¿Cuál es la realidad de sus clubes hoy en día? ¿Cómo ha ido cambiando con los años?
Santiago López (SL): Económicamente caótica y espiritualmente divina. En mi club la paso bastante bien y económicamente estamos bastante mal. La realidad del fútbol nos lleva a eso. No tuvimos la suerte de haber ido cambiando con los años, de ser un club modelo; fuimos desafiliados tres veces, así que imaginate. Ocho años sin jugar. Es imposible estar bien.
Rodrigo Odriozola (RO): No hace mucho tiempo que estoy en Rampla, recién hace dos años, y estoy viviendo una de las mejores etapas deportivas del club. Clasificación a la [Copa] Sudamericana por primera vez en la historia, pasaje a segunda fase, viniendo de un ascenso. Deportivamente ha levantado. Hace diez años viene subiendo y bajando y busca generar esa regularidad. Económicamente la realidad es complicada, eso sin dudas. Los ingresos de la Sudamericana te permiten estabilizarte un poco pero no solucionan la situación. Hay que pelearla mes a mes, esperar los ingresos para pilotearla y a su vez pagar deudas.
Sergio Blanco (SB): La de Wanderers es un electrocardiograma, económicamente hablando. Cuando aparece alguien que gerencia o que pone la plata, pasa a ser una realidad que no es la normal. Cuando se van –creo que fue Devoto el que estuvo más años, después estuvo Meza– queda un vacío entre lo que se hizo y lo que se puede hacer, y además queda una deuda que hay que salir a afrontar. Hoy está pasando eso. En lo deportivo le ha ido mejor que en lo económico. Si vos llegás a Wanderers enseguida te das cuenta de que la parte económica está mal. La plata está ahí, en el aire. Es un electrocardiograma. A veces, como somos tan pasionales y amamos tanto al club, hay cosas complicadas que no las vemos, y hay cosas que también son complicadas pero que las vemos más, las resaltamos más.
¿Se involucran los clubes en lo que pasa en la sociedad?
SB: Wanderers está haciendo movidas. Existe la Brigada Vagabunda, que sale los martes en invierno. Hacen guisos y busecas y se sale a buscar a gente en situación de calle. En verano se trabaja con los niños de la zona, hay comedor y jornadas de integración. Algunos jugadores también participamos del tema del cáncer de mama. Hay alguien del club o gente que con el club como referencia hace esas cosas. Los jugadores están vinculados.
RO: La gente que es hincha y que rodea a Rampla ve en el club un trampolín para hacer distintas cosas sociales. No hay un vínculo con el plantel directamente, aunque internamente hablamos de muchos temas. Es un club con un potencial social que no se ha explotado del todo. Hay cultura de barrio. En Rampla hay una particularidad, que es el cambio de la antigua directiva a esta. Ha acercado un poco más a la gente; son hinchas comunes, la necesidad los llevó a ser directivos, entonces eso acerca.
SL: En la sede tenemos implantada la cultura de barrio y abordamos las problemáticas sociales que hay. Este año estamos tratando de que se involucren más la parte social y la parte deportiva. Pero el arraigo social y la pertenencia están. Yo participo de la Comisión de Cultura del club; por ejemplo el 8M se forró el monumento del tambor y la sede de color violeta, se hicieron pancartas. Y eso lo hace el club, allegados, hinchas y el barrio mismo. Cuesta que el futbolista como futbolista se involucre en cosas. Nosotros queremos que se involucren porque vemos el canal, pero capaz que hay gente que realmente no quiere, que es su laburo o es el deporte. Creo que tienen que ir de la mano, pero también puedo entender que no. Se espera mucho más porque somos visibles, pero no se le reclama tanto a otro colectivo de gente.
