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Diego Godin, Atlético de Madrid, al final del partido con el Real Valladolid en el estadio Wanda Metropolitan de Madrid.

Foto: Gabriel Bouys, AFP

Pichonero del Rosario oriental

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Redacción al margen | Diego Godín.

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Buceando sobre la llegada de Diego Godín a Atlético de Madrid en 2010, luego de su paso por Villarreal, encontré un mensaje en el portal del diario español El Mundo, en el que un anónimo escribió: “Tengo la misma sensación de otros años: fichajes normalitos, buscando reforzar la defensa, que luego, ya veremos”. Más allá del calificativo hacia la nueva adquisición del club y la aparente disconformidad, no me sorprendió lo que ese hombre o esa mujer puso desde el anonimato. Entre otras cosas, porque tal vez así suele ser todo cuando algo nuevo comienza: expectativas bajas, confianza en el compromiso o darle a la dedicación un lugar superior a las lucecitas de colores. Aunque los románticos y los genios del marketing se empeñen en teorías sustentadas en “la primera impresión es la que vale”, la mayoría de los blufs ya sabemos cómo terminan. De última, lo normal es como vestir de negro: no pasa de moda.

A los 24 años, Godín no era un desconocido. Su pasaje por Villarreal fue el despegue de su carrera internacional, que se sumaba a los años que ya llevaba jugando en la selección uruguaya. A esa edad, en 2010, pasó a Atlético y le dieron la camiseta 25. Normalito, claro. Mire si le iban a dar su número predilecto.

Cuando el Faraón fue fichado, el equipo colchonero extrañaba la Liga. En 1995-1996 había obtenido su último título. Eso estaba muy lejos, más allá de que la temporada anterior a que Godín llegara, Atlético de Madrid había ganado la Europa League con dos goles de Diego Forlán en la final. A la siguiente temporada de su arribo al mítico y extinto Vicente Calderón, Godín revalidó ese título ya como titular, con el 2 en la espalda: lo normal pasó a ser disfrutable (y justo).

Así como una vez le dieron la 2, otro día le confiaron el capitanato. Uno de sus mejores socios fue el brasileño João Miranda, mucho antes de que llegara el compadre de hoy, Josema Giménez. Por Atlético de Madrid pasaron el checo Tomáš Ujfaluši, los argentinos Daniel Cata Díaz y Martín Demichelis, el belga Toby Alderweireld, también contrataron al Indio Emiliano Velázquez en 2014, y últimamente llegó el montenegrino Stefan Savić. En todos los casos y ante todas las situaciones, siempre jugó Godín. Hasta la fecha el capitán acumuló 387 partidos y es el extranjero que más veces se vistió de colchonero. Hizo 27 goles, dio 14 asistencias –dato no menor para un defensor central–, ganó la Liga de 2013-2014, una Copa del Rey, una Supercopa de España, dos Europa League y tres Supercopa de Europa, convirtiéndose en el segundo jugador más ganador en la historia del club, detrás de Adelardo Rodríguez, hombre de la época dorada.

Si bien es normal citar títulos y pecar de exitismo, conviene dar un giro a lo humano. En este tiempo futbolístico de Uruguay se habla de valores, de educación, de respeto. “La palabra sagrada en mi cuerpo técnico es respeto”, dijo alguna vez Óscar Tabárez, entrenador celeste de quien Godín confesó haber aprendido mucho. Jugando en las grandes ligas pero con la cabeza en Uruguay, quedará para el recuerdo cuando posó con Luis Suárez sosteniendo ambos una remera blanca con la inscripción “Por nuestro fútbol, #MásUnidosQueNunca”.

La carrera de Godín continuará en otro lado. Llama la atención por la relación de amor que construyeron en el tiempo. Es curioso cómo se da la separación, sobre todo porque el motivo parecía una situación enmendable. Así son las cosas. Los vidrios se rompen.

Que un jugador deje un club para ir a otro es normal. No lo fue en este caso porque, además de lo citado arriba, sus colegas se encargaron de demostrarlo. Casi todos sus compañeros de equipos se manifestaron. Koke Resurrección comentó: “Líder desde el ejemplo, sólo puedo agradecerte estos nueve años de alegrías, de penas y de mil momentos aprendiendo a tu lado que quedarán grabados en la historia del Atleti. Hasta siempre, capitán, hasta siempre, hermano. Esta será siempre tu casa. Te quiero mucho”. Otros dos bastiones de Atlético, como el entrenador Diego Simeone y su amigo Antoine Griezmann, se mostraron emocionados hasta las lágrimas cuando el capitán habló.

En la misma dirección hablaron otros futbolistas. El catalán Gerard Piqué comentó: “Se va Diego Godín del Atleti. Respeto enorme para un central de época. Mucha suerte en el futuro. Aquí, en la Liga, se te echará de menos”. El argentino Juan Pablo Sorín, por su parte, posteó en Twitter el video en el que se ve a Godín emocionado hasta las lágrimas tras confirmar que se marcha del club, y lo reivindicó escribiendo: “No es sólo fútbol cuando se siente así la camiseta y se deja todo en campo... No importa dónde veas esto, qué bien le hace a este deporte ver jugadores así”.

Será que la dignidad de una profesión se comprueba cuando un colega celebra a otro.

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