Durante este sábado y domingo se habrán de conocer los finalistas de la vigesimoprimera edición de la Copa Nacional de Clubes A, que no es otra cosa que la vieja Copa de Clubes Campeones del Interior, surgida en 1965 bajo la idea del periodista Efraín Martínez, que, a imagen y semejanza de la Copa Libertadores de América —que por esos años ya ganaba prestigio en el mundo del fútbol—, quiso realizar para todas las ciudades y departamentos de Uruguay un campeonato entre sus clubes campeones. Sin dudas que funcionó y durante años fue conocida también como Copa El País por el diario en donde trabajaba Martínez y desde donde se la apoyó.
Desde aquel año en que el Atenas de San Carlos levantó por primera vez la orejona han pasado seis décadas de pasión futbolera del interior profundo, con historias que entrelazan hazañas deportivas, recorridas infinitas por rutas y caminos, y comunidades enteras que vibran con la camiseta de su club.
En esos 60 años de campeonatos, decenas de clubes y ciudades han buscado la gloria de llegar a la final para acercarse a esa felicidad fatua y finita, pero que perdura para siempre en el recuerdo de los colectivos del club y de los que la vivieron.
Este fin de semana cuatro clubes procurarán llegar a esa instancia. Hay un partido el sábado y otro el domingo, ambos televisados y que tendrán la definición de los dos finalistas. En todos los casos se define primero por puntos, si hay empate se requiere la diferencia de goles y si siguen iguales la decisión será a través de los tiros penales.
Entre los cuatro semifinalistas, Universitario de Salto es el que sacó ventaja al derrotar en el propio Silvestre Octavio Landoni de Durazno al Wanderers local, mientras que en la otra llave en el Álvaro Pérez de San Carlos, en la cancha del Penado 14, Libertad y Río Negro de San José empataron 1-1.
Universitario de Salto fue por primera vez campeón hace dos años, pero ha marcado un momento en la historia reciente de este torneo, dado que ha estado entre los mejores cuatro en tres de las últimas cuatro ediciones. Libertad ya alzó la orejona en dos oportunidades, una en el siglo pasado, en 1998, y otra en el siglo XXI, ya con el por entonces reciente nombre de Copa Nacional de Clubes. También la Institución Atlética de San José tiene en sus vitrinas la copa de clubes campeones del interior conseguida en la última década del siglo pasado.
Sólo Wanderers de Durazno no le ha tomado el peso a la copa, no la ha paseado en caravana con autos, camiones y decenas de motos y ciclomotores con bocinas roncas pero llenas de cuadras de alegría. No lo ha hecho nunca Wanderers ni tampoco ninguno de los clubes de su histórica Liga de Fútbol de Durazno, que sin embargo a nivel de selecciones es la que suma más títulos.
La final lo es todo
No debería pasar desapercibido, pero pasa: este fin semana hay un grupo de 90 o 100 deportistas que buscando una final estarán ante una de las instancias deportivas más importantes de su vida. Esos planteles que alcancen la final serán los únicos entre más de 15.000 de sus pares que se agrupan en más de 600 clubes de 61 ligas, de los 19 departamentos -hay clubes afincados en Montevideo que compiten en OFI- y las cuatro confederaciones que podrán competir por obtener la máxima gloria a la que puede acceder un club amateur del interior de Uruguay.
Disputar la copa del interior es lo máximo a lo que pueden aspirar esforzadísimos futbolistas de un rincón al otro de la Banda Oriental del Uruguay, y no es poco. Para nada, es lo máximo, y los miles y miles que los seguimos y que alguna vez soñamos con la orejona, en la cancha, en un desvencijado banco de madera o detrás del alambrado en tremendas tribunas o en una fila de bancos de cemento que se apoyan en bloques, sabemos lo que significa ir tras ella.
Probablemente ni el más empático futbolero o futbolera metropolitana asumirá en su consideración el relieve que adquiere esta circunstancia. No es su culpa. La comunicación y la puesta en escena de estas competencias quedan sumergidas detrás de otros nombres de otras circunstancias y de afectados y afectadas periodistas que nos cuentan de Nacional o Peñarol, de Boca y de River, de Barcelona o de Real Madrid, Liverpool, Manchester y PSG.
Río Negro de San José-Libertad de San Carlos
Todo arranca este sábado a las 15.00 en el Casto Martínez Laguarda de San José con la definición de la llave que comenzó el domingo pasado con un partidazo en San Carlos que terminó empatado 1-1 y que tuvo todo lo esperable para una semifinal: buen juego de ambos, posturas valiosas, una inmensa capacidad y actuación del golero de Valdense, pero que ataja para los josefinos, Bernardo Long, y al final el esperado empate, largamente buscado por parte de Libertad.
Así planteados los antecedentes, vale esperar un gran partido y espectáculo para la revancha que, así como en San Carlos tuvo a muchos hinchas viajeros maragatos siguiendo a los cebritas, esta vez tendrá a decenas de carolinos siguiendo al Penado 14. El partido es para verlo en el histórico estadio maragato, se recomiendan unos bizcochitos de Don Francisco a poco más de una cuadra de la cancha para acompañar ese mate o café omnipresente mientras la guinda esté por los aires.
Universitario de Salto-Wanderers de Durazno
En Salto, en el Ernesto Dickinson, el único estadio de una ciudad capital que no es municipal ni de un club sino que es propiedad de la Liga Salteña de Clubes, Universitario se mudará de su complejo de césped sintético para recibir a Wanderers y su ilusión de poder dar vuelta la tabla y llegar por primera vez a la final. La U, galvanizada en éxitos futboleros de los últimos años, más la enorme victoria de visitante del sábado pasado en Durazno 2-1, procura llegar a la final por tercera vez en los últimos cuatro campeonatos y sabe que aunque la tiene bien encaminada no será nada fácil, por el valor del rival, pero además porque no tendrá en la cancha a Valentín Fornaroli, uno de sus futbolistas más desequilibrantes en esta década, ni al tanque George dos Santos, ni a Octavio Pintos, en todos los casos por suspensión. Wanderers no cuenta con Javier Olazábal por las mismas razones, pero lo que más puede complicar al equipo, el que ahora alista Diego Polenta, es que salga en su contra el reclamo de Universitario por alistar Wanderers en Durazno a un futbolista con la ficha médica aparentemente vencida, lo que podría extender el marcador a 5-1.
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