A partir de esta noche y durante todo el fin de semana, el Rocket Mortgage Fieldhouse de Cleveland se vestirá de fiesta para albergar una nueva edición del Juego de las Estrellas de la NBA. La excusa perfecta, luego de 60 partidos, para refrescar las piernas pero más la cabeza. Un encuentro barnizado de camaradería impostada y genuina en el que los jugadores estrenan saludos muy ingeniosos pero difíciles de recordar que luego son tendencia en las redes y replicados incluso en otros deportes tanto o más populares que el básquet. Un show por fuera de la competición, montado únicamente con fines recaudatorios. El All-Star Game es todo esto y mucho menos, pero más allá de las opiniones que pueda haber respecto del histórico certamen –en 75 temporadas será el juego número 71– quizás sea un buen momento para echar un vistazo a la clasificación de cara a la recta final cuando faltan solamente dos meses para que comiencen los playoffs, lo que algunos llaman la verdadera NBA.
Una fiesta cívica
El público, los entrenadores, los propios basquetbolistas y la prensa especializada votan para elegir a los actores del Juego de las Estrellas. Se arman dos equipos: Este y Oeste. Esto fue así históricamente, hasta que en 2018 el criterio cardinal cambió, y ahora son los dos jugadores más votados –uno de cada conferencia– los que seleccionan a cada uno de sus compañeros, sin ningún tipo de restricción más que las posiciones en la cancha. Así las cosas, el domingo, en la casa de los Cavaliers, se verán las caras, al igual que el año pasado, Team Durant (Kevin; está lesionado y no jugará) y Team LeBron (James), en un partido que tendrá tres cuartos de 12 minutos y un último cuarto que es último pero no es cuarto.
Nick Elam es profesor de secundaria y amante del básquetbol. Un día de 2004, pensando en hacer el juego más atractivo, se le ocurrió una idea novedosa, rupturista, de esas que suelen aparecer en cualquier tormenta de viernes y como tantas otras terminan naufragando. “El partido tiene que terminar con una anotación”, soñó, y a continuación se puso a redactar el reglamento, a regar su quimera. Durante varios años, Elam envió en correos el proyecto a diferentes instituciones y ligas, sin éxito, hasta que en 2016 uno cayó en la bandeja de entrada del creador del torneo de verano The Basketball Tournament (TBT); este señor leyó la propuesta, le pareció interesante y decidió implementarla. El impacto fue inmediato y el TBT, un furor. La NBA abrió los ganchos y cuatro años después puso a prueba el piloto no en su competición oficial sino –qué mejor– en el Juego de las Estrellas. La audiencia aprobó la novedad, el año pasado lo hicieron por segunda vez, en Charlotte, y por tanto este domingo tendremos otro capítulo con Elam ending.
Sin chicharra
El sistema básicamente es así: los tres primeros cuartos se juegan de manera convencional, pero todos empiezan 0-0. Al culminar el tercer cuarto se corta el reloj y aparece la calculadora. Se suman los tres parciales de cada equipo, y a la cifra más alta se le añade determinados puntos (8 en el TBT; 24 en el All-Star, en memoria de Kobe Bryant); ese número resultante (target score) es el que habrá que alcanzar para ganar el partido. ¿Rebuscado? Un poco. ¿Cautivante y auspicioso? Definitivamente, porque lo que busca el Elam ending, sobre todo, es evitar las faltas intencionadas del equipo que va perdiendo –siempre aparecen sobre el final– y que todos los partidos terminen con un tiro ganador.
El fin de semana All-Star –todos los eventos pueden verse en la plataforma NBA League Pass– comienza hoy con el Rising Stars, un minitorneo de cuatro equipos con jugadores que llevan una y dos temporadas en la NBA, y continúa mañana con el desafío de habilidades, el campeonato de triples y el concurso de hundidas. La gran novedad de esta edición, además del formato final four en el ex Juego de Novatos, es el Clutch Challenge: antes de la final del Rising Stars, ocho jugadores (cuatro de la NBA y cuatro de la G League), en duplas, lanzarán desde cinco posiciones de la cancha vinculadas con cinco tiros icónicos de los playoffs: 1) Damian Lillard desde el logo; 2) Charles Barkley en la cabeza de la llave; 3) Reggie Miller en el ala derecha; 4) el medio gancho de Magic Johnson, y 5) Ray Allen desde la esquina (ver gráfico).
El adiós al mariscal Tito
En octubre del año pasado 109 jugadores de 39 nacionalidades distintas a la estadounidense, desperdigados en 30 equipos a lo ancho de Estados Unidos, iniciaron la temporada 2021-2022 de la NBA. Este fenómeno cosmopolita, que hoy nos parece natural y previsible, no lo era tanto hace 30 años. Quizás hayan sido los exquisitos yugoslavos Drazen Petrovic (croata) y Vlade Divac (serbio) los que abrieron la puerta primero a los Toni Kukoc y Peja Stojakovic en los 90, por poner un par de ejemplos, y más acá en el tiempo a figuras como el montenegrino Nikola Vucevic (Chicago Bulls), el lituano Domantas Sabonis (Sacramento Kings) y mismo el letón Kristaps Porzingis, flamante jugador de Washington Wizards.
