Martín Balmori, Santiago Zunini y Diego García da Rosa buscan impulsar la movilidad activa en Montevideo mediante una red de parkings seguros para bicicletas y otros vehículos de desplazamiento personal como monopatines, rollers, skates y bicicletas asistidas. Su proyecto se llama BiBox y fue presentado y aprobado en diciembre del año pasado por la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE) y la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) para la etapa de Validación de Idea de Negocio.
Su idea consiste en “acompañar el crecimiento del uso de las bicicletas con soluciones concretas: boxes seguros, cómodos y conectados para que cada vez más personas puedan elegir” estos medios de transporte de forma diaria. “Estamos en pleno desarrollo del prototipo físico, que será puesto a disposición para que los usuarios puedan interactuar y experimentar su uso, en principio en la zona del Centro de Montevideo”, anticipan. Con unos fondos de aproximadamente 200.000 pesos, pronto terminarán de construir su locker y comenzarán a testearlo.
En paralelo, están llevando adelante una campaña de expectativa para conectar con potenciales usuarios y conocer sus necesidades reales, así como un sondeo de los hábitos y necesidades de quienes eligen la bicicleta o que evaluarían adoptarla en caso de contar con sitios donde dejarla a resguardo. “Entendemos que a veces para pequeñas distancias la bici puede ser muy recomendable y para otras no”, dicen. “Entonces, se trata de atender ambos públicos: la gente que ya lo tiene más incorporado y, por otro lado, también captar a esa persona que hoy en día no lo está haciendo porque no tiene tan aceptado dónde poder dejar tranquila su bicicleta o monopatín”.
Comenzar a andar
La inquietud surgió de tres arquitectos, socios y amigos que, sobre todo en la pospandemia, comenzaron a observar que en su estudio eran varias las personas que se pasaron a la bicicleta. El asunto fue que a medida que crecían los empleados ciclistas, se saturaban los espacios públicos donde dejarlas. “Lo que empezamos a notar fue que a nivel de gobierno departamental se estaba impulsando mucho la movilidad activa, pero que no había un apoyo privado, en paralelo, con otro tipo de iniciativa para este tipo de movilidad”, dice Balmori.
En sintonía con su compañero, García señala: “Se mejoró bastante la infraestructura para el traslado en bicicleta, o sea, la ciclovía de 18 de Julio y de la rambla, las bicisendas, se hicieron varias obras, pero en lo que refiere al lugar donde dejar la bicicleta todavía veíamos un debe. Si bien la intendencia tiene lo que llama parkings seguros, son a cielo abierto y son poco densos, por así decirlo. Una de las dudas que teníamos cuando arrancamos con el proyecto era sobre qué seguridad le generaba al usuario ese tipo de estacionamiento”. Alude a qué modelo de cadena o candado utilizar y dónde y cómo colocarlos, por ejemplo, para que nadie robe las ruedas, el asiento o, en caso de que sea un modelo eléctrico, la batería. “Dejar una bici en un espacio público a veces es un poco complejo hoy en día”, señalan.
“También se cruzaba con esta otra información de que a veces queríamos hacer trayectos cortos, de tener que moverte en pocas cuadras en el Centro, por ejemplo, no solamente trasladarte al trabajo, sino a veces tener que ir hasta la feria de Tristán Narvaja, hacer compras el fin de semana o tener que ir a terapia, y que siempre estábamos pidiendo para poder dejar la bici adentro, porque no era tan sencillo”, explican.
De allí que pensaron en una red de estacionamientos para bicicletas que incluyera la generación de compartimientos cerrados donde colocar incluso el casco y otros objetos personales, y así “no tener que preocuparse por si la dejo a la intemperie, me roban la rueda o me la vandalizan”.
Que justamente uno de los socios estuviera terminando un curso de diseño de programación terminó de redondear la idea para una aplicación para parkings. En grandes líneas, cuando lleguen a esa fase del proyecto, apuntarán a que la app ofrezca no sólo los lugares de estacionamiento mapeados de la ciudad, sino las vacantes disponibles en ese momento y lugar específicos, de modo que el usuario pueda planificar salir o no con su rodado.
Los emprendedores observaron, por ejemplo, que en Europa este tipo de acceso a estacionamientos está más asociado a la movilidad intermodal, “o sea, entre los lugares donde llegás a la ciudad y te vas en ómnibus o al revés, si vas a trabajar llegás a la estación de tren, dejás la bici y te vas al trabajo”. Sin embargo, apuntan: “En realidad lo que nosotros planteamos es un poco diferente, porque allá está pensado más en puntos clave de la ciudad. Sacando conclusiones, lo adaptamos al medio local pensando que actualmente acá no existe una red de bicicletas públicas, entonces tendríamos que llegar a una red más densa donde la gente pudiera hacer los trayectos que haría en bicicleta pública, pero en su bicicleta privada, por así decir”.
En el caso de Movete, el sistema de préstamo de bicicletas que abarcaba Ciudad Vieja, conversando con colectivos de ciclistas, comprendieron que se implementó en un momento en que todavía las bicisendas estaban muy acotadas a algunas zonas.
Mientras analizaba alternativas, el equipo de BiBox descubrió que “hay una normativa para los parkings que existen: un porcentaje del área de estacionamiento para autos se lo tienen que destinar a las bicis”. Es un tema escasamente promocionado. De allí que durante las charlas y el testeo de mercado se propusieron un objetivo inicial: “De momento estamos manejando poder instalar nuestro dispositivo en distintos parkings en el Centro”. Junto con esos sectores, manejan además la posibilidad de implantar sus lockers en locales comerciales, lo que, si bien en esta fase experimental no daría ganancias, generaría un movimiento extra de público para esos comercios.
El primer prototipo, por una cuestión de dimensiones, va a permitir colocar una única bicicleta. “Ese mismo locker también se modula y puede tener puerta de ambos lados, por lo que ese mismo espacio serviría para alojar dos. Eso también va a depender un poco de qué posibilidades tenemos en cada lugar para poder instalar ese locker. Se va a manejar con una cerradura digital electrónica, donde mediante un código QR uno puede acceder, abrirlo y luego cerrar”, explican.
Aspiran a que eventualmente este servicio pueda avanzar hasta ser automatizado y autónomo: “El objetivo es que uno tenga una suscripción y con eso tenga el acceso a toda la red. Uno necesita ir a tal punto, se va a fijar qué lockers hay en esa zona o cerca para poder ir y dejarla, y te va a indicar si está libre”.