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Yerba mate en Cerro Largo. Foto: Laura Magallanes (NaturalistaUY)

Uruguay no sólo podría ser un gran productor de yerba, sino que el cambio climático lo coloca en un lugar de privilegio para serlo

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Una investigación realizada en Brasil sobre cómo el cambio climático afectará el cultivo de yerba mate ubica a Uruguay en la zona más favorable para su producción, pero advierte que en los escenarios más pesimistas tomar mate puede llegar a ser cosa del pasado.

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Leído por Andrés Alba.
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Tenemos el país lleno de ganado. La mayoría de la carne que aquí se produce se exporta. Otra buena parte del territorio está destinada al cultivo de granos, como la soja o el arroz, que también se exportan en su gran mayoría. Finalmente, también destinamos buena parte de nuestras tierras a la plantación de pinos y eucaliptus. Su pulpa también se exporta. Estas tres actividades definen nuestro perfil de país agroexportador. Pero veamos ahora un dato curioso.

Según varias fuentes, que citan un trabajo de la consultora Id Retail de 2019, Uruguay es el principal país consumidor de yerba mate con relación a sus habitantes, con un consumo estimado en 34,8 millones de kilos al año, lo que arroja un consumo de cerca de diez kilos de yerba mate per cápita al año. Si bien somos un país agropecuario, la casi totalidad de esa yerba mate no se cultiva aquí, sino que se importa, más que nada de Brasil. Y si bien tenemos una yerba que dice ser “la de mi país”, esas grandes cantidades de yerba consumidas no dan trabajo a cultivadores locales ni implican plantas de procesamiento, almacenamiento y distribución que den trabajo al pueblo más tomador de mate del mundo (sí hay empresas de distribución que generan trabajo local con marcas locales de yerba producida en Brasil).

Seguro hay algunas razones económicas, políticas y culturales para que este gran mercado y una posible industria no se desarrolle en Uruguay, pero también se podría suponer que la yerba mate, planta cuyo nombre científico es Ilex paraguayensis, no tiene en nuestro país el mejor lugar para crecer y prosperar. Pues bien, esto último no es para nada cierto. Y más aún: menos cierto parecerá ser en el futuro, tal como indica un artículo de reciente publicación en una revista científica.

Titulado algo así como Zonificación climática de la yerba mate y proyecciones del cambio climático: una aproximación al CMIP6, el trabajo científico aborda qué sucederá con los cultivos de yerba mate en su mayor zona de producción, es decir Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, de acuerdo a lo que se espera que suceda por este sexto modelo integrado (CMIP6 es la sigla en inglés para Proyecto de Intercomparación de Modelos Acoplado) Es decir, nadie sabe exactamente qué sucederá a futuro, pero el CMIP6, realizado en un esfuerzo de colaboración científica internacional, es por ahora la aproximación más confiable de lo que podríamos enfrentar debido al cambio climático. Ya iremos en detalle a ver lo que el destino nos depara, pero antes resaltemos algo sobre lo que nos ha venido pasando.

Hoy por hoy, sostiene el trabajo liderado por Guilherme Botega, del Instituto Federal de Mato Grosso do Sul, nuestro país está ubicado en la zona más favorable para plantar y cultivar yerba mate. ¿Ehh? Sí, 81,87% de nuestro territorio, debido a las temperaturas y precipitaciones, es ideal para este cultivo. Viendo el mapa de áreas favorables, queda claro que salvo la zona costera y parte del litoral oeste, el resto del país es yerba mate friendly. La única región que supera a nuestro país por su porcentaje de territorio favorable para la yerba es el sur de Brasil (96,75% del territorio favorable), pero el país tiene zonas como la norte, la noreste y medio oeste en donde su cultivo es desfavorable en casi su totalidad. Paraguay, país que da nombre a la especie, tiene sólo una pequeña porción sur de su superficie con las mejores condiciones para su cultivo, que representa apenas un 20,12% de su territorio. Argentina, por su parte, tiene apenas 4,64% de su territorio favorable al cultivo, concentrando apenas un 44% de área relativamente favorable. ¿Qué nos dice todo esto? Que si no plantamos, cultivamos y procesamos nuestra propia yerba no es porque aquí el cultivo no se dé bien, o porque estamos más obsesionados por exportar que por producir para nosotros mismos (aun así, podríamos exportar a Argentina y Paraguay).

