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Pablo Álvarez, de Boston River, y Federico Laens, de Progreso, en el estadio Centenario (archivo, febrero de 2021).

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En partido para tratar de evitar el descenso, Boston River y Progreso empataron 0-0

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Ambos equipos quedaron en zona de descenso, producto de la victoria de Sud América sobre Fénix.

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En el Parque Artigas de Las Piedras, donde Boston River hace de local esta temporada, terminaron empatados sin goles los rojiverdes y Progreso, lo que hace que sumado a la victoria de Sud América sobre Fénix 2-1 ambos contendientes queden en la incómoda situación de estar ocupando lugares de descenso, cuando quedan apenas 12 puntos por jugar. Boston River está penúltimo con 66 puntos y un promedio de 1,048, Progreso quedó en 667 unidades y 1,063, mientras que Sud América con su triunfo pasó a tener 28 unidades y un promedio de 1,077. Por encima de ellos están Cerrito -31 puntos y 1,192- y Deportivo Maldonado -74 y 1,194-.

Sudar la gota gorda

Hay un estado bastante indescriptible en los partidos del descenso, pero es algo concreto, sensible para quienes lo juegan y quienes lo miramos. Algunos elementos identificables: la temperatura, adentro y afuera de la cancha, la angustia, la ausencia de satisfacción aun con buenas jugadas, la tensión, la pierna fuerte, los gritos. Son partidos para jugar, para ver, para sufrir, nunca para disfrutar. La cancha medio en la guasca, los alambrados con su herrumbre casi incandescente por la tensión y la temperatura de quienes lo sostienen. Dedazos, insultos, jugadas de jerarquía a pesar de todo, y soeces descalificaciones a terceros identificados como 16 o 4, ¿qué mirás, bo?

El de Boston River, recibiendo en su cancha de alquiler, la de Juventud de Las Piedras, a Progreso era sin dudas un partido para tratar de evitar el descenso. Lo era por la posición que ocupaban en la tabla más fea de todas, pero fundamentalmente porque ya quedan pocos puntos para desmarcarse de la incómoda situación que hasta las 18.30 los tenía, y los tiene, a ambos en la franja de los que pierden la categoría.

Tensión, angustia, pericia

El primer tiempo, como si fuera cantado por el hiphopero que sube al bondi y pide palabras a los pasajeros, tuvo tensión, angustia, calor, gritos destemplados y salvadas increíbles que aportaron a la insatisfacción.

A los tres minutos Carlos Hormiga Valdez, como en sus mejores tiempos con la celeste, con la tricolor o con la aurinegra, aunque mucho más ancho, perdiendo el pelo pero no las mañas, hizo un cierre en la línea misma de gol, que básicamente se podría inscribir como un hecho tan trascendente como una anotación, aunque justamente lo que sucedió fue una no anotación de los rivales.

A los 20 un feroz contragolpe de Progreso terminó en el joven Nahuel Fagian, que enganchó de derecha, hizo pasar al último defensa y al arquero Gonzalo Falcón, y cuando fue hacia la pierna izquierda a definir, su remate fue excepcionalmente salvado por el golero rojiverde.

Boston River tuvo también un par de buenas acciones de gol. La primera fue cuando un centro de Lozano desde la derecha fue impecablemente cabeceado por Facundo Rodríguez, de pique al suelo, y la pelota se fue rozando el caño izquierdo de los gauchos del Pantanoso. Hubo otra de Facundo que salvó Bentaberry con el cuerpo mandándola al córner, y una buena intervención de Rodrigo Formento frente a un potente remate de José Alberti.

Todos los intentos posibles estuvieron en la castigada cancha, y se fueron al vestuario con la intención de seguir intentándolo después de enfriar un poco la cabeza y escuchar cómo lo harían. Porque no se trata de querer para poder, no se trata de meter para doblegar, se trata de hacerlo lo mejor posible para intentar superar al rival y a la opresiva situación a futuro.

Atajar el destino

Al comienzo del segundo tiempo fue Facundo Lavandeira el que estuvo a punto de abrir el marcador, cuando el de Mendoza Chico se mostró vivo y con enorme capacidad de repentización, anticipándose a la defensa y definiendo a un toque para que la pelota pasara contra el palo.

Fue más el Boston en el complemento, pero Progreso nunca dejó de intentarlo. Los dos arqueros estuvieron acertadísimos y eso fue determinante para el 0-0. Nunca hubo idea de aflojar o de valorar el empate como lo mejor en cada una de las oncenas. No es cierto que el punto no le sirve a ninguno. Les servirá en la medida en que ganando puedan, con ese punto, salir del descenso y mantener la categoría.

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