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Gol de Facundo Pellistri, el 27 de junio, en el estadio MetLife en East Rutherford, Nueva Jersey.

Foto: Charly Triballeau, AFP

Uno por uno de Uruguay en la goleada a Bolivia

3 minutos de lectura
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La celeste tuvo un inicio frenético, en el que le pasó por arriba a su rival; en el segundo tiempo reguló el esfuerzo, pero aun así pudo ampliar diferencias.

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Por la segunda fecha del grupo C de la Copa América 2024, Uruguay y Bolivia se enfrentaron en Nueva Jersey, ya sabiendo que Panamá dio la nota y venció a Estados Unidos. Por este resultado la celeste no está clasificada, pero con la goleada ante los bolivianos quedó en inmejorables posibilidades no sólo de meterse en cuartos de final, sino de ser primera en el grupo.

El encuentro tuvo dos mitades bien distintas. En la primera los celestes (que jugaron de blanco) fueron muy superiores, desplegando una presión alta con ritmo frenético, mediante la cual recuperaron muchas pelotas en tres cuartas partes de la cancha, con lo que podrían haber convertido tres o cuatro goles. Fueron dos y la diferencia se sintió.

Tras los primeros 45 minutos y el 2-0 inicial, la selección uruguaya reguló el esfuerzo en el complemento. También Bolivia se paró más arriba, sabiendo que tenía que empezar por descontar. Con el paso de los minutos, Uruguay volvió a recuperar la pelota y también volvió a apretar en la salida de los del altiplano para, en el cierre, volver a tener contundencia –más que en el primer tiempo– y convertir la goleada de la copa.

Visto lo visto, este es el uno por uno de los celestes:

Sergio Rochet: casi un espectador de lujo. El fútbol pasó lejos, muy lejos de él. Cuando lo llamaron a actuar con algún tiro lejano, estuvo atento.

Nahitan Nández: estaba jugando tan tranquilo, que llegando a los 40 se la entregó a un rival y casi le convierten a Rochet con un tiro desde la mitad de la cancha.

Ronald Araújo: creador y defensa. Con Bolivia replegada, el de Barcelona fue uno de los generadores de fútbol desde el fondo.

Mathías Olivera: caso similar al de su compañero de zaga. La diferencia estuvo en que, como Uruguay jugó más por la izquierda, algunas veces se soltó al ataque.

Matías Viña: buena sociedad con Olivera hacia atrás y con Maxi Araújo y Darwin Núñez hacia adelante. Proyección y presión constantes.

Federico Valverde: mucho más participativo que en el partido anterior. La buscó siempre, trianguló bien con Manu Ugarte y Nico de la Cruz, y cuando pudo se metió casi como 10. La frutilla de la torta fue el gol sobre el final.

Manuel Ugarte: corre, mete, gana, la pasa, se proyecta. El orden de los factores no altera el producto porque hace eso todo el tiempo. En el segundo tiempo, cuando se esperaba que bajara el ritmo, eso no sucedió y continuó corriéndolos a todos.

Nico de la Cruz: entró de titular con el libreto ya aprendido. Es uno de los fijos de Marcelo Bielsa y sabe bien qué hacer, cuándo y cómo. Se encargó de las pelotas detenidas y la primera gestó el gol de la apertura. También puso la asistencia para el gol de Maxi Araújo. Y la clase, receta de la casa.

Facundo Pellistri: incisivo, picante, uno de los primeros defensores en la presión alta, uno de los primeros encaradores cuando recupera la pelota. Como si fuera poco, tuvo la astucia de ir a una pelota al segundo palo y, siendo uno de los más chiquitos de estatura, la metió de cabeza. Fue el mejor de la cancha y el estadio lo aplaudió de pie cuando salió.

Darwin Núñez: goleador siempre. Se hace famoso porque la mete adentro. Erró uno al minuto, en la segunda se le fue apenas, la tercera fue pin y verde, a cobrar. Además, si no los hace los genera, y si no los hace ni genera, corre a todos los defensas para no dejarlos jugar en paz.

Maximiliano Araújo: otro de gran nivel, que tiene el libreto aprendido por la izquierda. La sociedad con Darwin es una de las mejores. Reclamó penal en un agarrón, pero no fue para tanto. En el segundo tiempo bajó el ritmo, no así la generación de fútbol. Tuvo dos chances más, metió una.

Lucas Olaza: Bielsa lo llamó temprano en el segundo tiempo, pero su cambió demoró. Se ubicó en el lateral izquierdo, pero no llegó a incidir en el juego.

Luis Suárez: el estadio lo reclamaba. Él se moría por jugar. Pudo entrar cuando el partido estaba liquidado y medio mundo deseó que le quedara una para que gritara gol. Ya llegará.

Rodrigo Bentancur: un clase A en el banco es muchísimo. Ante Panamá entró algunos minutos, pero cambió la marcha del equipo; ante Bolivia jugó apenas, pero encontró una bocha aérea y se llenó el alma de gol.

Cristian Olivera y Giorgian de Arrascaeta: pocos minutos en la cancha.

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