El calor tejano marcó la jornada de domingo en el estadio Abraham Paladino, donde el gaucho se quedó con el trofeo al empatar 0-0 con Plaza Colonia y vencer 5-0 a Juventud de Las Piedras en el último triangular del año. En el triunfo que le dio el título se destacó con un hattrick el delantero Joaquín Varela, quien también integra la selección uruguaya de básquetbol en silla de ruedas.
La Asociación Uruguaya de Fútbol de Amputados (AUFA) pasó recientemente a formar parte de la Secretaría Nacional del Deporte. Presentó el proyecto Avanzar bajo el lema “Todo depende de nosotros”. Uno de los objetivos, sin dudas, era organizar la primera Liga Fútbol de Amputados del Uruguay. Pero además hay escuelas deportivas para amputados a cargo de profesionales certificados. Se busca el desarrollo de la disciplina y la captación de nuevos deportistas en un ambiente cordial, donde se promueve la actividad física y el bienestar de quienes concurren.
En la primera edición participaron Juventud de Las Piedras, Progreso y Plaza Colonia. Se disputaron tres triangulares en los que cada uno ofició de anfitrión. El torneo comenzó en Colonia, pasó por el Parque Artigas de Las Piedras y terminó en La Teja, donde unas 150 personas buscaron la sombra en la tribuna Carlos Valverde para disfrutar de una jornada a base de buen fútbol y tortas fritas. El aurirrojo fue el que sumó más puntos en la tabla acumulada y levantó la copa.
Franco Medero, figura de Plaza Colonia, dijo a Garra que “el año pasado hubo un cambio de directiva en AUFA, que viene haciendo las cosas bien. Hay personería jurídica y se empezaron a dar pasos para conformar esta primera experiencia”. Uruguay disputó el Mundial en 2018. Cinco jugadores celestes despertaron el interés de Lobos de Buenos Aires y fueron a jugar a Argentina en 2018 y 2019; después no pudieron volver a cruzar el charco por la pandemia. Del otro lado del Río de la Plata salieron subcampeones de la Liga Nacional pero, más allá del resultado deportivo, sirvió como experiencia para ver la forma de hacer las cosas desde la organización en un país con mayor desarrollo de la disciplina. “Por suerte, salió linda esta liga uruguaya”, tiró con una mueca de satisfacción el endiablado número 10 patablanca.
El pionero en Uruguay fue Juventud de las Piedras y de a poco se empezaron a incorporar otros clubes. Se espera que para la temporada 2022 se sumen Peñarol, Cerro Largo, San Carlos y algún equipo del norte del país. Hasta el momento, son aproximadamente 50 jugadores. “La idea es seguir juntando amputados, mostrar la disciplina y que se animen a jugar, porque esto es precioso”, comentó Pablo García, capitán de Progreso.
Reglas adaptadas
Se juegan dos tiempos de 25 minutos, los arcos son de cinco metros de ancho por dos de altura. Son siete jugadores, un golero –amputado de un brazo– y seis de cancha –amputados de una pierna–. El guardameta puede jugar libremente pero sin salir del área. Los cambios son ilimitados y puede volver a ingresar un futbolista que salió. El bastón se determina como mano y, si es con intención, puede ser hasta amarilla. Hay dos árbitros de campo y no se cobra posición adelantada. Los saques de banda se ejecutan con el pie.
Para participar en la liga cada club tiene que presentar un escenario deportivo acorde y lista de buena fe. Los deportistas deben tener ficha médica vigente. El cuerpo técnico está integrado por entrenador, preparador físico y médico, entre los que al menos uno debe ser profesional certificado.
Capitán
Pablo García no sólo lleva la cinta en la cancha, también es líder afuera. Habla, ordena, grita y algún rezongo también pega. Jugaba en Juventud de Las Piedras, pero por motivos personales se fue del equipo. Tenía ganas de armar algo en Montevideo, donde no había ningún club que participara en el fútbol de amputados.