Pero los dos jugadores balcánicos más destacados son, sin dudas, Nikola Jokic y Luka Doncic. El primero, serbio, de 27 años y 2,11 de altura, es el vigente Jugador Más Valioso, viene firmando una temporada formidable y estará desde el inicio en el All-Star en el equipo de LeBron. Doncic, base esloveno de 2,01 que a fin de mes cumplirá 23, en tan sólo tres años en la NBA ha desplegado un juego espectacular y conseguido récords personales de todo calibre. Sin embargo, esta temporada viene siendo la más floja del ex Real Madrid; él mismo reconoció que se dejó estar demasiado luego de los Juegos Olímpicos de Tokio y que debe mejorar en el aspecto físico, un rubro por el que suele ser criticado una y otra vez.
El Juego de las Estrellas es presente puro, y seguramente por eso Doncic no quedó entre los cinco titulares del Oeste, como sí había sucedido las dos últimas temporadas. Quien parece haber ocupado su lugar es Ja Morant, la perla de Memphis Grizzlies. El base de 22 años se estrena en la gala del domingo a partir de las notables sensaciones que está provocando en el público, ratificadas a su vez en los números ya que ha mejorado sensiblemente sus porcentajes tanto en tiros de campo como en libres.
La calma que precede
El 16 de abril comienzan los playoffs. No hay mañana. El que gana sigue; el que pierde se va de vacaciones. El jueves pasado se cerró la última ventana de traspasos, instancia en que las franquicias buscan maximizar sus oportunidades, y las negociaciones, a dos, tres y hasta cuatro bandas, se vuelven frenéticas. Entre tantas figuritas, la bomba de la jornada fue el intercambio James Harden-Ben Simmons.
En el Oeste los primeros puestos parecen definidos y la expectativa pasa por la zona baja de los ocho. Phoenix Suns y Golden State Warriors son los mejores equipos de toda la NBA, hoy por hoy favoritos para ser finalistas de la conferencia del Pacífico. Memphis está tercero, a pocos partidos de distancia de Utah Jazz, Dallas Mavericks, Denver Nuggets y Minnesota Timberwolves. Uno de estos cuatro quedará séptimo y tendrá que jugar el play-in junto con el octavo, noveno y décimo, que al cierre de esta edición son Clippers, Lakers y Blazers, seguidos muy de cerca por los pelícanos, las espuelas y los reyes de Sacramento. Faltan cerca de 20 fechas para el final, ya no hay tiempo para descansos y puede pasar cualquier cosa.
Apasionante definición es la que se va a vivir en el Este, con una paridad que hace tiempo no se veía. Si, por ejemplo, en el Oeste la diferencia entre el primero y el octavo son 20 partidos, en la costa atlántica son siete. Chicago Bulls, Miami Heat, Milwaukee Bucks y Cleveland Cavaliers hoy son los primeros cuatro, pero esto puede cambiar de un día para otro porque acechan los trémulos alientos de Philadelphia 76ers, Boston Celtics y Toronto Raptors. El lugar común “cada partido es una final” nunca fue tan cierto.
Brooklyn Nets, uno de los grandes favoritos cuando todo comenzó, vive una racha muy negativa a partir de que su figura Kevin Durant sufriera una lesión de rodilla hace poco más de un mes. A esto se suman el caso Kyrie Irving –juega sólo de visitante porque no se ha vacunado contra el coronavirus– y la partida de Harden a los Sixers a cambio de la llegada de Simmons.
La Barba es goleador, tiene calidad, si está inspirado puede ser letal, pero también es irregular, aporta muy poco en defensa, y en los partidos en que su equipo más lo necesita ha sabido brillar por su ausencia. El Jugador Más Valioso 2017-2018 aterriza en unos Sixers que de la mano de Joel Embiid y Tyrese Maxey vienen haciendo una muy buena campaña y no sorprendería a nadie si llegaran lejos en los playoffs.
La situación de Simmons, por su parte, reviste sucesos extradeportivos. El base australiano fue declarado en rebeldía al inicio de la temporada debido a asuntos contractuales y desde entonces no ha visto acción. Es un gran defensor y sabe aprovechar las oportunidades a campo abierto, pero sus prestaciones ofensivas –sobre todo en cuanto a tiro– son bastante limitadas. “Daremos miedo”, dijo Simmons el martes en su primera conferencia de prensa como jugador de los Nets. Quién sale ganando en este trueque es algo que sólo sabremos cuando las papas quemen y deba aflorar aquello que no se compra en la farmacia.
Fin de semana All-Star
Viernes
21.00
Partido de celebridades
23.00
Rising Stars
Sábado
21.00
Desafío de habilidades
Campeonato de triples
Torneo de hundidas
Domingo
22.00
Juego de las Estrellas | Team LeBron vs. Team Durant
Team LeBron: Giannis Antetokounmpo (Mil), Stephen Curry (GS), Demar DeRozan (Chi), Nikola Jokic (Den) y LeBron James (LAL)
Team Durant: Joel Embiid (Phi), Ja Morant (Mem), Jayson Tatum (Bos), Andrew Wiggins (GS) y Trae Young (Atl)