El asunto es que al leer el artículo, las ventajas de producir yerba mate aquí, lejos de verse comprometidas por los escenarios que traerá el cambio climático, en la mayor parte de los escenarios se ven acentuadas. Ya que estamos en campaña electoral, tal vez aquí haya una interesante perspectiva para explorar. Veamos entonces qué vieron los investigadores del país norteño.

Productores de yerba y las zonas favorables hoy

“La producción de yerba mate es una fuente importante de ingresos para muchas comunidades rurales de América del Sur y para la industria de bebidas y alimentos, que la utilizan como ingrediente”, señalan en el trabajo Guilherme Botega y sus colegas. “Brasil es el mayor productor, con alrededor del 50% de la producción mundial, seguido de Argentina (42%) y Paraguay (9%)”, dicen luego. ¿Uruguay? Ni pincha ni corta. Siguiendo con los datos, el artículo reseña que, según la FAO, en 2019 Brasil produjo cerca de 880.000 toneladas de yerba mate, Argentina 837.000 toneladas y Paraguay 171.000 toneladas.

Como es de suponer para cualquier cultivo, también reportan que “la productividad y calidad de la yerba mate están estrechamente relacionadas con las condiciones climáticas”. Y al respecto señalan que esta planta “se desarrolla mejor en regiones con una temperatura media anual de entre 15 y 22 °C y una precipitación anual mayor a 1.200 milímetros”. Por ello dicen que “la adaptación de la yerba mate a estas condiciones hace que su cultivo esté restringido a zonas con características climáticas específicas, lo que limita la expansión geográfica de su producción”.

Así que dado que “la zonificación agroclimática es una herramienta útil para identificar áreas favorables para el cultivo de especies”, y que ello permite “optimizar el uso de recursos naturales, minimizar los impactos ambientales y maximizar la productividad agrícola”, se pusieron justamente a determinar en qué zonas de los países en que esta planta se produce estaban las áreas más propicias para el cultivo, tanto hoy con datos climáticos actuales como a futuro en distintos escenarios.

Con relación a lo que sucede hoy en día, señalan que “la zonificación de la yerba mate indicó que la gran parte del área de estudio fue clasificada como desfavorable para el cultivo”. Lo datos de temperatura y precipitación de las zonas estudiadas de Brasil, más Paraguay, Argentina y Uruguay, arrojaron que sólo 12,2% era favorable para ella (unos 1,5 millones de hectáreas), “destacándose el sur de Brasil (96,7% o 543.000 km2) y Uruguay (81,2% o 144.000 km2)”. ¡Festejen, yerberos yoruguas, festejen!

Escenarios futuros para la yerba mate: 2021-2040

“Las proyecciones de las variables climáticas futuras se obtuvieron de la plataforma WorldClim 2.1, mediante el modelo IPSL-CM6A-LR”, dicen en el trabajo, y lo contamos aquí para cualquiera que quiera chequear esos escenarios. A su vez, “se consideraron todos los escenarios de trayectoria socioeconómica compartida [SSE en inglés] disponibles para cuatro períodos diferentes: 2021-2040, 2041-2060, 2061-2081 y 2081-2100”, pero en concreto en el trabajo se analizaron dos períodos: 2021-2040 y 2081-2100. Esos cuatro escenarios se denominan SSP-1 26 (un escenario optimista en el que se logran reducir las emisiones de gases de efecto invernadero), SSP-2 4.5 y SSP-3 6.0, que son escenarios intermedios, y SSP-5 8.5, el escenario más pesimista.