Se acordó de un viejo amor, de esos que te marcan. Había jugado en cuarta y quinta división de Progreso. Le consultó a Agustín Montemuiño, actual secretario general de la institución, y “enseguida me abrieron las puertas”. Empezaron cinco jugadores y de a poco fueron creciendo hasta formar el plantel campeón de la primera liga en Uruguay. “Salimos mucho a la calle a buscar amputados, los paramos, les mandamos información y mostramos videos de esta movida. Muchos llegaron decididos a querer superarse”, dijo con una mezcla de satisfacción y orgullo, al ver que ese pequeño proyecto que arrancó con su mujer ya tiene tintes reales.
¿Cómo es su rutina semanal?
Entrenamos martes y jueves de 20.00 a 22.00. Tenemos al entrenador Jonathan Heras y dos profes. Practicamos física y futbolísticamente como cualquier cuadro de primera. Le metemos mucho, no hay límites ni excusas. Somos un plantel. Tenemos encontronazos y enojos, pero somos muy unidos. La sabemos llevar, empujamos todos para el mismo lado. Nos reímos, hacemos chistes con lo nuestro. A mí, que fui el que dio el puntapié inicial, me llena de orgullo ver a este equipo, más allá de los resultados.
¿Qué club se encontraron?
En Progreso hay un lindo proyecto. Nosotros queremos crecer y que también la liga sea cada vez más seria. Nos encontramos con un club divino. Nos apoya la dirigencia, el equipier, el canchero; todos están con nosotros. Incluso tener la presencia de Fabián Canobbio viéndonos jugar es hermoso por todo lo que fue como jugador. Para un futbolero es lo máximo. Nos dan ganas de entrar a la cancha y dejar la vida. Compartimos un entrenamiento con el primer equipo que estaba disputando el Clausura; hicimos charlas, intercambiamos experiencias, practicamos juntos y pasamos un lindo rato en una comidita. El gesto de que te reciba un jugador de primera y te trate como si fueras uno más te marca. Con nosotros se portaron excelente; todos unos cracks.
¿Qué significó para ustedes jugar la jornada final en el Paladino?
Cuando supe que íbamos a jugar acá me emocioné mucho. Hacía muchos años que no pisaba la cancha. Nosotros veníamos a ver a la primera del club y ahora estar adentro es un sueño. No tengo palabras de agradecimiento. Ayer los dirigentes armaban la cancha para nosotros como si fuéramos los jugadores del primer equipo; esa sensación de felicidad no te la puedo explicar ni voy a tener forma de agradecer por el trato que recibimos. Necesitamos mucho más de estos gestos que del apoyo material.
¿Qué encontraste en esta disciplina?
El fútbol de amputados me cambió la vida. Elegí malos caminos y pasé momentos complicados que me llevaron a perder la libertad y ahí perdí mi pierna. Cuando me reencontré con la sociedad, lo que más me dolió de mi amputación fue pensar que no iba a jugar más al fútbol. Al conocer esta disciplina volví a ser yo. Me olvido de que me falta una pierna, me siento un deportista más. Me sirvió para la vida, salir a la calle sin vergüenza o animarme a hacer cosas que no hacía. La pelota me ayudó a superarme. Trato de inculcarles y transmitirles eso a los compañeros nuevos que se suman a la disciplina. Que se olviden de que son amputados, que disfruten del deporte que nos apasiona. Los límites están en la mente de cada uno, acá no existe el “no puedo”.
“Hay muchos casos de superación que van mucho más allá de la cancha. Ese clic te hace sacar el miedo para llevar mejor la vida”. Pablo García, capitán de Progreso
En ese camino, aparecen un montón de historias de vida...
Tenemos un compañero que era jugador de fútbol en la C. Un día estaba entrenando en el cantero de una avenida, al cruzar la calle lo atropelló una moto y le arrancó una pierna. Estuvo un año encerrado en la casa. Pude convencerlo de que viniera a una práctica y desde ese día cambió totalmente su vida. Volvió a laburar, se hizo la pierna ortopédica, pasó de ser un botija tímido a un referente en Progreso. Es un crack que nos da un orgullo tremendo. Hay muchos casos de superación que van mucho más allá de la cancha. Ese clic te hace sacar el miedo para llevar mejor la vida.
¿Qué representó para ustedes salir campeones?
