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Fabián Fata Delgado

Foto: Alessandro Maradei

Antes de ir al baile: Fata Delgado se presenta este sábado en el festival Montevideo Tropical

8 minutos de lectura
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Muestra el celular. Tiene como 15 mensajes de Whatsapp sin responder. Fabián El Fata Delgado vive de allá para acá y de acá para más allá, grabando y tocando. En su abultada agenda hay una marca importante: hoy a las 20.00, en el Antel Arena, tendrá lugar Montevideo Tropical, un evento organizado por la Intendencia de Montevideo (IM) en el marco de los Festivales por la Convivencia.

El Fata es uno de los coordinadores de la producción, pero también, claro está, participará con su grupo, Los Fatales, que harán de las suyas junto a Damián Lescano, Bola 8, Carlos Goberna Jr & La Decana, Majo y La del 13, y Karibe con K, entre otros artistas del género. El Fata sigue con su celular. Ve uno de los 15 mensajes. Escribe que le den media hora para contestar, el tiempo que le llevará la entrevista con la diaria.

¿Que la IM organice un festival de música tropical en el Antel Arena es la última prueba de que el género está legitimado?

Esta es la tercera edición de Montevideo Tropical. Todo empezó en 2017, porque eran los 30 años de Montevideo Rock, y como el original fue en la Rural del Prado, se hizo ahí. Como la infraestructura era grande y quedaba armada, la IM decidió hacer los Festivales por la Convivencia. Entonces me convocaron a mí y al Bocha [Carlos] Pintos [de Bola 8] para trabajar en la producción, como idóneos del rubro, y este año se agregó a Charlie Sacco, que trabaja en Aire FM, con uno de los programas más escuchados. Somos un equipo de gente, con la productora Achicken y toda la parte de cultura y comunicación de la IM. Este año se decidió que el evento crezca un poco más, y se buscó el Antel Arena, que es difícil de conseguir porque es un lugar que hay que pedir con mucha anticipación. A todos los que trabajamos en esto hace tantos años nos deja contentos que se sigan abriendo puertas y que no haya tanto tabú, eso que siempre hubo, que es real, porque la música tropical va por un lado y el rock, el tango y el folclore van por otro. Pero la música tropical es un género que tiene muchos adeptos y que se merece estar tanto en la Rural del Prado como en el Antel Arena.

¿Sentiste algún tipo de tabú a lo largo de tu carrera?

En otras épocas sí, pero uno no se fija en los que no les gustás. Como trabajo para el público que me llama y me contrata, en lugares a los que fui en varias épocas, como bailes, boliches o fiestas, es evidente que si te llaman es porque les gusta, pero lo que más costó fue cuando solicitamos el teatro Solís. Eso fue un mojón en mi carrera personal, porque no podía creer que tuviera que pedir una sala un año y medio antes. En mis 30 años [de carrera] fue lo que más me costó, y me pareció que en el medio había algo más allá… Tuve en cuenta el requisito y lo que significa el teatro Solís históricamente, y el compromiso, porque no es tocar por tocar. Al final, después de todo [el concierto del Solís fue en mayo de 2018] no voy a decir que me dieron la razón porque suena medio arrogante, pero después de que el espectáculo terminó me felicitaron por la manera de trabajar.

Foto: Alessandro Maradei

Fue aquella vez que se armó revuelo y Daniel Martínez, en ese momento intendente de Montevideo, te escribió por Twitter. ¿Cómo quedó la cosa con él?

Bien. Yo estoy hace 32 años en la vuelta y conozco a mucha gente de la política, del deporte, de todo. Hice el lanzamiento de un disco en 2009 y él fue, y ni los compañeros de asado íbamos a soñar que iba a llegar a ser intendente. Cuando en ese momento me contestó, yo tenía confianza como para que me diga qué pasó. Para que me vean enojado a mí, que por lo general siempre estoy tratando de estar de buen humor... No era una cosa para chocar, sino que nomás estaba solicitando algo que me parecía que lo merecíamos, y la música tropical también.

Ya que hablamos de Martínez: ¿políticamente, cómo estás?

