las cepas que circulan en nuestro país y en la región, así como los mecanismos con los que este virus y sus proteínas interactúan con su hospedero humano. ¿El objetivo? Generar conocimiento que contribuya algún día al desarrollo de una vacuna eficaz. Porque nunca está demás aclararlo: hay unos cuantos virus que nos complican la vida y para los cuales aún no hay vacunas.

Arbiza también ha trabajado con los rotavirus, principales agentes causantes de diarreas virales, generando conocimiento sobre variantes que circulan tanto en Uruguay como en Paraguay. Pero no es todo. Su grupo también se ha dedicado a la “identificación de productos naturales con actividad antiviral”, en cooperación con la Cátedra de Farmacognosia y Productos Naturales de la Facultad de Química. Estudiando plantas nativas han encontrado compuestos con actividad antiviral contra el virus herpes.

Su tercera línea de investigación tiene que ver con la identificación de virus en reservorios naturales. En un mundo colapsado por un virus ARN que saltó de un murciélago asiático a un hospedero intermedio antes de llegar al ser humano, tal vez no suene tan descabellado que Arbiza venga investigando reservorios naturales del virus de la influenza en animales de nuestro país, habiendo encontrado la circulación del virus influenza tipo B en lobos marinos de nuestro país, así como influenza del tipo A en aves migratorias.

Foto: Alessandro Maradei

Economía política y seguridad social con Álvaro Forteza

Novel integrante de la Anciu, Álvaro Forteza es investigador y docente del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales de la Udelar.

Según señala la academia, “su investigación se ha orientado a dos grandes áreas temáticas, economía política y seguridad social, habiendo publicado múltiples artículos y capítulos de libros en ambas temáticas”.

Dentro de la macroeconomía Forteza ha estudiado temas como la inflación, la indexación salarial y los convenios laborales. Dentro del área de la protección social, ha realizado “estudios mayoritariamente empíricos sobre seguridad social en Uruguay y en América Latina”. En este año en el que se habla de la reforma necesaria de la seguridad social, la incorporación de Forteza a la academia puede ser aprovechada, ya que “ha realizado estudios sobre las finanzas del Banco de Previsión Social, el impacto de la reforma de 1995 en el ahorro y estudios sobre cobertura y acceso a las jubilaciones”, así como ha abordado los “los posibles impactos de la introducción de un sistema de cuentas nocionales en Uruguay”.

En economía política ha realizado contribuciones teóricas empleando teoría del juego sobre “sesgo inflacionario y estructura de la negociación salarial, políticas de seguro social formal e informal”. También ha investigado sobre “la economía política de la tolerancia al incumplimiento de normas”, aunque actualmente su atención “está mayoritariamente centrada en estudios de agencia política, tanto teóricos como aplicados”, como el “estudio de la separación de poderes y los frenos y contrapesos institucionales que complementan a la rendición de cuentas electoral” .

Foto: Alessandro Maradei

Alimentos con Patricia Lema

La otra incorporación femenina de este año a la Anciu es la de Patricia Lema, del Instituto de Ingeniería Química de la Facultad de Ingeniería de la Udelar.

Sus áreas principales de investigación son la “ciencia e ingeniería de alimentos”, en especial “tratamientos térmicos, transferencia de calor, congelado, reología, tecnología de atmósfera modificada y tecnologías emergentes”, y se centra actualmente en la “aplicación de tecnologías para conservación de alimentos”, para lo cual estudia aspectos como el envasado en atmósferas modificadas de productos prontos para el consumo y la liofilización, el uso de ultrasonido para la determinación de propiedades y para la “desinfección de productos hortofrutícolas” como para la “extracción de componentes bioactivos”.

Este 2021 Patricia Lema ha publicado varios artículos, entre los que se destacan uno sobre el empacado de frutillas y su extensión de vida en las góndolas, otro sobre la marcela y cómo obtener extractos con propiedades antioxidantes, para la diabetes y la obesidad, y otro sobre qué sucede con el brócoli y algunas de sus propiedades cuando es cocinado al microondas tanto solo como en las bolsas que se emplean en esos aparatos.

Foto: Alessandro Maradei

Filosofando con Gustavo Pereira

La Academia Nacional de Ciencias reúne distintas disciplinas del conocimiento, no sólo de la consideradas “ciencias duras” o “exactas” o cualquier otro calificativo que siempre suena torpe e inapropiado. Prueba de ello es la incorporación de Gustavo Pereira, del Instituto de Filosofía de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Udelar.

Las principales líneas de investigación de Pereira son “las teorías de justicia, la teoría de la democracia y las patologías sociales, y sobre estos temas ha ejecutado numerosos proyectos de investigación financiados por agencias nacionales e internacionales. También sobre estas temáticas ha publicado numerosos artículos en revistas arbitradas, al igual que libros en editoriales académicas nacionales e internacionales”.

En sus propias palabras, el “núcleo central” de su trabajo “consiste en la presentación de una teoría de justicia social sustentada en dos bases informacionales, una de medios y otra de capacidades”, cuando las propuestas de justicia social “más influyentes tienden a sustentarse en una sola base informacional y de ahí deriva buena parte de sus dificultades”. Siguiendo con la descripción de su labor, Pereira afirma que “la formulación más acabada” que ha realizado “consiste en una teoría crítica de la justicia que, además de la doble base de información, se estructura en la autonomía de reconocimiento recíproco. Esta versión de la autonomía, al integrar autodeterminación y reconocimiento y ser altamente sensible a la vulnerabilidad, permite responder en forma adecuada a las demandas de justicia y reconocimiento, a la vez que es capaz de percibir y conceptualizar las patologías sociales como obstáculo para el logro de un plan vital”. Este trabajo se recoge en su libro Elementos de una teoría crítica de la justicia, de 2013.