SB: Me pasó en Sporting Cristal que había un día organizado por el club que tenías que ir con un regalo y pasar una tarde con los pibes que la estaban pasando mal en el hospital. Era una costumbre del club. El año pasado, con el Día del Niño, lo que a mí me había enseñado ese club traté de volcarlo en Wanderers. Fuimos al [hospital] Pereira Rossell y lo disfrutamos mucho.
RO: Se me eriza la piel. Nosotros como futbolistas generamos cosas en la gente. Con apenas ir, más allá del regalo o no. En Rampla lo veo más porque el hincha de Rampla es más hincha que otros hinchas. Se arrima un niño y te pide una foto y queda contento con tan poco.
¿Qué son los ídolos?
SB: Mi ídolo fue [Enzo] Francescoli por lo que yo veía. Después fueron pasando otros. Yo quería jugar como él. Yo no estoy a esa altura, de repente sí un referente. Pero ídolo es una palabra salada. No poder verlo, no poder tocarlo, eso es parte. Al Chifle [Jorge] Barrios no lo sentía como ídolo, lo sentí más de grande, de chico no porque si lo podía tocar dejaba de ser ídolo.
RO: Son personas comunes y corrientes que generan cosas en la gente porque hacen bien lo que hacen. En diferentes profesiones. Como el fútbol es tan popular, con jugadores a nivel mundial o incluso de barrio, vos querés estar en el lugar de él. Pero no dejan de ser personas que hacen bien su trabajo.
SL: Para mí los ídolos se terminan de consagrar cuando ganan cosas. A Francescoli vos lo veías levantar la copa, lo veías que era el goleador. Eso es lo que te hace ídolo; llevarle los regalos a las manos de los gurises te va a hacer más referente y mejor persona, pero no ídolo. Después que lo ves no es más ídolo.
¿Qué otro tipo de actividades tienen más allá de ir a entrenar?
RO: Estos dos son sindicalistas… (risas). El año pasado di clases de contabilidad y ahora probablemente agarre horas. Son clases de contabilidad con personas en el encierro. Por ahora no me interesa el liceo, primero por horarios y segundo porque me gusta lo que estoy haciendo en el lugar que lo estoy haciendo. Hablamos de fútbol como con cualquier persona, pero no dejo de ser el profe de contabilidad.
SL: Yo tengo una pequeña rentadora de autos con el Bocha [Damián] Santín, trabajo en eso hace un año y medio. Terminé un curso de gestión empresarial, integro la Comisión de Cultura del club.
SB: Tenemos un local de ropa que lleva bastante tiempo. Ahora mi hijo está jugando en Wanderers, eso me hace seguir involucrado en el club. Paso mucho tiempo ahí, y el resto haciendo el curso [de entrenador]. Un día llegué muerto de cansancio a casa, empezamos a hablar, salió el tema y le pregunté a mi hijo de qué cuadro era hincha y me dijo: “De Wanderers, papá, igual que vos”. Yo nunca le inculqué nada, pero eso me llenó de orgullo. Al tiempo me pidió para ir a probarse a Wanderers; en principio no me gustó mucho la idea, pero después dije “¡Qué me importa lo que digan!”.
¿El fútbol es un deporte de hombres?
SB: Tengo un tío que jugó al fútbol y tengo noción de que mi mamá iba a verlo a todas las canchas, con fanatismo con el hermano y con el deporte. Para mí de alguna forma siempre estuvieron involucradas las mujeres.
RO: Ahora se involucran más a jugar, pero siempre estuvo el vínculo de la mujer con el fútbol. Ha cambiado la sociedad en general y se pelea por la igualdad. Creo que la igualdad es eso: que independientemente del sexo, de la raza, cada cual pueda elegir hacer lo que le gusta, sin limitantes ni beneficios. Creo en la igualdad, lucho por el respeto a la mujer. Hoy en Rampla tenemos presidenta mujer; se está alcanzando la igualdad, estamos por ese camino.