En estas elecciones lo acompañé. Con la política es difícil, porque divide mucho. Todos tenemos diferentes maneras de pensar y siempre que hay política en el medio hay discusión, en un bar, en un asado o en un cumpleaños; es como el fútbol, nunca estás de acuerdo. Y parece que no se resaltara tanto lo que es realmente la democracia cuando una persona de repente se identifica con un partido político y la aíslan de otras partes. Yo no me involucro mucho con la política, sí como ciudadano; los escucho, los escuché a todos. El país de las maravillas no existe, gane quien gane la elección. Lo hablo como ciudadano, no como Fata Delgado, porque soy una persona pública y considero que no me debo involucrar. Yo trabajo en siete u ocho lados por semana, y cuando voy a trabajar no sé de qué partido son, o si son de Nacional o de Peñarol.

No participaste en la reunión de artistas que apoyan a Martínez, hace pocos días, que tuvo lugar en La Huella de Seregni.

No, no estaba en Uruguay, pero él ya sabe, porque hablo siempre con él, en persona y por teléfono, que a mí no me gusta identificarme tanto con la política. No creo que mi imagen tenga una incidencia política en alguna persona, lo mío es la música. Obvio que si veo que si gana Daniel Martínez no se toca más porque se van a cerrar todos los bailes, me metería de otra manera. Pero a la cultura del carnaval, de lo tropical y de la música en general los gobiernos del Frente Amplio le dieron más trabajo que nunca. Estuvimos en muchos festivales en todos lados. Hubo una apertura mayor. Ojo, no digo que la IM me dio trabajo a mí, sino a la cultura y la música en general, desde los Festivales de la Convivencia y de antes también. Hay muchas actividades que precisan murgas, comparsas, etcétera.

¿Te pasó que por identificarte con Martínez alguien dejara de llamarte para tocar en una fiesta?

No, jamás. Reconozco que soy una figura pública y que trabajo para todo el público, porque lo que yo vendo es una música alegre, para divertirse; si yo cantara música de protesta la gente diría: “Es obvio, por lo que canta, que es de izquierda”. Nunca voy a tocar a los actos políticos. Me han llamado en otros años, pero no me llaman más porque ya saben que no voy. No me gusta identificarme con la política.

Tu último disco, Otra calle (2016), fue editado a nombre de El Fata y Los Fatales. ¿Superaste a Los Fatales? ¿Por qué ese juego de palabras?

Es un refresco de la marca, porque en Uruguay se sabe que El Fata es de Los Fatales. El grupo tuvo un boom muy grande, pero en 2000, 2001, y cuando querés refrescar una marca tenés que trabajarla. Cuando hay que hacer una nota fuera del país casi siempre va el cantante, entonces, hice un logo nuevo y le puse El Fata y Los Fatales, pensando para afuera, no para acá. Así les soy mucho más barato a los productores para hacer una gira de prensa. Siempre me manejé solo en esto de la producción, y ya era el momento de que la carta de presentación fuera mi propio apodo.

Hay una especie de teoría según la cual el rock uruguayo explotó luego de la crisis de 2002 porque mucha gente, sobre todo la juventud, buscaba algo más que sólo divertirse, como le proponía la camada de música tropical de ustedes, que tuvo su auge justamente un par de años antes de la crisis. ¿Analizaste eso alguna vez?

Creo que los ciclos de la música no están emparentados con la política, por lo menos los de mi generación. La crisis económica la sufrimos todos, de todos los géneros, y costó recuperarse y reinventarse, pero de 2006 en adelante entramos a recuperar la misma cantidad de trabajo que teníamos. Lo que pasa es que en la música no dependemos sólo de cómo está el país políticamente, porque en el caso de Los Fatales va mucho también en cómo se maneje algún hit: capaz que pegás una canción y en la época de más crisis igual te llaman para contratarte. A nosotros nos agarró bastante. Veníamos de reinventarnos, de sacar un disco nuevo, y se trancó un poco todo. En 2003 y 2004 costó. Empezamos a levantar en 2005, y se acomodó un poco la cosa.

Foto: Alessandro Maradei

Te requieren mucho para tocar en fiestas. ¿Por qué pensás que se da eso?

