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Diego Falabrino, durante un entrenamiento en el polideportivo de la Scuola Italiana.

Foto: Alessandro Maradei

La selección uruguaya de hándbol masculino se prepara para el segundo Mundial de su historia

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El equipo, que tiene como objetivo mejorar su última participación, enfrentará un grupo muy difícil, integrado por Cabo Verde, Brasil y Suecia; para los jugadores y el cuerpo técnico, el principal objetivo es lograr en la cancha la primera victoria del país en un Mundial.

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La selección uruguaya de hándbol masculino vive la previa al Mundial que se realizará en Polonia y Suecia a partir del 11 de enero. Esta participación será la segunda en su historia, luego de competir en el certamen que se realizó en Egipto en 2021. La histórica clasificación de Uruguay al Mundial pasado se dio luego de obtener el tercer puesto en el clasificatorio continental, en el que la celeste venció a Chile, Bolivia y Paraguay y terminó detrás de Brasil y Argentina.

En esta oportunidad, se habilitaron cuatro plazas directas para selecciones sudamericanas y la celeste se clasificó al torneo luego de obtener el último cupo en el Campeonato Sudamericano y Centroamericano de Balonmano Masculino de 2022, que se jugó en Recife en enero de 2022. La clasificación se logró luego de que Colombia no se presentara al torneo por problemas relacionados con la pandemia, y gracias a una única victoria ante Bolivia.

En diálogo con la diaria, el entrenador de la selección uruguaya, Nicolás Guerra, dijo que jugar este tipo de competencias de forma asidua es “fundamental” para el hándbol uruguayo, debido a la “motivación que se genera en la gente joven”. Eso ayuda “a trabajar en las inferiores y crecer con esa oportunidad”, dijo. También habló con la diaria Alejandro Trejo, asistente técnico de la selección, que apuntó que para mejorar en los deportes de equipo no basta con “tener buenos jugadores y entrenadores”, sino que también “necesitas competir”.

Foto: Alessandro Maradei

“Competir te mejora el nivel de rendimiento, porque es el único lugar donde el jugador vive determinadas experiencias que son imposibles de reproducir en los entrenamientos. En un partido el jugador no solamente va a eludir o detener a alguien, sino que es el único lugar donde aparece la emoción en el juego. La emoción incide sobre el gesto a realizar, se necesita competir para adquirir esas experiencias y seguir mejorando, puliendo o sabiendo competir con las emociones”, explicó.

Guerra contó que para prepararse para el Mundial y para los Juegos Odesur, en los que Uruguay se quedó con la medalla de bronce en octubre, comenzaron los trabajos en mayo del año pasado.

Diego Domínguez, preparador físico de la selección desde la previa del Mundial de Egipto, también dialogó con la diaria y agregó que “es un grupo de jugadores que, como en todo deporte amateur en este país, intenta buscar su mejor versión: muchachos que trabajan, estudian, que tienen familia y buscan acompasar el entrenamiento, la preparación física y la cancha con la vida de una persona normal”.

Nicolás Guerra (C), durante un entrenamiento en el polideportivo de la Scuola Italiana.

Foto: Alessandro Maradei

Apuntó que los jugadores se acoplaron “muy bien al sistema de trabajo, a las cargas y al sacrificio que supone estar en una selección”, aun sabiendo que enfrentarán a “equipos más fuertes, más rápidos, de mayor talla, de mayor peso, con mayor experiencia y mayor rodaje internacional”. Aun así, no dudó en afirmar que “son los mejores jugadores de hándbol que hay en este país”.

Antes de partir a España a hacer la previa, los jugadores cumplieron un régimen de entrenamiento en preparación física con sesiones de tres veces por semana. A eso se suman los trabajos de cancha, que algunos jugadores hacían “dos y otros tres veces por semana” debido a que se complementaba con “lo que hacían con sus equipos”. Cuando la actividad de clubes terminó, el número de entrenamientos de cancha aumentó a tres o cuatro veces por semana”.

En la previa

El cuerpo técnico convocó para el Mundial a Felipe Navarrete (Alemán), Felipe González (Maristas Algemesi de España), Cristhian Rostagno (Sant Esteve de España), Federico Rubbo (Scuola Italiana), Facundo Lima (Pontevedrés), Guillermo Millán (Scuola Italiana), Diego Falabrino (Pontevedrés), Rodrigo Botejara (Scuola Italiana), Bruno Borba (Pontevedrés), Giovanni Capello (Pontevedrés), Alejandro Velazco (Alemán), Máximo Cancio (Xuntura Base Oviedo de España), Maximiliano de Agrela (Malvín), Diego Morandeira (Mislata de España), Zion Ramos (Malmö de Suecia) y Gabriel Chaparro (Cangas de España).

Los trabajos en Uruguay concluyeron el viernes 30 de diciembre y el 3 de enero el equipo viajó hacia España, a una localidad llamada Sant Esteve, en Cataluña, con el objetivo de completar su preparación. Ya en España se sumaron los jugadores que juegan en Europa.

La selección jugará cuatro partidos de preparación frente a equipos de la zona, el primero será frente a Sabadell, el jueves 5 de enero. El sábado 7 se jugarán contra Sant Esteve Sesrovires y el domingo 8 el rival será Sant Vincents. Por último, se medirán ante Sant Boi el lunes 9. Guerra aseguró que para el equipo es “importantísimo llegar al torneo habiendo jugado partidos de nivel internacional” y agregó que estos partidos son ante equipos que tienen “un nivel parejo con nuestra selección y nos van a ayudar a entrar en ritmo de competencia”.

