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46 palabras (sin incluir paratextos, en la traducción de Manuel Soriano) y una veintena de ilustraciones naïf y expresivas (los ojos y la mirada de los personajes merecen un capítulo aparte), llenas de un no sé qué que podría definirse como “infantil”, en el sentido de “a la manera en que hacen los niños”, le fueron más que suficientes a la autora paulista Janaína Tokitaka para plantarse de forma contundente y –aunque parezca contradictorio– sutil frente a un tema peliagudo: el de la asignación de roles según el género. Me arriesgo a atribuir esa facilidad de decir, precisamente, a la búsqueda que permitió a la autora acercarse a una mirada de niño, en la que el juego, la fantasía y la poesía son el motor y la clave ante cada situación que se presenta. Dos conejos, niño y niña, ya en la tapa preguntan (cuestionan): “¿Puedo?”, y en cada doble página desmontan dificultades que los encasillan en un rol, para poder jugar juntos y, en definitiva, ser libres (una libertad que llega a su máxima expresión en el vuelo y en la posibilidad de saltar una montaña, con los ojos cerrados, como en los sueños) y que niño y niña se mezclen, se entreveren. En un guiño bíblico, al comienzo hay una manzana; también hay nubarrones cuando interviene el adulto que intenta rectificar el comportamiento de ellos. Pero la libertad gana con el intercambio y el dejarse llevar, en un movimiento que parte de, literalmente, ponerse en los zapatos del otro. Un libro bellísimo y necesario para hablar más allá del peso de las palabras.

¿Puedo?, de Janaína Tokitaka. Topito Ediciones, 2017.

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