¿Qué pasó de cara a lo que nos espera en el futuro cercano? “El cambio climático durante el primer período estudiado (2021-2040) ya muestra cambios significativos en la zonificación climática de la yerba mate para todos los escenarios”, reportan en el artículo. Veamos qué pasó en las zonas más favorables hoy para la yerba, el sur de Brasil y Uruguay.

El sur de Brasil, entre 2021 y 2040, pasó de tener hoy 96,75% de su superficie favorable para la yerba mate a bajar a 92% en el escenario más optimista y a 91,1% en el más pesimista. Uruguay, por su parte, pasará de tener hoy 81,17% de su superficie favorable para la yerba mate a subir a 90% en el escenario más optimista de cambio climático y a 91,2% en el más pesimista. Es decir, de aquí a 2040 más porción de Uruguay se vuelve favorable a la yerba mate.

En este mismo lapso, Paraguay deja de tener zonas favorables -el 20,12% de su territorio sur deja de serlo- mientras que Argentina pasa a tener una pequeña fracción favorable a su cultivo (pasa de 0% de su territorio favorable a cerca de 3%).

Escenarios futuros para la yerba mate: 2081-2100

Como era de esperar, el cambio climático produce más afectaciones cuanto más nos adentramos en el futuro. “La zonificación de la yerba mate para escenarios de cambio climático de 2081-2100 reveló una reducción significativa en áreas favorables con relación al escenario actual”, reportan entonces. Veamos qué pasó en las zonas que aún eran las más favorables para la yerba hasta 2050, el sur de Brasil y Uruguay.

El sur de Brasil, entre 2081 y 2100, pasa de tener 92% de su superficie favorable para la yerba mate en 2040 a bajar a 89% en el escenario más optimista y a un catastrófico 13,9% en el más pesimista. Uruguay, por su parte, pasa de tener en 2040 90% de su superficie favorable para la yerba mate a subir a 93,6% en el escenario más optimista de cambio climático para 2081-2100. Sin embargo, el futuro no está asegurado: en el escenario más catastrófico, la zona favorable para la yerba mate cae a apenas 47,4% de nuestro territorio. Aun en ese escenario desgraciado, como puede verse en el mapa, Uruguay queda comprendido entre las únicas zonas donde la yerba mate crecerá favorablemente (más que nada al sur del río Negro de nuestro país, una pequeña parte de la provincia de Buenos Aires y una porción diminuta de Río Grande del Sur y Santa Catalina).

Sin embargo, en el trabajo nos llaman a ser precavidos: “La reducción de las áreas favorables para la yerba mate es mucho más significativa que el aumento de las mismas, especialmente en el escenario más pesimista”. Por tanto, señalan que “esta situación es preocupante y requiere medidas urgentes para evitar los posibles escenarios de cambio climático proyectados”.

¿Nos preparamos para el futuro o dejamos de tomar mate?

Para cerrar su trabajo, los autores señalan que sus resultados “sugieren que el cambio climático, si no se mitiga, podría tener efectos significativos en la producción de yerba mate, con impactos potencialmente severos en ciudades que actualmente son menos productivas”. También dicen que son importantes “las estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático para la industria de la yerba mate”.

Pensando desde lo local, hoy, si bien la gran parte de nuestro territorio es favorable para el cultivo de Ilex paraguayensis, importamos casi toda la yerba que consumimos. En el futuro, si el cambio climático sigue por el camino en el que venimos, las áreas favorables para su cultivo en Brasil y Paraguay se reducirán. Los peores escenarios hacia 2100 encuentran una diminuta parte de la región apta para la yerba, entre ella, todo el sur del río Negro de nuestro país. Para entonces, o bien tenemos nuestra propia yerba cultivada aquí, o bien dejamos de tomar mate, o bien no tendremos de dónde importar la yerba que tanto asociamos a nuestra identidad.

Artículo: Climatic zoning of yerba mate and climate change projections: a CMIP6 approach
Publicación: International Journal of Biometeorology (2023)
Autores: Guilherme Botega, Lucas de Oliveira, Pedro Lorençone, João Lorençone, Rafael de Lima y Glauco de Souza.

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