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Hinchas de Malvín, al final del partido con Aguada, ayer, en el Antel Arena.

Foto: Mariana Greif

¡Habrá finalísima!

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Malvín se llevó el punto y forzó la séptima final.

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Con un enorme tercer cuarto, en el que dio vuelta el partido y se puso arriba, Malvín ganó 74-66 la sexta final de la Liga Uruguaya de Básquetbol. Fue un gran partido del playero, efectivo en el ataque y en su mejor versión defensiva; un triunfo colectivo más que individual para hacer lo más difícil en la serie: levantar dos match point y llevar la definición a un último partido. Si bien con argumentos diferentes, el primer cuarto fue parejo. Mucho de eso fue a consecuencia de las defensas en ambos tableros. Zach Graham fue quien llevó las ofensivas en Aguada. Su repertorio se basó en triples y quiebres con bandejas. Malvín, por su parte, armó siempre desde el pick and roll con Nicolás Mazzarino y algunos de los postes. DeJuan Blair metió sus buenos puntos, también Elijah Millsap. Se cerró 17-15 arriba Aguada.

Gracias a la rotación, el aguatero hizo un mejor segundo cuarto. Leandro Taboada, Demian Álvarez y Sebastián Izaguirre fueron claves, los dos últimos con puntos. Izaguirre cargó el juego interno, mientras que el capitán de Aguada puso su estilo: amague, rapidez de piernas y al aro en bandeja. Lo de Taboada fue la marca sobre los conductores playeros. Básicamente, no dejó armar con claridad a ninguno. La máxima fue de 11, 35-24. Cuando parecía que el margen aumentaría, cinco puntos al hilo de Mazzarino hicieron el efecto contrario. Terminó seis arriba Aguada, 35-29.

Blair y Millsap estaban enchufados y eso fue la clave del inicio del tercer chico. No sólo Malvín descontó rápidamente la diferencia, sino que pasó de largo. Parcial 14-4 para ponerse 43-39 arriba, situación que llevó a Miguel Volcan a pedir un minuto de tiempo. Le salió bien, porque Graham rompió el cerco defensivo y anotó, pero duró dos bolas. Malvín siguió demostrando supremacía en ambos lados. A cada error de Aguada o pelota recuperada la amortizó con goles y se fue arriba por ocho, 53-45.

Con el viento a favor, Malvín sacó lo más destacado de su repertorio. Marcos Cabot fue el hombre orquesta, los yanquis siguieron con su efectividad, y hasta un alley oop se vio, bien culminado por Hátila Passos. Pero no fue sólo arriba, sino que atrás se pareció al mejor de la temporada: defensivamente fue un Malvín duro, con buenas decisiones en los cambios de hombres, fuerte para cargar el rebote, inteligente para dejar a Al Thornton casi sin puntos. Desde la defensa desactivó todo intento aguatero.

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