Pasaron los Juegos Odesur Asunción 2022 y como suele suceder cada vez que nos enfrentamos a este tipo de eventos, repetimos discusiones, reeditamos polémicas, reiteramos reclamos, nos enorgullecemos, intentamos encontrar explicaciones y, la mayoría de las veces, sacamos conclusiones que, como clavel del aire, no están sostenidas por raíces argumentales y quedan ahí, colgadas, a la espera del próximo evento donde, como en un loop interminable, volveremos al principio.
Esta reedición de discusiones y conclusiones se ve direccionada hacia los resultados de los deportes “menores”, esos que durante el resto del año quedan invisibilizados para la población y la opinión pública, salvo para sus practicantes y allegados.
De cualquier manera, es esperable y mucho más tratándose de eventos deportivos, que se quiera buscar “resultados”, es natural la pretensión de “competencia” y mirarnos en relación a los otros y a nosotros mismos para ver qué tan bien nos fue, en qué lugar rankeamos en el medallero, cómo estamos respecto de otras participaciones nuestras; en fin, valoraciones legítimas y necesarias en buena medida.
Motiva esta columna problematizar el tema de si es, o no, el medallero una verdadera medida de potencial deportivo, si es una muestra válida de desarrollo deportivo de un país.
Aclaración I: Lejos estoy de desconocer o negar la importancia que tiene para todos en general (no sólo para quienes el deporte es un aspecto constitutivo y medular de nuestra vida), para el país, para la sociedad en su conjunto, cada medalla, cada triunfo, cada participación de un deportista celeste en cualquier disciplina o evento. La celeste nos une, el deporte es un factor de identidad en nuestro país y ojalá lo sea cada vez más, así como ojalá tengamos la capacidad de hacer de la política deportiva una política de Estado.
Dejo para una segunda columna proponer indicadores de comparación de rendimiento deportivo de Uruguay con otros países de la región, incorporando variables que permitan establecer paridades de valoración.
Spoiler Alert: adelanto que no considero al medallero como una medida adecuada para esas valoraciones. Quien quiera seguir leyendo para saber las razones está invitado, pero para quien quiera tener la versión corta, le digo que no me parece adecuado medir un fenómeno complejo y de largo aliento, con variables de todo tipo con un parámetro que es, además, momentáneo y puntual.
De hecho, cambiaría la formulación y diría: ¿qué queremos pedirle al medallero como dato o informe?, ¿le vamos a ir a pedir un “estado de situación de un país en deporte”? Porque a veces ahí tenemos el problema original, en querer que un dato circunstancial y en muchos casos accidental, nos ilustre sobre cosas más generales.
Aclaración II: ¿es el medallero una medida a descartar? ¡No! En primer lugar, porque las reglas y las modalidades de competencia siempre son discrecionales y son un dato de la realidad, se aceptan para participar o no se participa; en segundo lugar, porque es la medida que el Comité Olímpico Internacional se ha dado para rankear a los países en las competencias, y en tercer lugar, porque es una medida que es reconocida y está instalada. Por lo que: si vamos a competir, hagámoslo con las reglas que están dadas y aceptadas por todos, pero no nos quedemos en eso si queremos tener una mirada más inteligente y consistente para evaluar y evaluarnos.
Por ejemplo, me hago una pregunta que puede ayudar a abrir a debate esa medida del medallero como muestra de potencia deportiva: un país que es 4° en todas las disciplinas, lo que significa que llega a semifinales de todos los deportes que compitan con esa modalidad, ¿es un país potencia deportiva o es un fracaso? Porque según el medallero será esto último.
Entiendo que se podría intentar “calificar” a los efectos de computar en el medallero, las diferentes disciplinas de modo tal de que el peso de cada medalla tenga más realismo. Propongo a continuación algunas variables a ser consideradas para “ponderar” las diferentes disciplinas:
¿Vale lo mismo una medalla en un deporte individual que en uno colectivo? (Jamaica es prácticamente monodeportiva y suele quedar en un nivel alto en los medalleros por ganar 6 u 8 oros en atletismo, en una única disciplina). Propongo una línea de trabajo: ¿Deberían los deportes colectivos valer según la cantidad de deportistas en cancha?, podría ser una variable más justa, por ejemplo: fútbol = 11 oros, vóley = 6, básquet = 5, rugby = 15, y así. Probablemente seguirá siendo injusta porque, por ejemplo, en vóley, básquet, handball, futsal, waterpolo, juegan muchos más que los titulares y a veces los titulares son circunstanciales porque la rotación es permanente, en cambio en futbol y rugby los titulares son un dato más “duro” porque no se rota entrando y saliendo todo el tiempo.
Número de países participantes en la competencia: no es lo mismo una medalla obtenida si en el evento participan 3 países que 12.
Cantidad de federaciones nacionales de cada disciplina: es diferente que el deporte tenga desarrollo mundial, que esté presente en 150 países a que se practique en 20. Para poner ejemplos: un país es oro en fútbol (que se juega en todo el mundo), en básquet (que se juega en el 80% del mundo) y rugby (que se juega en el 60% del mundo) y no obtiene ningún otro oro; ese país tiene 3 oros de gran valor social y cultural en cuanto a relevancia mundial de los deportes, pero queda debajo de otro país (vuelvo al ejemplo de Jamaica) que tiene 6 u 8 oros pero en una única disciplina (atletismo) y dentro de la misma exclusivamente en las pruebas de velocidad. No parece ser adecuado.
Cantidad de deportistas de la disciplina federados en el mundo: viene atado con el ítem anterior, dado que no es igual un deporte que tenga millones de practicantes a uno que sea practicado por miles.
Nivel de profesionalismo de la disciplina: cantidad de países tanto con ligas profesionales como con deportistas profesionales, y si participan, o no, estos profesionales en la competencia.
Si la federación rectora de la disciplina establece limitaciones en la participación en el evento: por ejemplo, hay federaciones que topean la edad de los participantes.
Relevancia, para la disciplina, del torneo a disputarse (en Odesur, por ejemplo, había disciplinas que daban cupos para los Panamericanos, otras no).
En una próxima columna voy a intentar plantear una manera de valorar las medallas obtenidas por Uruguay, a partir de indicadores sociales o económicos que pueden ser útiles para que nos valoremos y autoevaluemos con más precisión.