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Entrenamiento de las categorías sub 16 y sub 19 del Albion Football Club Femenino, en las instalaciones del Colegio Maturana.

Foto: Natalia Rovira

Albion femenino, el equipo del liceo que compite desde este año

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El campeonato de fútbol femenino de Primera División en Uruguay surgió en 1997, una diferencia dantesca con el fútbol de varones, lo que lo hace ser un torneo reciente. Siempre fue un deporte amateur y siempre estuvo en segundo plano en cuanto al valor que se le da y a los recursos que se destinan con respecto a los deportes masculinos. La falta de equipos, de insumos económicos, de jugadoras, de canchas, y de espacio en general, son carencias que generan que cada equipo deba salir a flote como pueda y se vaya formando según los factores socioeconómicos que lo rodean, con ayuda y un poco de suerte. Todo esto hace que cada conjunto sea un mundo distinto.

A lo largo de las entrevistas que Garra ha realizado a los equipos de fútbol femenino se puede visualizar esta rica pluralidad. Desde la fusión de Canelones-Fénix, que no tiene apoyo económico y su equipo técnico es honorario, pasando por Liverpool, que cuenta con todo el apoyo de la institución, o Colón, equipo donde una familia se hace cargo de toda la gestión del fútbol de las chicas. En esta nota aparece Albion, cuadro que surge de una actividad extracurricular del liceo Maturana.

Julio Larrama, coordinador de las formativas masculinas de Albion, y Gustavo Ferreira, compañero de generación del curso de entrenadores, querían trabajar en un proyecto de fútbol femenino a nivel de la Asociación Uruguaya de Fútbol y presentaron el de Albion femenino porque ya tenían el material humano. El proyecto se gestó en conjunto entre los dos profesores de fútbol del liceo Maturana, Larrama y Ferreira, más Julio de Armas, director de la academia Play Pro, un emprendimiento que posibilita que estudiantes que juegan al fútbol viajen al exterior a perfeccionarse mientras estudian.

El liceo Maturana tiene fútbol femenino desde 2005 y este año dejó de ser una materia extracurricular y se convirtió en un equipo de AUF; el liceo presta el espacio para que el equipo que allí nació y creció pueda llegar lejos.

Tirarse al agua no fue fácil. Inculcarle a chiquilinas liceales que lo que hacían por diversión ahora sería una responsabilidad tuvo sus dificultades. Ferreira considera que por lo general las chiquilinas se acercan por querer hacer actividad física, “porque a diferencia de los varones el decir voy a jugar al fútbol en AUF es dejar todo y ellas no tienen esa posibilidad. Por ejemplo, si tienen que estudiar no van a la práctica, entonces cuesta mucho tener una buena continuidad en el trabajo”. El entrenador cree que la obligación de los equipos masculinos de Primera División de tener fútbol femenino para competir internacionalmente es un paso adelante, pero tiene que mejorar. “Se ve al fútbol femenino como un trámite. No podés ir a competir afuera si no tenes una Primera y una inferior de femenino, pero no se toma con la seriedad que se tiene que tomar”, recalca Ferreira.

El equipo

Dentro de la sub 16 la mayoría tiene entre 13 y 15 años; hay alrededor de 22 niñas. En la sub 19, por su parte, hay alrededor de 20. Luego del Mundial de Sudáfrica de 12 liceales que iban a fútbol pasaron a ser 30. El pasado Mundial sub 17 en nuestro país también ayudó, iban juntas a ver los partidos. De todas maneras, hay problemas. Sin ir más lejos, Albion no tiene arqueras. Hay momentos en donde el éxodo de jugadoras es constante. Con las chicas “existen equipos donde ni siquiera juegan porque no están citadas, tienen gurisas por tener y quedan sentadas en la tribuna. ¿Cómo haces para llegar con las gurisas entusiasmadas a mitad de año habiendo perdido partidos por 11, 15 o 19 goles? Igualmente, el entusiasmo que ellas tienen siempre gana”, explica Ferreira.