Foto: Alessandro Maradei

Neuromedicina con Hamlet Suárez

Desde el Laboratorio de Otoneurología del hospital Británico Hamlet Suárez trabaja en la neuroplasticidad sensorial auditiva y del sistema vestibular. Recibido en la Facultad de Medicina, Suárez se dedicó al estudio del oído interno, tanto en el área de los implantes cocleares como del equilibrio.

Suárez y su grupo realizaron una investigación de importancia que culminó con el diseño de “un sistema de realidad virtual para evaluación y tratamiento de rehabilitación en pacientes con patología del sistema vestibular”. Ese sistema fue aprobado por la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos y el Ministerio de Salud Pública, y se generaron patentes. “Un fondo de inversión adquirió los derechos de comercialización de este sistema que actualmente está presente en 16 países” de América y Europa.

Foto: Alessandro Maradei

Microbiología con Pablo Zunino

Acostumbrado a ser el último por comenzar su apellido con la letra zeta, Pablo Zunino es el restante ingreso a la Anciu, aunque aquí una vez más el orden no dice nada sobre la calidad como investigador de ninguno de los miembros. Profesor titular del Departamento de Microbiología del IIBCE, Zunino se ha especializado en “distintos aspectos de la interacción microorganismo-huésped” y en la “caracterización y modulación de microbiotas nativas y su papel en la homeostasis del huésped”.

Su interés en los biofilms, “una forma de vida bacteriana multicelular relacionada con la colonización de superficies bióticas y abióticas de significancia en salud, medioambiente y la industria” ha llevado, por ejemplo, a que su grupo desarrollara “una línea sobre sanidad apícola”, aislando nuevos patógenos para Uruguay y diagnosticando por primera vez en el continente la presencia de diversos virus ARN de abejas involucrados en episodios de despoblación.

Zunino también investiga los probióticos, microorganismos que al ser administrados pueden tener efectos beneficiosos en el organismo que los recibe. Ello lo ha llevado a caracterizar diversas microbiotas bacterianas nativas, algunas de ellas “cepas promisorias para su uso como probióticos en abejas, caninos y terneros”. Además, investiga en una de las áreas de la microbiología más fascinantes de los últimos tiempos: la de la interacción del eje microbiota-intestino-cerebro. “El Departamento de Microbiología del IIBCE a mi cargo, se ha consolidado en estos años como un grupo referente en microbiología vinculada a salud humana y a la salud animal en el país y a nivel internacional. Esto se ha dado fundamentalmente a través de la formación de recursos humanos, promoción de jóvenes investigadores, apertura de líneas de interés académico y productivo en el marco de proyectos y trabajo en redes con instituciones locales públicas y privadas, así como instituciones del extranjero”, comenta Zunino.

Reconociendo aportes

La ceremonia de cierre de este 2021 de la Anciu no sólo les dio la bienvenida a los nuevos integrantes, sino que también fue la ocasión para hacer un reconocimiento a “instituciones y sus representantes por sus aportes al conocimiento y a la solución de problemas en el marco de la pandemia”.

Estos reconocimientos fueron para la Udelar y el Institut Pasteur de Montevideo, primero por separado y luego juntos, “por el desarrollo de los test moleculares para la detección de SARS-CoV-2 para salud pública y la vigilancia genómica en tiempo real”, a las empresas GeneXus y ATGen y a la Academia Nacional de Medicina.

Al comienzo del evento en la Quinta Vaz Ferreira tomó la palabra el presidente de la Anciu, Rafael Radi. Justamente por este doble rol es probablemente que el Grupo Asesor Científico Honorario no haya estado entre los colectivos reconocidos. Más allá de esto, Radi aprovechó para hacer un recuento de las actividades desarrolladas por la academia durante 2021, para luego pasar a hacer algunas reflexiones sobre el presente y el futuro cercano.

“El presente nos convoca a un futuro que habrá que construir, y en ese sentido el año 2022 es un año clave”. Haciendo alusión a la conferencia que dio con motivo del homenaje a Caldeyro Barcia, en la que habló de la ciencia entre la comprobación y la encrucijada, explicó que durante esta pandemia la ciencia comprobó su valor y su visibilidad tanto para la sociedad como para el sistema político. La encrucijada, en cambio, viene porque “indudablemente el sistema científico sigue con inestabilidad y con incertidumbre”. En ese sentido, señaló que desde la Anciu trabajarán “para que en 2022 haya señales mucho más claras con relación a la inserción y al apoyo de la ciencia y la tecnología en el desarrollo nacional”.

Sobre los cambios en la institucionalidad del sistema científico, Radi afirmó que “no hay novedades”, que las consultorías “están en marcha” y que saben que serán convocados a esa discusión, que entre otras cosas pretende elaborar un nuevo Plan Estratégico Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y hacer cambios en la gestión del sistema, cuya política pasará a ser definida, según lo anunciado, por el Ministerio de Educación, Cultura y Ciencia.

“El tema presupuestal y los estímulos para el desarrollo de la actividad científica se han convertido en un tema absolutamente clave”, prosiguió Radi, que dijo que otro tema clave es “el cómo lograr una mayor inserción de la ciencia en el quehacer nacional”. Expresó entonces su deseo de que “todo lo que hemos vivido no sea solamente una anécdota para los libros de historia”.

Finalmente, Radi dijo que “el derecho a la ciencia es un derecho humano fundamental que podemos empezar a ejercer como ciudadanos y ciudadanas en diálogo con otros derechos humanos”. Parafraseando al historiador y también miembro de la Anciu Gerardo Caetano, Radi cerró su oratoria diciendo que “en un mundo donde hay mucho apriorismo, autoverdad y posverdad, el derecho a la ciencia también es el derecho a la verdad”.

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