En busca de la primera victoria

El equipo llega al torneo con la sensible baja de Nicolás Fabra, capitán de la selección desde el Mundial de Egipto, debido a una rotura de tendón de Aquiles. Para ocupar el rol de capitán, el cuerpo técnico optó por Alejandro Velazco y Federico Rubbo, dos jugadores experientes que estuvieron en Egipto y que son referentes del equipo, ya que hace mucho tiempo que están en la selección nacional.

En diálogo con la diaria, Velazco comentó que el trabajo de preparación viene siendo “bárbaro” e “intenso”. Por la misma línea fue Bruno Borba, uno de los jugadores más jóvenes de la selección y debutante mundialista, que dijo a la diaria que la preparación viene siendo buena y que el equipo maneja bien la combinación entre jugadores experientes y los que están haciendo sus primeras armas: “Empezó a haber un intercambio de gente [en el equipo], somos un par que somos los más chicos y la experiencia de los grandes siempre suma, más que los que ya viajaron [a jugar el Mundial], como el caso de Ale [Alejandro Velazco] y de Bote [Rodrigo Botejara]. Todo eso suma al equipo, y la experiencia con los nuevos es fundamental”, explicó.

Maximiliano de Agrela, durante un entrenamiento en el polideportivo de la Scuola Italiana.

Foto: Alessandro Maradei

Para Guerra, el mix entre jugadores jóvenes y experientes es “estupendo”. Indicó que hay un buen número de jugadores que ya tienen experiencia: a los mencionados Velazco, Botejara y Rubbo se suman González, Navarrete y De Agrela. Trejo apuntó que “es normal que de un torneo a otro haya rotación” y comentó que “el grupo se está adaptando a los cambios que se producen”. Agregó que los debutantes “son sostenidos por los referentes o los jugadores con los que comparten puesto”, con los que hay “charlas concretas”, y valoró que “en ese sentido el grupo está muy firme y muy sólido”.

Velazco consideró que este Mundial es distinto al anterior porque antes vivían su primer campeonato, pero ya se “sacaron eso de arriba” y ahora quieren ir a competir y lograr algo que no pudieron hacer en el torneo anterior: ganar el primer partido en la cancha de la historia del país. Técnicamente, Uruguay ya ganó su primer partido en el Mundial pasado, ante Cabo Verde, ya que el equipo africano se bajó del torneo debido a un alto número de casos de covid-19. La celeste obtuvo los puntos del partido y eso le permitió quedar en el tercer lugar del grupo -perdió los otros dos partidos- y accedió a la siguiente fase, en la que cayó derrotada en todos los encuentros. Por eso, esta vez el objetivo es lograr un triunfo en la cancha, lo que va de la mano del otro objetivo que se pone el equipo: pasar a la siguiente fase para repetir la actuación del Mundial anterior.

Los nuestros y los rivales

El grupo es el C y está conformado por Suecia, local, actual campeón de Europa y subcampeón del mundo, Brasil, campeón del último torneo Sudamericano y Centroamericano de Balonmano, y Cabo Verde, que obtuvo la segunda plaza de las clasificatorias de África.

Tanto el cuerpo técnico como los jugadores ven a Cabo Verde, al que enfrentarán en su primer partido el 12 de enero a las 14.00 de Uruguay, como una suerte de “revancha” por el enfrentamiento que no pudieron concretar en el campeonato pasado. Para Velazco, la selección africana “vendría a estar un poquito más abajo de Brasil y Suecia, pero sabemos que los tres deberían ser superiores a nosotros”. Afirmó que tienen como objetivo “poder robarle algún puntito”.

Guerra añadió que “a Cabo Verde lo venimos estudiando con la parte de estadística ya hace tiempo y venimos trabajando con los goleros. Matías Viera es el analista de video, hace la estadística y prepara la información para nuestros goleros. Ya tenemos analizados todos los lanzamientos. Es un rival de primer nivel, todos los jugadores juegan en Europa”.

Foto: Alessandro Maradei

En el caso de Brasil, selección ante la que Uruguay se medirá el sábado 14 a las 14.00, Guerra dijo que es un rival que “conocen un montón”, pero que están intentando “presentar cosas nuevas, como para que ellos se lleven alguna sorpresa” y poder competir de buena manera. Por último, sobre Suecia, rival que la celeste enfrentará el lunes a las 16.30, Trejo valoró que jugar contra el local “siempre es difícil”, pero “es muy lindo”. A eso Guerra le sumó que están muy motivados porque en este torneo va a haber público, cosa que no ocurrió en el Mundial de Egipto por el covid-19.

De cara a competir, Guerra valoró las “ganas” del equipo, “lo que han mejorado físicamente” y la mejora en la capacidad de juego en velocidad, “que era algo que nos costaba un poco”, afirmó. En ese sentido añadió que “hoy en día, si no jugamos rápido, es muy difícil” y destacó que en los Odesur el equipo mostró mejoras en esa faceta. También apuntó que se está trabajando en mejorar la definición de los jugadores frente al golero.

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