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Jugadores de Boston River festejan, el 29 de octubre, en el Paladino.

Foto: Ernesto Ryan

Boston River derrotó 1-0 a Rampla y está cada vez más cerca de la Libertadores

3 minutos de lectura
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Ajustadísima victoria en Florida con gol de Emanuel Beltrán.

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Con un gol en el segundo tiempo de Emmanuel Beltrán, Boston River venció 1-0 a Rampla Juniors, en un partido de apretado desenlace, en el que el equipo que hace de local en Florida sufrió para mantener la mínima diferencia y acercarse a su cupo de Copa Libertadores. Rampla no se entregó en ningún momento y dio pelea hasta el fin por rescatar un punto que le mantuviese el promedio en la tabla del descenso, en la que cada vez se compromete más.

Pocos colores

Mucho rojo, mucho negro entre los 22 futbolistas que prácticamente hacían imposible distinguir desde la tribuna hacia qué equipo iba yendo la pelota. Un descuido innecesario para el espectáculo y para las pocas decenas de personas que estábamos en el Campeones Olímpicos.

En el primer cambio, cuando en Rampla debió salir Juan Pablo Plada por un golpe en la cabeza, me puse a contar cuántos hinchas picapiedras habían llegado de Montevideo a la tribuna Amado Fleitas: 29, y ni una sola bandera, que llegó a los diez minutos de juego cuando dos personas pusieron tres trapos en el arco que da a la vieja curtiembre.

Durante la primera pausa de hidratación me arrimé un poco más sobre el apretado moño de Ayrton Cougo, que en su habitáculo de la línea izquierda se mostraba disgustado porque la pelota no le llegaba allí ni para salir ni para ofender.

Estuvo muy entreverado el primer tiempo porque Boston River estaba muy desarticulado con relación a sus otras presentaciones y Rampla era un montón de esfuerzos por tratar de emparejar el partido y sumar lo que fuera para escaparle a la parca del descenso.

Hay que probar

Un hombre sesentón, un ancho semicalvo y canoso acompaña, en la tribuna y a su paso, el lento avance de Boston River, y con voz de barítono demanda: “¡Hay que probar de afuera!, ¡hay que probar de afuera!”.

Aunque la pelota se la queda Rampla, el hombre se queda en el córner de la conversación con un futbolista a juzgar por sus piernas curtidas por el sol, que habita con desgano la platea Jorge Omar Ferrero. Una madre con dos niños revoloteando y tres panchos de los que exceden los 30 centímetros hace equilibrio en el camino de vuelta. Detrás de mí, dos mujeres, en apariencia más producidas para ir a ver a Forlán jugando al tenis que a Rampla-Boston River, piden al voleo que jueguen hacia adelante mientras una de ellas sugiere que un futbolista está con el balde puesto. “Está obnubilado”, dice, al tiempo que la otra joven con la misma tinta Kérastase, tal vez su cuñada, su hermana, o su par, en tanto compañera de un futbolista, le pregunta qué es eso. “¡Que está con el balde puesto te digo!”, le explica y reafirma.

Otra historia

El primer tiempo se va entre el calor que achata y avasalla el juego y los jugadores y un 0-0 que se explica por la ausencia de jugadas de gol en ambos arcos.

Al iniciarse la segunda parte apareció la primera jugada de gol, y fue gol después de una larga galopada por derecha de Beltrán, que terminó con un sablazo cruzado que venció irremediablemente a Samurio, el zurdo y tacuaremboense arquero de Rampla.

Después del gol explotó Boston River, que logró enlazar debidamente el juego con sus tres delanteros haciendo que Juan Manuel Gutiérrez, por izquierda, y Leandro Suhr, por derecha generaran juego y peligro.

Pero Rampla se puso picante y empezó a atacar y atacar con el determinante aporte del juvenil Enrique Almeida y el soporte, también por izquierda, de Camargo, entonces el juego empezó a hacer casi todo en el área de Santiago Silva, mientras Martín González se hacía chichones sacando de cabeza y cuando todo Boston River volvía a dar una mano.

De pronto una pelota pega en la mano en el área, pero el juego sigue, y como si fuera una carrera de 100 metros llanos, cuando la pelota está cerca del otro arco se arremolinan aleteando los jugadores, los suplentes y hasta los hinchas de Rampla pidiendo penal.

Cuando Gustavo Tejera, el árbitro, viene hasta el kiosquito del VAR, la procesión va detrás de él y, finalmente, cuando toma su decisión un bando suspira y el otro queda inyectado de rabia y supuesta injusticia dado que no cobra penal.

Una perra de las que antes llamaban de raza policía trota en la explanada mientras Tejera pita entre festejos y lamentos. Ganó Boston River y está cada vez más cerca de la Libertadores. Rampla siendo Rampla, la seguirá peleando hasta el final.

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