Cambia y da tranquilidad. Los tricolores lograron su primera victoria en el campeonato y cortaron una racha de seis partidos sin poder ganar en el torneo local. Nacional presentó otra cara, naturalmente, con la presencia de Álvaro Gutiérrez en el banco y con algunos cambios en la oncena inicial que afectaron la condición de la estrategia en la dinámica del juego. El bolso fue activo, intenso y atento, y contundente en el ataque.
En su regreso a Nacional, Gutiérrez planteó un 4-2-3-1, similar al esquema que disponía el argentino Eduardo Domínguez, pero con alteraciones en los jugadores. Llamó la atención, principalmente, la presencia de Rafael García en la mitad de la cancha, el puesto que solía ocupar en las divisionales juveniles. Tuvo muy buen balance en el primer tiempo y buscó siempre la referencia de Rodrigo Amaral, que movió la pelota cuando la tuvo. Por una pincelada de él, en parte, llegó el primero. El volante rearmó un ataque tricolor cuando los colonienses habían despejado una jugada de pelota quieta. Con una fabulosa pisada, Amaral hizo que Facundo Waller pasara de largo y metió un finísimo pase para Santiago Rodríguez. El pibe controló muy bien con la derecha y con esa misma pierna sacó un latigazo cruzado para anotar el 1-0 y dar mucha tranquilidad para afrontar lo que venía después.
En el complemento se instauró la misma lógica, pero Plaza Colonia sumó un juego más directo, ya con la presencia de Nicolás Dibble. Los dirigidos por el joven Mario Szlafmyc se pararon en un 4-3-3 muy ordenado. El equipo que jugó todo de verde buscó mover la guinda siempre por el piso e intentó cortar los circuitos de juego. Aunque cuidó la pelota, no tuvo casi profundidad. Un tiro libre de Luis Aguiar, bien contenido por Esteban Conde, y un centro pasado desde el primer tiempo que dio en el palo fueron las llegadas de los visitantes.
Nacional no fue un ballet y no tuvo muchas llegadas, pero dominó las acciones y fue efectivo al definir. Otra vez, a pocos minutos de iniciado el segundo tiempo apareció el segundo tanto, que apaciguó las aguas: centro de Matías Viña, rechazo de Facundo Kidd y la guinda que quedó en el camino. Esta vez fue Gabriel Neves el que la encontró y, con un zurdazo potente, convirtió el tercero. Ahí el partido cayó y ambos equipos bajaron la intensidad. Aunque Plaza sumó hombres en el ataque, con Joaquín Boghossian y Agustín Miranda, no tuvo casi chances. Gutiérrez también movió el banco y cerró espacios para llevar tranquilo el juego a su terreno. Sobre el final vino el golpe de knock out con otro centro de Viña que Octavio Rivero bajó para Papelito Sebastián Fernández, que cerró la goleada y la alegría. Ahora sí.