Entrenamiento de las categorías sub 16 y sub 19 del Albion Football Club Femenino, en las instalaciones del Colegio Maturana.

Foto: Natalia Rovira

Al trabajo de Larrama y Ferreira se le suma el de las profesoras María José Giampietro y Verónica Comte, el de Gustavo Tormo como entrenador de arqueras, y el de alguna kinesiologa que el club proporciona. Por el momento el femenino de Albion no tiene ningún sustento económico, pero está en busca de inversionistas. El club colabora con la vestimenta para entrenar, los equipos, da la posibilidad de practicar dos veces a la semana en el Carrasco Polo, aunque de las dos chances se aprovecha una sola porque el costo del traslado no se puede costear. Además, en los casos de lesiones, los técnicos ponen a disposición alguna clínica privada.

La previa

La pretemporada este año fue muy buena, la alimentación y los cuidados son características importantes del Albion femenino. No hubo lesiones, algo trascendental en un plantel que no tiene años jugando, y los partidos se llegan a terminar corriendo. Los profesores aprovechan la sala multimedia del liceo para mirar videos y enseñar, reírse un rato y hacer lo más profesional posible la preparación para el futuro, o incluso para que, cuando se vayan a otro club, sepan cómo es.

Sueño americano

Mariana Pérez, Paula Codina, Agustina Coglin, Fiorella Barbieri, Clara Icazuriaga, Lucía Cufre, Julieta Cotelo, Angie Bochard más otras chicas de Liverpool, Náutico y San Jacinto, viajaron el año pasado 10 días a Estados Unidos, donde el fútbol universitario es muy potente, en intercambio con la academia Play Pro para practicar y aprender más de fútbol. La actividad se realiza para que profesores de universidades puedan mirar jugadoras y dentro de dos años, cuando sean mayores de edad, puedan elegirlas para su equipo. Si eso sucede, vuelven a viajar y obtienen una beca para que puedan quedarse a estudiar mientras juegan al fútbol. Desde Albion resumen la experiencia como algo de otro mundo, “por años no vamos a estar ni cerca en cuanto a profesionalismo y estamos hablando sólo a nivel de universidades. Acá no hay ni un club que tenga todo eso”, dijo Ferreira.

Foto: Natalia Rovira

La promesa

Oriunda de Playa Pascual, Agustina Coglin es todo pasión. Sus compañeras la describen como la que mantiene al grupo unido. Es una de las capitanas y lo fue en el viaje a Estados Unidos. La número 9 comenzó a jugar a los cinco años en el baby fútbol en su barrio. A los 12 se cambió de liceo y fue para el Maturana. No lo dudó ni un segundo: desde el primer momento empezó a practicar. Su hermano la incentivó a jugar al fútbol, si bien su madre no estaba de acuerdo por los golpes y los championes rotos.

Jugar en el Albion le encanta, “se armó un equipo re ameno, la pasamos re bien y nos sentimos re cómodas”, comenta, además de recordar con fervor su primer gol en el equipo, uno que le hizo al Náutico. Además, cuenta que su referente es Andrea Pirlo. “El fútbol es lo que más amo hacer, vivo muy lejos y vengo a cada práctica con mucho entusiasmo, a pesar de que llego a las 12 de la noche a casa y al otro día tengo liceo, pero lo hago con gusto porque es lo que quiero; me gustaría vivir del fútbol”, dice Agustina.

Mirar para adelante

El equipo apuesta a seguir creciendo como lo están haciendo desde febrero de este año cuando se asumieron como cuadro de fútbol femenino de Uruguay y dejaron de ser una actividad opcional de un centro educativo. En la práctica, el objetivo más reciente es que las jugadoras que están entrenando para goleras puedan trabajar con el entrenador de arqueras y lleguen a asumir el oficio. Desde el club desean que la asistencia a las prácticas siga creciendo y que el compromiso asumido perdure con el tiempo. Asumir la diversión como una responsabilidad conlleva un costo y las jugadoras de Albion están para hacerle frente a lo que se viene.

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