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Entretenimiento en todas sus dimensiones: “Spider-Man: un nuevo universo”

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Corría el año 1998 y la editorial Marvel estaba saliendo de la bancarrota. Como forma de hacer unos pesitos, negociaba la venta de los derechos cinematográficos de sus personajes. Cuenta la historia (esto no es ninguna leyenda), que le ofreció a Sony Pictures la totalidad de sus personajes, que incluía a los X-Men, los 4 Fantásticos y todos los Vengadores, por 25 millones de dólares.

“A nadie le importa una mierda el resto de los personajes de Marvel”, dijo uno de los popes del estudio al ejecutivo encargado de la negociación. “Volvé y negociá solamente por Spider-Man”. Los derechos de Peter Parker y sus personajes asociados le costaron a Sony diez millones de dólares más un porcentaje de las ganancias futuras.

Es imposible imaginar lo que habría sido la evolución del cine de superhéroes si hubieran puesto algún dólar más arriba de la mesa. Sí es posible imaginar lo que sintió aquel pope cuando el Universo Cinematográfico Marvel se convirtió en la franquicia más taquillera de todos los tiempos, con más de 17.000 millones de dólares recaudados hasta el momento.

El sorprendente Hombre Araña...

Los primeros años fueron de gloria: entre 2002 y 2007 reinó en la taquilla con tres películas dirigidas por Sam Raimi y protagonizadas por Tobey Maguire, que demostraron que, hasta ese momento, el Hombre Araña era el único que podía pelear en popularidad con Superman y Batman. La segunda entrega sigue siendo considerada una de las mejores exponentes del género. Sin embargo, la mala recepción de Spider-Man 3 y la intromisión del estudio en los planes de Raimi terminaron con los planes de cuartas y quintas partes.

Pero por más que Peter Parker se convirtiera en un emo canchero y bailara por las calles de Nueva York, seguía siendo una máquina de imprimir dinero. Por esto (y porque algunos derechos se pierden si no se utilizan), en 2012 y 2014 el arácnido regresó al cine de la mano de Marc Webb y del rostro de Andrew Garfield. La parte humana del personaje estaba mejor desarrollada y los efectos especiales habían mejorado, pero la saga nunca encontró un rumbo y los espectadores no acompañaron. Otras dos secuelas en preproducción fueron canceladas.

... y sus increíbles amigos

Para entonces ya había ocho películas de Marvel Studios y la crítica comenzaba a alinearse bajo la consigna de que por ahí estaba la forma correcta de hacer cine de superhéroes. Lerdos y perezosos, pero no tan tercos, desde Sony optaron por aprender la lección y trabajar en conjunto con ellos: un nuevo Spider-Man aparecería en Captain America: Civil War, y eso sería la publicidad perfecta para una nueva película en solitario. El plan funcionó a la perfección y Spider-Man: de regreso a casa tuvo una buena historia, y (lo más importante) el sellito de Marvel Studios. Y a Iron Man, no nos olvidemos de Iron Man.

Parecía que la única forma de hacer las cosas bien era con ayuda. Aun así, Sony anunció la salida de películas protagonizadas por personajes secundarios del Spiderverso. Los tildaron de locos. Los primeros tráilers de Venom no hacían más que confirmar el diagnóstico. Se estrenó el filme y los primeros comentarios fueron funestos. Y contra todo pronóstico, la película recaudó 855 millones de dólares en todo el mundo.

Si por entonces (hace un par de meses, nada más) parecía que Sony volvía a respirar y poco se hablaba de la posibilidad de devolver los derechos, el estreno de Spider-Man: un nuevo universo pulverizó esa idea por completo. Sin convertirse en un megaéxito de taquilla, logró el consenso de ser considerada una de las mejores películas animadas de los últimos tiempos.

¿No estarás exagerando?

Ni un poco. Para empezar, se aleja de la animación hegemónica de Pixar (y todos sus Salieris), que en los últimos 20 años nos había acostumbrado a que los personajes digitales se vieran y movieran más o menos de la misma forma. Not that there’s anything wrong with that.

Sony Pictures Animation intentó imprimir a la acción todo el color y el movimiento que suele estar asociado a las historietas de superhéroes, y, salvo un par de decisiones estéticas (el uso de los recuadros de texto, un extraño efecto 3D que hace que uno dude de si olvidó ponerse los anteojos polarizados), logró el marco perfecto para el disfrute de esta aventura, a la vez que levantó la vara para quienes vengan a continuación.

El único riesgo era que el guion no estuviera a la altura de las circunstancias, y fuera otra película de la que nos enamorásemos “a primer tráiler” y resultara un plomo estar frente a ella una hora y media. Pero Phil Lord (Lluvia de hamburguesas, La gran aventura Lego) y Rodney Rothman (22 Jump Street) revolvieron en la mitología superheroica y encontraron la forma perfecta de que el mundo no-comiquero conociera a Miles Morales... el Hombre Araña.

Creado en 2011 por Brian Michael Bendis y Sara Pichelli, este joven de ascendencia afrolatina debutó en una serie de cómics de Marvel alejada de la continuidad oficial en la que Peter Parker mordía el polvo y era necesario encontrar un reemplazo. Estados Unidos estaba gobernado por Barack Obama y muchos creían que la siguiente película del personaje podría estar protagonizada por un actor negro, ya que parte de la magia es que cualquier niño puede imaginarse debajo de la máscara. No fue así, pero el noveno arte dio un importante primer paso.

El mismo poder, la misma responsabilidad

El espectador de cine promedio no está acostumbrado a que sus superhéroes sean sustituidos por otros, algo que en las historietas sucede desde hace más de 60 años (después de décadas de publicación, hasta el comisionado Gordon tuvo una suplencia como Batman, dentro de un traje robótico). La “transición” debía darse de la manera más orgánica posible, y ello se logró dejando que el personaje ganara sus poderes, su nombre y (con suerte) el cariño del público.

Una serie de chanchullos bien comiqueros relacionados con portales dimensionales hacen que Miles, todavía sin saber cómo saltar de una azotea a otra, tenga que asociarse a Hombre(s) Araña(s) de otras realidades, para así salvarlas a todas. El grupo variopinto incluye a un Peter Parker entrado en años y en kilos, una versión porcina antropomorfa (¿Puerco Araña?), un robot araña de animé copilotado por una adolescente japonesa, una mujer araña y un Spider-Man noir, literalmente en blanco y negro. Estén atentos, porque cada personaje tiene movimientos muy distintos.

La relación de Peter como mentor forzoso del debutante Miles será la que guíe la historia, que tiene un villanazo “más grande que la vida”, como dirían los yanquis, y varios esbirros para que en las peleas hasta el chancho tenga algo que hacer. La acción irá en aumento, y el joven Morales deberá aprender la famosa lección del tío Ben para ser fundamental en la victoria de los buenos. Vamos, es una película de superhéroes, ¿qué esperaban?

Como de costumbre, si pueden verla en su idioma original disfrutarán de varias actuaciones destacadas, que incluyen a Nicolas Cage en un gran nivel y el obligatorio (hasta ahora) cameo de Stan Lee. Y tiene una de las escenas poscréditos más graciosas para los amantes de los memes. Críptico.

Con una historia que aprovecha el multiverso tanto en lo dramático como en lo visual, personajes bien construidos y diversión en cada uno de los coloridos cuadros, Spider-Man: un nuevo universo merece ser vista en el cine, para luego ser vista varias veces más en donde a uno le plazca.

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