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Ilustración: Ramiro Alonso.

Tres colectivos teatrales presentan encuentros virtuales para renovar la teatralidad suspendida

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El primero será el viernes a las 21.00.

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El enfant terrible Rodrigo García es un dramaturgo argentino que se instaló en España a mediados de los 80 y a partir de puestas provocadoras, radicales e irreverentes impuso su marca en el off madrileño y luego en toda Europa. En su antología de teatro, en 2009, escribía: “Metidos en un libro, estos textos se sienten extraños. Ellos vivieron y ardieron en el teatro. Ahora ocupan un volumen como si de un saco de cenizas se tratara”. De modo que “el teatro es fuego”, plantean desde Uruguay tres colectivos, Kalibán Usina Teatro, Laboratorio de Práctica Teatral y Teatro para el Fin del Mundo. Y si bien “hace más de 2.500 años que el teatro es el fuego que no cesa”, en el presente es un fuego suspendido. La pandemia, consignan, “ha soplado sobre esa flama, y lo ha reducido a brasa expectante, a potencialidad de incendio en reserva, a luz encendida sobre el escenario por el último técnico”.

Por eso, los teatristas apuran sus ingenios para renovarla, y así es como estos tres colectivos decidieron encontrarse para discutir, para “volver a pensar una vez más”, y sin ser indiferentes a las problemáticas económicas y sociales que impuso la pandemia, organizaron un ciclo de siete encuentros que llamaron confrontaciones, “para posibilitar desarrollar puentes y acercamientos” entre todos los artistas escénicos del país.

Espacios de intercambio

Todo surgió a partir de la conexión y el encuentro de estos tres colectivos que piensan al teatro desde un lugar más amplio que el tradicional, contemplando la hibridación y la yuxtaposición de distintas disciplinas. “Tenemos un mismo interés en cuanto a los espacios más allá de las salas convencionales, trabajamos desde la experimentación, el teatro expandido, lo fronterizo o periférico, y entendemos la relación con el espacio y con el espectador como algo central en nuestras investigaciones”, cuentan. Desde hace varios años, Kalibán y el Laboratorio trabajan en colaboración, y han participado en la segunda y tercera edición del festival Teatro para el Fin del Mundo en Uruguay, una iniciativa que comenzó en 2012 en México, cuando este colectivo se propuso intervenir espacios abandonados o marcados por la violencia, preguntándose cuál era el papel que podía desempeñar en ellos la actividad teatral (la edición local se desarrolló, fundamentalmente, en el Cerro y La Teja).

El año pasado, los tres colectivos se nuclearon con el objetivo de gestionar un espacio de trabajo en conjunto y colaborar con el último proyecto del Laboratorio en la playa del Cerro (Hamlet. Realización escénica performativa en cinco acontecimientos), que se suspendió por la emergencia sanitaria.

Aunque la pandemia modificó su realidad, no detuvieron su trabajo. Así surgió la necesidad de encontrar un nuevo espacio de intercambio que favoreciera la reflexión sobre la situación de los artistas escénicos durante este proceso de crisis. “La idea es generar un espacio de diálogo desde la diversidad, la heterogeneidad y la diferencia en una misma situación atravesada por la pandemia global y las repercusiones que tiene en lo que hacemos y lo que pensamos sobre lo que hacemos. De ahí el nombre de confrontaciones, ya que no queremos unificar ni homogeneizar el pensamiento, sino confrontarlas con otras miradas”. Por eso, cuentan que cada confrontación se articulará en torno a tres ejes de discusión: la situación de lo escénico en la prepandemia, la crisis provocada por la pandemia y la ficcionalización de un futuro signado por estas dos cuestiones. En total serán siete confrontaciones sobre distintas temáticas que los convocan como creadores escénicos: el cuerpo, las dramaturgias, la formación, el espacio, la crítica especializada y la investigación, la producción y los espectadores.

Primera confrontación

El viernes (a las 21.00 por Zoom), la primera mesa estará dedicada a la temática del cuerpo. “Nos resultó significativo comenzar por lo que se entiende que se ha ‘sustraído’ de lo escénico, lo que se ha ‘desterritorializado’ en esta crisis”, plantean, generando en los artistas “la necesaria resistencia al olvido de la corporalidad”. Advierten que este tema es uno de los más afectados, si bien entienden que la discusión puede trascender el presente y extenderse al antes, el durante y el después. Y, sobre todo, cómo los diferentes artistas “se plantean el tema del cuerpo atravesado por estos tres ejes temporales”.

Adelantan que los invitados para esta primera participación son artistas que vienen desarrollando un importante trabajo en su ámbito específico. Así, “estos nuevos espacios de virtualidad ganados se vuelven materia de estudio planteando nuevos desafíos para nuestras prácticas presentes y futuras. En definitiva, se trata de “confrontar” las implicancias de habitar otros espacios virtuales en espera de nuevos encuentros y reencuentros, explican, “así como de analizar y resignificar las prácticas que se venían realizando”.

Lanzamiento

Este viernes las 21.00 por Zoom será el primero de los siete encuentros, y estará dedicado a la temática del cuerpo. Los participantes serán el docente y director de la compañía Alquitrán, Adrián Bornes, la diseñadora teatral y creadora escénica Érika del Pino, la artista y periodista vinculada al carnaval Tina Ferreira, el actor, músico y artista circense y teatral Luis Mussetti, la investigadora y coreógrafa Lucía Naser, la actriz de la Comedia Nacional Lucía Sommer y la docente, investigadora y practicante de Teatro del Oprimido Sabrina Speranza, quien también desarrolla teatro político en cárceles.

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