Por la primera fecha del Torneo Intermedio, Wanderers derrotó 2-0 a Danubio en el partido disputado en Jardines del Hipódromo. Los goles del ganador fueron anotados por Alejandro Villoldo, prácticamente al cierre del primer tiempo, y por Rodrigo Chino Rivero cuando transcurrían los cinco minutos del complemento.
Fue un gran triunfo del equipo bohemio por lo que significaba tanto en los puntos como en lo anímico. Los del Prado no venían bien: no sólo que habían caído ante Racing en el debut en el Intermedio, sino que a esto se sumaban tres derrotas en las últimas tres fechas del Apertura. Para peor, en ninguno de los cuatro encuentros habían logrado convertir. Sin embargo, ayer fueron más que Danubio y ganaron bien.
Los méritos fueron varios. Primero que nada, aprovechar sus momentos. Seguro en defensa, Wanderers controló el mediocampo y desactivó el buen andamiaje danubiano. Con la pelota en su poder, fue inteligente para profundizar desde el centro hacia las bandas y explotar la velocidad de Rivero y de Manuel Castro. Ambos jugaron como punteros, a la antigua, pegados a la raya y con Rodrigo Pastorini como referencia en el área.
A propósito de jugar cerca de la línea, tras un tuya y mía entre Villoldo y Rivero nació el primero. Sergio Felipe cortó como pudo y tiró la pelota al córner, sin sospechar que los actores se repetirían: centro del Chino y gol de cabeza del lateral izquierdo.
Si bien Villoldo no participó tanto en la construcción del segundo gol, la jugada también fue por la zurda, rápido, con toques cortos y rotación, y entre tanto tiqui-taca, Rivero se cruzó en el área para mandarla guardar.
El 2-0 no fue sentencia ni mucho menos. Danubio fue. Como pudo, pero fue. Sin ideas, sin poder pensar debido a la presión del rival, con Carlos Grossmüller sin compañía, con chiquilines en la delantera que recién están haciendo sus primeras armas –no jugaron David Terans (por acumulación de amarillas) ni Federico Rodríguez (que está lesionado), habituales titulares en ofensiva–, pero con mucha rebeldía, la franja buscó descontar para ponerse en partido. Pero no tuvo chances. Entre Martín Rodríguez y las cabezas de los defensores, Wanderers sacó mucho. Sacó todo, cuando todo vale tres puntos.