Y si llueve, porque llueve
El arte de quejarse (editorial Planeta, 2022) es el ensayo más reciente de Liria Ortiz, una psicóloga uruguaya radicada en Suecia, que propone pasar de ese comportamiento repetitivo, vinculado a un sentimiento de impotencia, a la acción. Ortiz admite que el suyo es el resultado de “un viaje que parte del fastidio” y que tomándose en serio a los gruñones y analizando lo escrito y lo observado a nivel clínico sobre las funciones de su letanía, de esa válvula de escape, fue construyendo una investigación que ahora divulga. La presentación del libro es este jueves a las 19.00 en Fundación Verde (18 de Julio 2017, esquina Pablo de María).
En las páginas iniciales esta magíster en terapia cognitiva conductual y en terapia de aceptación y compromiso plantea un cuestionario que permite discernir el grado de propensión a la queja personal, incluyendo los tan comunes lamentos por las condiciones climatológicas. Despliega luego un manual de gestión de la queja y los quejosos, comenzando por el lector y siguiendo por una estrategia para lidiar con el entorno. A la vez, advierte cómo en casos no tan inusuales, la presencia de este tipo de figuras conlleva cierto nivel de insalubridad en el entorno laboral o puede hacer sentir “como un tacho de basura” al familiar o vecino de quien interactúa en ese código. Ortiz habla del riesgo del estancamiento aunque también sostiene que sería contraproducente prohibir o desestimar la queja: “El aglutinante de la queja es la insatisfacción y puede convertirse de forma rápida y fácil en una jerga que se propaga. Si descartas de manera sistemática la queja como si fuera simplemente un elemento molesto, lo más probable es que pierdas información importante de los problemas y dificultades del área de trabajo, y tú mismo te arriesgues a contribuir a que esta conducta perdure”, ejemplifica.
Paso seguido, Ortiz concede el valor que tiene esta actitud en distintas situaciones, que por ejemplo tiende a unir a las personas por una misma causa, pero apunta a distinguir cuando se trata de un comportamiento facilista, de una trampa que sustituye abordajes más constructivos: la búsqueda de soluciones. “Quejarse es no asumir la responsabilidad. Si se transmite una crítica y se plantean exigencias, se arriesga algo; al quejarse se busca una salida de ello”, dice.
Algunas herramientas que Ortiz grafica en diagramas o esquemas para sobrellevarla: hacerse cargo del estrés, mantener vigilados los sistemas de motivación primarios, practicar el sentido del humor y ser comprensivo, incluso con quien se queja.
Talleres para la igualdad de género
El Concejo Vecinal Zona 2 invita a participar del ciclo de talleres gratuitos “Convivencia igualitaria: masculinidades”, a cargo de Elisa Delgado y Francisco Elicagaray, del Centro de Estudios sobre Masculinidades y Género. Esta capacitación busca promover la igualdad de género a través de la construcción de nuevos modelos de masculinidad en los que niños, adolescentes y hombres adultos mejoren y potencien sus vínculos consigo mismos y con otras personas. Con ese propósito, durante los talleres, abordarán temas como la igualdad de género, la cooperación vecinal y la corresponsabilidad doméstica y parental, entre otros.
Consta de dos encuentros previstos para los viernes 28 de octubre y 4 de noviembre a las 18.30 en la Casa de la Cultura Afrouruguaya (Isla de Flores 1645, esquina Minas). La actividad es gratuita y abierta a todo público, con inscripción previa a través del siguiente formulario en línea: ladiaria.com.uy/Ulb.