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Apagón total en el Estadio Álvaro Pérez, por fallas en una de las torres de iluminación, durante el partido entre Maldonado y Rocha, por la 17a Copa Nacional de Selecciones, en Maldonado (archivo, febrero de 2020).

Foto: Fernando Morán

El incierto final del partido entre Salto y Cerro Largo por las semifinales de la Copa Nacional de Selecciones

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El 12 de diciembre de 1953 en Cipolletti, Alto Valle del Río Negro, Argentina, jugaban la final del Campeonato Confluencia, Cipolletti y Unión de Allen. En la ida habían ganado los de Allen 5-2. En la revancha estaban 3-3 cuando a falta de 8 minutos el árbitro pita un insólito penal para los locales. Los jugadores rodean al juez, no lo dejan moverse, el público invade la cancha, pasa un rato de descontrol, empujones, piñas, y borbollones. El árbitro y sus lineman se van magullados al vestuario, y unas horas después se sabe que han suspendido el partido con un penal para Cipolletti, que si lo convierte, llevará la definición a tercer partido.

Tiempo después, Osvaldo Soriano amasó con aquella historia uno de los más maravillosos cuentos de fútbol del que se tenga conocimiento: El penal más largo del mundo. Soriano amasa aquella historia llevándola a 1958- quizás el año en que el escritor llegó quinceañero a la ciudad- y hace que el partido sea entre Belgrano y Estrella Polar. Dice el cuento publicado en 1993 en Cuentos de los años felices: “El referí que pitó el penal era Herminio Silva, un epiléptico que vendía las rifas del club local y todo el mundo entendió que se estaba jugando el empleo cuando a los cuarenta minutos del segundo tiempo estaban 1-1 y todavía no había cobrado la pena, por más que los de Deportivo Belgrano se tiraran de cabeza en el área de Estrella Polar y dieran volteretas y malabarismos para impresionarlo. Con el empate el local era campeón y Herminio Silva quería conservar el respeto por sí mismo, y no daba penal porque no había infracción.

Pero a los 42 minutos, todos nos quedamos con la boca abierta cuando el puntero izquierdo de Estrella Polar clavó un tiro libre desde muy lejos y se pusieron arriba 2-1. Entonces sí, Herminio Silva pensó en su empleo y alargó el partido hasta que Padini entró en el área y, ni bien se le acercó un defensor, pitó. Ahí nomás dio un pitazo estridente, aparatoso y sancionó el penal. En ese tiempo el lugar de ejecución no estaba señalado con una mancha blanca y había que contar doce pasos de hombre. Herminio Silva no alcanzó siquiera a recoger la pelota porque el lateral derecho de Estrella Polar, el Colo Rivero, lo durmió de un cachetazo en la nariz. Hubo tanta pelea que se hizo de noche y no hubo manera de despejar la cancha ni de despertar a Herminio Silva. El comisario, con la linterna encendida, suspendió el partido y ordenó disparar al aire. Esa noche el comando militar dictó estado de emergencia, o algo así, y mandó a enganchar un tren para expulsar del pueblo a toda persona que no tuviera apariencia de vivir allí”.

Cosas parecidas escribió Mario Benedetti, recorriendo canchas barriales de Montevideo en Puntero izquierdo: “¿O qué te parece haber aguantado hasta el final en la cancha del Deportivo Yi, donde ellos tenían el juez, los líneman, y una hinchada piojosa que te escupían hasta en los minutos adicionales por suspensiones de juego, y eso cuando no entraban al fiel y te gritaban: “¡Yi! ¡Yi! ¡Yi!” como si estuvieran llorando, pero refregándote de paso el puño por la trompa? Y uno haciéndose el etcétera porque si no te tapaban. Lo que yo digo es que así no podemos seguir. O somos amater o somos profesional. Y si somos profesional que vengan los fasules. Aquí no es el Estadio, con protección policial y con esos mamitas que se revuelcan en el área sin que nadie los toque. Aquí si te hacen un penal no te despertás hasta el jueves a más tardar. Lo que está bien. Pero no podés pretender que te maten y después ni se acuerden de vos”.