SL: El fútbol no es un deporte de hombres, pero la práctica demuestra lo contrario. Es machista por todos lados y hay que cambiarlo. No es que el fútbol sea excluyente, pero tampoco es inclusivo.
¿Qué fue Más Unidos Que Nunca (MUQN) y cuáles fueron los principales hechos?
SB: Nos dimos cuenta de la realidad de todos los equipos, nos empezamos a dar cuenta de que no es un fútbol pobre, de que los ingresos del fútbol pasan por otro lugar que no son los 1.000 que vienen a las tribunas ni las camisetas que se venden. Yo estoy muy involucrado en mi club y sabía que mi club no estaba bien, vivo la realidad. Más allá de que Wanderers paga en fecha, siempre está haciendo malabares. Hay un rubro importante también que son los contratistas; los clubes no hacen un peso, los jugadores no hacen un peso y los empresarios están todos ricos. Si está la torta y es más grande, entonces vamos a repartirla mejor. Por eso ahora lo más importante es lo que viene, los que agarren la directiva y los que estemos alrededor. La pelea es seguir involucrando a los jugadores.
RO: La formación del MUQN fue la fisura y la exclusión que tuvieron los directivos para con sus asociados. Nosotros pretendimos tomar un camino y ellos tomaron otro. Terminamos siendo la mutual sin serlo, porque ellos defendían intereses que no eran los nuestros. ¿Cómo mantenés una familia con $ 13.000? Te toca ir a estadios que realmente están buenos y te das cuenta de qué es el fútbol realmente. El dinero es un empuje, pero lo importante es saber qué queremos lograr. Involucrar al jugador, que quiera lo mejor para él y que eso sea colectivo, esa mentalidad se ha ganado con MUQN. El Tanque se quedó sin jugar y quedaron treinta tipos sin laburo. En cualquier otro gremio las actividades no siguen su curso normal. Si lo podemos prever es un paso importantísimo, pero como jugador de fútbol, si se queda un colega sin laburo de alguna manera tengo que defenderlo.
SL: Se formó por una necesidad del futbolista de no ser más oprimido. Cada uno se fue dando cuenta desde su lugar. Nos criamos sin cobrar, con agua fría. Se creó del boca a boca, de comentarlo en la cancha y en el vestuario. En un momento todos creímos que realmente se podía cambiar esto. Cuando explotó MUQN fue con la marcha, ahí nos sacamos los zapatos y nos pusimos como trabajadores. Lo más difícil hoy en día es conjugar los pensamientos de todos, ponerlos en una directiva y que MUQN siga ejerciendo desde su lugar. Yo me quedé sin equipo, sabía que me iba a quedar sin equipo, todos lo sabíamos y lo hicimos igual. Estuve toda la lucha sin equipo. Lo que logramos fue que en el vestuario se hablara de las cosas que pasaban, ahí hay una batalla que está ganada. Esto no se arregla sólo con plata, la plata te tranquiliza un rato. El objetivo está en otro lado, es tremenda movida política.
¿Cómo empatiza un jugador del Barcelona con un jugador de Albion, por ejemplo?
RO: Todos salimos de acá. Hoy [Luis] Suárez está en Barcelona, pero viviste la realidad del fútbol uruguayo. Más allá del equipo en el que estés, sabés la realidad que viven y sabés la realidad que pueden llegar a vivir.
SB: Los de la selección movieron la estantería, asumieron ese compromiso. Soy nacido y criado en La Teja; hace años que me fui de ahí, pero yo sé lo que pasa en La Teja, sé lo que están pasando mis amigos, cómo están viviendo. Pasa lo mismo con Suárez, con [Diego] Godín. Tienen compañeros que no llegaron al Atlético de Madrid y están en Wanderers.
SL: Ellos rompieron totalmente esa condición de ídolos al mandarte un mensaje de Whatsapp. Había dos luchas paralelas con un mismo objetivo. En un momento esas luchas se cruzaron. Se rompieron las barreras, los “hago la mía”.