Los Fatales han marcado a varias generaciones. Hay personas que tienen 15 años y les gusta “Bicho, bicho” de cuando eran niños. Hay quienes hoy tienen 35 años, se casan y vivieron la época de Los Fatales en las matinés o en las discotecas, en 2000. En un día me pasan diferentes situaciones, de ir a un cumple de uno, de 15 y de 70. Hay un espectro grande de público que se ganó con los años, por no haber parado nunca, bajo ninguna circunstancia, de menos trabajo o de más; el grupo nunca se desarmó.

¿Cómo te llevabas en esa época con el mote de “pop latino”?

Nunca estuve de acuerdo con eso, porque en realidad ese rótulo lo pusieron los argentinos. Los Fatales, que fue el grupo que abrió el camino en Argentina, en 1999 no era considerado de música tropical según su oído, porque pensaban en Ráfaga o en La Nueva Luna, entonces decían eso en las notas, porque si no la gente se iba a creer que era un grupo de bailanta, de cumbia argentina, y querían hacer una diferencia. Fue la discográfica la que propuso eso, y se trasladó acá porque la televisión argentina que se ve en Uruguay es masiva. Entonces, en las publicidades de los boliches a los que íbamos empezaron a decir “pop latino”, y encima apareció Chocolate con “Mayonesa”, Los Nietos [del Futuro], Monterrojo, La Autentika, y ta, vamos... pero somos música tropical. Capaz que Los Fatales, como tiene fusión de música brasilera y candombe, como que no… Pero, de hecho, fue eso lo que abrió el camino en Argentina.

¿Vos veías una diferencia entre Los Fatales y los otros grupos?

Por lo que siempre bregamos fue por tocar en vivo, nunca ir a tocar con una pista ni nada de eso. Siempre cuesta mucho mantener un grupo de gente, porque a veces alguno se va, hay que buscar otro y ensayar de vuelta. Y siempre procuré tratar de cobrar bien, para poder tener músicos buenos, que de repente cobran más que otros, pero así se mantiene una banda con tocadores del palo, que tienen oficio.

Parece que fue ayer, pero ya hace como cinco años que saltó la cumbia cheta, que parecía que se comía todo. ¿En ese momento pensaste que se te venía la noche?

No. Yo había estado en un programa de Luis Carballo, hace como cuatro años, cuando pasó todo ese boom, y le dije: “Esto dura dos o tres años, hasta que los cantantes se separen”. Todo lo que pasó... Una lástima que no lo guardó. No es que vea el futuro, sino que fue lo que me pasó en 2000, que Los Fatales explotaron como una novedad de “pop latino” en Argentina y también [Marcelo] Tinelli y todo, pero con el tiempo se aburren de escuchar las mismas canciones, y si no sos un poco estratega para mantenerte llega un momento en que uno se dedica a una cosa y otro a otra. Nosotros no tuvimos la suerte de ser de la generación de Instagram y Youtube, porque es una difusión mucho más masiva e instantánea; lo nuestro era puerta por puerta, desde Karibe con K. Estuve cinco años en Karibe con K, y siempre con los casetes para todos lados.

¿Te ponés a escuchar a la Karibe hoy?

A veces, en los asados; me gusta en fin de año y Navidad. Además, escucho discos enteros, ahora que están en Spotify, y hay canciones de las que no me acuerdo ni de los coros. Son tantos temas, tantos años, y se va todo tan rápido en esto…

¿Qué te genera el paso del tiempo?

No te das cuenta porque todos los días te levantás, grabás, esto, lo otro, seguís enroscado. Yo soy un apasionado de lo que hago, no creo que me pueda dedicar a otra cosa. Peor que en 2002 no me va a ir nunca, y sin embargo zafamos. No dijimos: “Bueno, muchachos, yo me voy a trabajar de oficinista”. Siempre se trató de seguir, porque me gusta estar metido en un estudio, componer una canción y armar espectáculos

¿Extrañás ser peluquero?

Le perdí un poco la mano, pero eso es como andar en bicicleta, no te olvidás nunca.

Montevideo Tropical, hoy desde las 20.00 en el Antel Arena. Las puertas abren a las 18.00. Entrada: $ 300. Tocan Canto para Bailar, Damián Lescano, Luciana, Agus Padilla, Los Fatales, Bola 8, Miriam Britos, Carlos Goberna Jr & La Decana, Los Negroni, Majo y La del 13, Américo Young, Mariano Bermúdez, Karibe con K y DJ Luis González.

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