Con lo que pudo meter en dos valijas, la afamada diseñadora española Ágatha Ruiz de la Prada llegó ayer a Montevideo para anunciar, junto al intendente de Colonia, Carlos Moreira, y al ministro de Turismo, Tabaré Viera, el desfile que tendrá lugar la noche del sábado en Colonia del Sacramento. La pasarela estará ubicada frente al Real de San Carlos, reinaugurado recientemente como centro de espectáculos, y acompañarán a la principal invitada los zapatos de Carolina de Cunto y los trajes de la argentina Patricia Profumo.
Ruiz de la Prada recordó su largo vínculo con Uruguay, desde que vino por primera vez a fines de los años 1990, convocada por una marca de vodka, hasta que diseñó, por encargo de Julio Bocca, el vestuario de La bella durmiente para el Ballet Nacional del Sodre, en 2018.
Recalcó que en este momento lo más importante de su viaje es “la vuelta a la vida” luego de una drástica bajada en el ritmo de trabajo a causa de la pandemia. “Madrid no paró nunca, eh, pero de repente en 2020 hice tres desfiles, y donde metía 600 personas, metí 30, uno en cada fila”, explicó la aristócrata. Ruiz de la Prada dijo que en los años previos había organizado más de 70 desfiles anuales en distintas partes del mundo.
Suele supervisar personalmente sus envíos, contó la empresaria, de lo contrario “queda fatal”, y cuando no puede hacerlo, sus hijos se encargan. El mes pasado estuvo en México y ahora aquí, convencida de que la paleta estridente y lúdica que caracteriza sus colecciones no debe cambiar: “Creo que hay que dar gracias de estar vivos y más que nunca mostrar la alegría. He estado en la feria de Sevilla hace poco, y esos sí que estaban desesperados, porque los andaluces con dos años sin feria se vuelven locos”. También se definió como una habitué de Uruguay, donde solía tener una habitación reservada en el hotel Cottage y en una ocasión conoció al expresidente José Mujica.
“María Inés Rodríguez quería que me trajera 60 trajes, pero comprenderás que he traído lo que he podido. Es la primera vez que vengo sola”, dijo a la diaria acerca de sus escultóricos diseños. “Me acuerdo de ese primer viaje que hicimos con Absolut Vodka: los trajes eran muy complicados, había un equipo de producción, pero esto está cambiando y me he venido sola con las dos maletas para el desfile. La selección fue lo que me cupiera, porque es que hay trajes míos que ocupan maleta y media. Hemos intentado hacer un desfile más ponible, porque los otros trajes son muy delicados. Tengo una fundación, hacemos exposiciones y tal, aún no he hecho ninguna ni en Buenos Aires ni en Montevideo, pero en una época me dio la locura de hacer exposiciones históricas, hasta que ya dije ‘voy a acabar en el psiquiátrico’. En muchos países, para empezar, en Nueva York, en París, siempre hay exposiciones en los museos, pero cuando no hay costumbre y tú intentas hacerlo, a lo mejor es una equivocación. Hice la última en República Dominicana, y te das cuenta de que es un poco absurdo, porque ni los conocen. Entonces, yo ya estaba entrando en un proceso demencial de obsesionarme con las exposiciones artísticas, que es un trabajo morrocotudo”.
A propósito de vestidos icónicos y piezas de museo, Ruiz de la Prada opinó sobre el polémico uso de un vestido de Marilyn Monroe en la última Met Gala: “Acabo de ver una película en el avión, buenísima, que se llama Marry Me, y es un poco sobre la influencia de las Kardashian, que yo soy fanática de ellas, porque encuentro que son tan creativas. Son una obra de arte: cómo han usado los trajes de Balenciaga, y la idea de ponerte un traje histórico que ha llevado Marilyn Monroe pues es una idea fabulosa. Puede ser que el resultado no fuera todo lo fabuloso que hubiéramos esperado, pero conceptualmente está muy bien, y creo que Kim Kardashian es más inteligente que Marilyn”.