DFS (distanciamiento físico sostenido)

El 11 de octubre del 2020, el año de la pandemia, jugaban en el estadio Dickinson Salto y Cerro Largo el partido de vuelta de las semifinales de la Copa Nacional de Selecciones. En el año de la covid-19 los partidos se juegan sin público, a puertas cerradas, y solo se ven por televisión.

Al minuto 90 siguen 1-1, lo que le da la clasificación a los locales, por más goles de visitante, después de haber empatado en Melo 2-2.El goleador salteño Luis Titi Leguizamo coloca el 2-1 con el que asegura la clasificación por puntos. Es más, a los 5 minutos de descuento llega un penal para Salto, que remata Leguizamo y la pelota da en el travesaño.

A los 10 minutos de descuento, en la que sería la última jugada del partido, un tiro libre de media cancha, con todos los jugadores de ambos equipos en el área local, termina en gol para la visita. El juez señala el centro de la cancha convalidando el tanto, mientras los arachanes invaden en festejo y los salteños se arremolinan en protestas. Unos pasos después, el árbitro carmelitno hace señas de volver atrás su decisión. No vale el gol, o algo así, y arranca para la posición del segundo asistente, que iba rumbo al círculo central acompañando la decisión inicial del principal.

Por más de media hora quedaron ahí arrinconados en el córner como quien va para la Cooperativa de ladrillos. Al final, sin que nadie supiera qué pasaba -ni los jugadores, ni los cuerpos técnicos, dirigentes y periodistas- los jueces se retiraron a vestuarios. Una hora después apenas se sabía que el partido estaba suspendido, y un rato después el texto del formulario, donde no se asienta el gol del empate, dice: “El encuentro fue suspendido por no encontrar garantías por parte de los actores del encuentro dado los acontecimientos dentro del terreno de juego. Sobre mi decisión no había un clima entre ellos para continuar el normal desarrollo del encuentro. Se ampliará en el informe los hechos acahecidos” (sic).

El árbitro Eduardo Castillo entregó la hoja celeste a Salto, dio la rosada a Cerro Largo, y envió la blanca a la Organización del Fútbol del interior, que deberá resolver sobre cómo se dilucida esta situación.

Es cierto que el segundo gol de Cerro Largo no está asentado, y la determinación de validez no está legitimada porque ni Salto movió, ni continuó el partido. Pero, aun así, es posible que el gol pueda ser convalidado.

También es posible que, aunque el juez no lo haya asentado en el formulario -y si es cierto que el formulario fue llenado después de ver en un VAR casero a través de un celular en las imágenes de Tenfield- Eduardo Castillo haya advertido un penal antes del gol, y que estemos ante una instancia similar a la de El penal más largo del mundo.

En OFI se deberá atender la situación y resolver qué es lo que pasa con el partido, que además se juega entre dos representativos que distan 420 kilómetros entre sus ciudades y con deportistas que deben contemplar sus trabajos.

Siempre hay una primera vez

Desde que en 1970 las ligas del este de Canelones decidieron asumir una representación canaria en la Confederación del Este a través de la enorme gestión de Emilio López López, la selección auriverde nunca había llegado a la final del campeonato del interior, hasta que el sábado, tras su victoria 1-0 en Rocha, se convirtieron en los primeros -y por ahora únicos- finalistas de la Copa Nacional de Selecciones.

El elenco canario terminó dando el gran paso al vencer por puntos la semifinal, dado que una semana atrás en Estación Atlántida habían empatado 0-0. En el Mario Sobrero rochense ganaron 1-0 con un gol a la media hora del segundo tiempo de Sebastián Texeira.

Ahora el equipo auriverde deberá esperar para saber quién es el otro finalista, si Salto, que tiene diez finales encima y dos títulos, o Cerro Largo, también una decena de veces definiendo el campeonato del Interior, pero cuatro veces campeón.

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