Una alegría enorme, porque es la culminación de mucho tiempo de trabajo. Sabemos que el resultado deportivo no es lo único que importa, pero obviamente nos armamos para ser campeones y lograrlo es muy lindo. Terminamos invictos. Hay nueve jugadores de Progreso en la preselección, lo que también es un orgullo. Ahora vamos a prepararnos para jugar por Uruguay, que también es todo a pulmón: juntamos la plata y hacemos eventos. AUFA nos ayuda con el papeleo. Vamos a ver si para estas Eliminatorias podemos tener más apoyo.
La joyita
Franco Medero juega en Plaza, es considerado uno de los mejores jugadores del país y del mundo. Juega de volante ofensivo, es picante y con mucho gol. Tiene un dominio de pelota llamativo y cuando encara a velocidad es prácticamente imposible de detener.
A los nueve años, por un tumor, le tuvieron que cortar su pierna. Cuando pudo volver a realizar actividad deportiva se sumó a los entrenamientos de Esparta de Colonia Valdense. Entrenaba a la par, pero cuando llegaba el fin de semana no podía participar en los partidos. En 2018 conoció la disciplina y rápidamente consiguió un lugar para representar a la celeste en el Mundial de México.
“Hay muchos casos de superación que van mucho más allá de la cancha. Ese clic te hace sacar el miedo para llevar mejor la vida”. Pablo García, capitán de Progreso
¿Cómo te adaptaste a esta disciplina?
Siempre me mantuve entrenando en fútbol convencional, más allá de que no podía jugar. Tenía la costumbre de practicar con personas con las dos piernas y pasar al fútbol de amputados, donde estoy en igualdad de condiciones, pudo ser una ventaja. Es de mucho roce, a mí me gusta encarar y lo siento más. Pero la adaptación está buena y este deporte te lleva a conocer gente con historias de vida motivadoras, lo que sin dudas es un plus para seguir metiéndole.
¿Qué apoyo tienen de la institución?
El grupo de Plaza es muy unido. En Colonia hay muchas movidas del club con la discapacidad y la inclusión. Nos brindan todo, nos hacen sentir deportistas, volver a la vida y competir con seriedad. Nos suma mucho.
¿Te sentís referente en la disciplina?
Intento enseñar algo, tener empatía con todos. Soy apasionado por el fútbol. Quizás mi ventaja fue arrancar desde muy chico a jugar con una pierna, hay otros que lo padecen de grandes y se les hace más difícil acostumbrarse. La adaptación no es la misma. La clave es la constancia; soy exigente conmigo y eso me ayuda un montón a tener mi mejor nivel.
¿Qué te genera la chance de volver a jugar un Mundial?
Son oportunidades muy lindas. Se sumaron muchos jóvenes y estoy seguro de que el plantel de la selección va a ser muy competitivo. Vamos a intentar clasificarnos, prepararnos lo mejor posible y dejar a Uruguay en lo más alto. Nosotros intentamos solamente jugar al fútbol, pero lamentablemente es complicado porque hay poco apoyo y tenemos que salir a buscar recursos. Todavía esto no es muy conocido. Es todo a pulmón, sobre todo en la selección con el tema de los viajes. Pero me quiero quedar con la gente que apoya y se siente identificada. Tenemos la materia prima para avanzar desde lo futbolístico, sabemos que en lo económico Uruguay siempre va a estar atrás.
Objetivo Mundial
Uruguay comenzará en enero la preparación para disputar las Eliminatorias en febrero en Barranquilla, Colombia. El torneo otorga cuatro lugares entre siete participantes para disputar el Mundial 2022 en Turquía. Brasil y Argentina son potencias y parecen ser número puesto; tienen liga desde hace años y están un escalón más arriba que el resto de los países sudamericanos.
La celeste jugó el campeonato del mundo en México 2018. García, integrante de aquel plantel, contó: “Si bien los resultados marcan que sólo le ganamos a Ucrania, como experiencia nos sirvió mucho y nos hizo crecer”. Medero, que también fue parte, agregó: “Enfrentamos a Inglaterra y eran profesionales. Fue muy lindo. En la liga juegan equipos de la Premier League como Manchester City o Everton. Sus jugadores tienen otro apoyo y hasta contratos personales con marcas de ropa que los visten”.
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