La serie es al mejor de siete, hay que ganar cuatro y en lo numérico poco importa el orden, pero la primera siempre es importante. Cuantitativamente es un triunfo pero cualitativamente marca bastante más. Arrancar con el pie derecho, entusiasmar a la hinchada, tomar la delantera y establecer el rumbo basquetbolístico y anímico brinda confianza y hace replantear la planificación de juego al entrenador rival.
El nerviosismo hizo que a los dos les costara encontrar sus mejores virtudes colectivas en el primer tiempo. Los 15 minutos iniciales fueron parejos, pero en la concepción de las anotaciones Hebraica y Macabi mostraba argumentos más sólidos que podían perdurar a lo largo de la noche. Los de Leonardo Zylbersztein eligieron aumentar el ritmo, ofensivas cortas y lanzar en la primera ventaja generando constantemente desde el pick and roll y las caídas. Repartieron bien el goleo con los cinco titulares moviendo su casillero de anotación temprano. Sobresalió Brian García de mano caliente y verticalidad al canasto.
Nacional la fue llevando con puntos de Patricio Prieto, que mantuvo la confianza que ganó en la serie semifinal ante Biguá. De todas formas, el rival eligió liberar esos lanzamientos y que el Pato tomara decisiones mientras controlaban la generación de Alejandro Acosta y Brandon Frazier. Los de Álvaro Ponce aprovecharon la ventaja en la pintura por la segunda infracción del pívot macabeo Frank Hassell. El tricolor dominó los puntos de segunda oportunidad aventajando 11-2 a su rival en ese apartado durante el primer tiempo. Con eso aguantó un cuarto y medio.
En los cinco minutos finales del primer tiempo, Macabi, gozando del enorme nivel de García y Federico Haller, llegó a sacar hasta diez de renta. Transformó la desventaja de tener un equipo con menos centímetros en buena lectura para atacar el aro con criterio con jugadores más veloces que los defensores de Nacional. Hebraica se fue al descanso largo 39-32.
En el segundo tiempo el bolso mantuvo la virtud de dominar el rebote ofensivo y elevó los porcentajes de sus anotadores habituales. Hebraica no sostuvo la fluidez ni la intensidad de la primera mitad, pero se mantuvo en ventaja con genialidades de Luciano Parodi y los ataques rápidos que le permitieron encestar fácilmente.
Un mojón en la noche se dio a falta de 54 segundos para terminar el tercero, cuando Miguel Barriola le cometió una falta antideportiva a Hassell que le hundió el cráneo. El encuentro estuvo parado más de 20 minutos esperando una ambulancia. Insólito.
Nacional amplió su ventaja en una pintura que ya estaba dominando. Hebraica sin su pívot titular y Ernesto Oglivie, el otro interno, con tres personales. Pintaba fea pero Parodi llenó el flotante de clase demostrando que es el mejor jugador uruguayo del torneo. Se cargó el partido en sus hombros para darle 13 de renta máxima a su equipo.
El bolso fue por la reacción defendiendo al límite y obligando pérdidas. Para recortar, Barriola y Acosta fueron vitales. Se puso a dos en el minuto final. En la ofensiva más pesada, Parodi, otra vez, clavó un bombazo que sentenció el partido. Ya con el juego liquidado, Barriola fue expulsado por un cabezazo a Manuel Romero.