Nacional y Montevideo Wanderers disputaron en el mítico estadio Centenario el partido por la Supercopa de nuestro país. Otro producto de la necesidad creciente de fútbol y más fútbol. Bolsos y bohemios al templo, en el paréntesis que existe entre un campeonato y otro, aunque el reciente torneo haya sido la terminación de un año extraño entrado el siguiente, que también se le parece.
El Nacional de las medias rotas ubicó un tridente ofensivo de calidad, que cada vez que funcionó movió la estantería visitante sostenida por Ignacio de Arruabarrena. Es cierto también que quizás sea el mejor momento de Brian Ocampo desde que juega en la primera del equipo tricolor.
Baila conmigo
Más o menos siempre bailamos parecido. A lo largo de la vida, repetimos ciertos pasitos que vaya a saber dónde nacieron, pero que se quedaron con nosotros como gestos. Algo más o menos similar pasa con Andrés D’Alessandro, aquel muchachito de River Plate que hacía la popular boba una y otra vez, para vergüenza de los defensas, que parecía se enfrentaban el truco de siempre del mismo mago, que una vez más terminaba por hacerles creer que esa pelota ya había pasado. Y que el sensato peligro del gol estará siempre que en los pies del Cabezón esté la guinda. El juguete de siempre. La pasión. La estirpe.
El gol de Nacional fue una pared larguísima de lado a lado que inició Leandro Fernández, que apenas la soltó corrió hacia la gloria. Volvió a encontrarse con ella cerca del arco y la hundió en las piolas de cabeza. Hizo para el festejo un bailecito que no por típico se vuelve bonito.
En el equipo que ofició de visitante, el bohemio del Prado, Guzmán Pereira se ubicó como un viejo líbero y desde los confines surgió con balones certeros. La insistencia de Hernán Rivero y Mauro Méndez no dio descanso a los rivales y el partido se tornó parejo, a pesar de la ventaja conseguida por el argentino.
A medida que fue avanzando el segundo tiempo, el partido se fue abriendo. Los argumentos del equipo tricolor estuvieron por las bandas. Los del bohemio con la paciencia. Cuando Wanderers crecía, Nacional, por D’Alessandro, tuvo de las más claras. Además, fue una jugada impecable. Lo resolvió en una baldosa frente al arquero, pero los defensores se cruzaron urgentes.
Manos desde el banco
Wanderers jugó un partido serio. Buscó en las sustituciones la claridad. Sergio Rochet, sin ser deslumbrante, fue apagando los incendios del área. Siguió queriendo el bohemio con Bruno Veglio, que volvió tras un tiempo y estuvo igualito.
No pareció la mejor opción cortar el tándem ofensivo, pero Nacional decidió cambiar a D'Alessandro cuando empezaba a sentarle mejor la alba histórica. Wanderers se sintió más cómodo y se animó con Nicolás Quagliata. Daniel Carreño dio ingreso al húngaro Krisztián Vadócz, lo que supuso trabajar en el mantenimiento.
Mediante la aplicación del VAR, Leodán González cobró un penal a instancias de la pantalla. El árbitro pitó una mano de Guzmán Pereira una vez que este ya se encontraba en el banco. Gonzalo Bergessio anotó con un fuerte disparo después del chifle.
La segunda conquista alba supuso la apatía del rival, el cese. El partido, sin embargo, fue intenso hasta el final; incluso con una desventaja definitiva, el equipo de Daniel Carreño sostuvo la idiosincrasia de ir e ir. En los descuentos hubo más de lo mismo, un gran partido, digno de una final de lo que sea.
Detalles
Estadio: Estadio Centenario
Árbitros: Leodán González, Carlos Barreiro, Pablo Llarena.
Nacional (2): Sergio Rochet; Mathías Laborda, Guzmán Corujo, Christian Almeida, Camilo Cándido; Joaquín Trasante (90’ Nicolás Marichal), Felipe Carballo (81’ Maxi Cantera), Andrés D'Alessandro, Leandro Fernández (80’ Alfonso Trezza); Brian Ocampo, Gonzalo Bergessio (90’ Guillermo May). Entrenador: Alejandro Cappuccio.
Wanderers (0): Ignacio de Arruabarrena; Mathías Abero, Guzmán Pereira (66’ Juan Aguirre), Darwin Torres, Hernán Petryk; César Araujo, Washington Camacho (46’ Nicolás Quagliata), Leonardo País, Bruno Veglio (82’ Diego Riolfo); Hernán Rivero, Mauro Méndez (64’ Rodrigo Rivero). Entrenador: Daniel Carreño.