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Jimena Pardo. Foto: Pablo Vignali

Jimena Pardo: “El diagnóstico no dice hacia dónde vamos; podés llevar el sistema hacia Chile o hacia Suecia”

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La economista especializada en temas previsionales, delegada del FA en la CESS, repasó las diferencias con el informe diagnóstico y sostuvo que falta “una imagen objetivo” del sistema que se pretende posreforma.

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¿Por qué el Frente Amplio (FA) cuestiona el enfoque del informe diagnóstico de la Comisión de Expertos en Seguridad Social (CEES)?

Porque un diagnóstico es más que una mera descripción. Debería estructurarse en función de decir por parte de la mayoría de la CESS “hacia dónde quiero llegar”: ¿el BPS [Banco de Previsión Social] mantendrá el formato actual de solidaridad intergeneracional o cambiará?, ¿se irá hacia cuentas nocionales? Son preguntas que pueden hacerse con base en las declaraciones que se hicieron en la prensa. O qué va a pasar con la Caja Policial y la Caja Militar, ¿irán a BPS como servicios bonificados, o qué pasará con las cajas paraestatales? Yo sé qué imagen tiene Rodolfo [Saldain], pero en el documento no se dice hacia dónde vamos.

El FA sostuvo que no se atiende la “sostenibilidad social” del régimen y sí la financiera. ¿A qué apunta eso?

Cuando se mira el documento podés ver identificados claramente los aspectos que podrían ser ajustados, y básicamente son para tener en cuenta la dimensión de la sostenibilidad financiera. Obviamente que el FA comparte la necesidad de una reforma, pero en el documento se habla del desafío que implica que muchos trabajadores tengan una historia laboral interrumpida o el desafío de mantener la cobertura; eso se anuncia y no se dice cuál es la medida para cumplirlo. Hay una única frase que dice que habría que redefinir los beneficios no contributivos, lo que el BPS llama “pensión a la vejez o invalidez”. Pasa que según tú entiendas ese rediseño de beneficios no contributivos, y en función de cómo ese pilar se inserta en el sistema general, hay un abanico tan amplio que podés llevar el sistema uruguayo hacia Chile o hacia Suecia. Podés tener en la cabeza mantener el formato de hoy, agregando un pilar no contributivo para gente muy vulnerable, e ir hacia Suecia, o podés cambiar el formato incorporando más ahorro individual o cuentas nocionales, lo que implicaría ir hacia Chile. Dependiendo del sistema que la mayoría de la CESS tenga en la cabeza, podemos ir hacia un sistema parecido al vigente o muy distinto.

Pese a no votar el diagnóstico, el FA marcó que tiene algunas coincidencias. ¿Cuáles son las más relevantes?

La necesidad de una reforma estudiada, consensuada, hecha con mucha interrelación con el sistema político y un diálogo social profundo. Eso no lo niega nadie, ni atender los objetivos de la sustentabilidad financiera; eso se comparte. Obviamente que, para nosotros, el acento debe estar puesto en que el sistema siga cumpliendo su objetivo, que es el de proteger. Tampoco quiero dejar de destacar el hecho de seguir fortaleciendo la institucionalidad en la gobernanza y la supervisión del sistema.

El diagnóstico menciona varios aspectos del régimen general del BPS a revisar. ¿Lo ven como un riesgo?

Hay claramente identificado un rediseño del régimen en términos de sus parámetros, porque también tenés lo de la edad [mínima para acceder a una jubilación]. Si recorrés el documento podés identificar varios puntos que parece que fuera necesario ajustar, pero ajustarse a la baja. Ojo, si hay necesidad de una reforma porque la dimensión financiera tiene un desafío, no vamos a ser tan naífs de decir que todo debe subir, pero no se observa nada identificado que diga que esto se debe reformar en el otro sentido, para lograr tal objetivo.

Sobre las AFAP, el FA advierte que hay intención de desregular el sistema. ¿Podría afectar a República AFAP?

Hubo una evolución en este aspecto en los borradores, porque al inicio había una cantidad de puntos de lo que es la agenda de las AFAP privadas. Eso se mitigó, pero subsisten algunas cuestiones. Como lo del tamaño de República AFAP, que es un dato de la realidad: Uruguay es así y tiene al Banco República, el Banco de Seguros y Antel; tomar su tamaño como un problema de por sí es más una cuestión que refiere a un marco teórico que no comparto. El FA intentó mostrar que si el tamaño de República AFAP es mayor, también hay beneficios para sus afiliados, como que es la única empresa que está al nivel de las comisiones que cobran en el resto de América Latina.

El FA indica que sobre la Caja Militar hay aspectos que se evaden o suavizan en el diagnóstico. ¿Cuáles son?

Lo que no aparece nunca en el borrador pero ha dicho Saldain en declaraciones es que hay oportunidades de mejora en la Caja Militar reformando el régimen de asimilados, esto son las personas que cumplen otras tareas [no militar directamente], por ejemplo los médicos del Hospital Militar. Lo que vemos, y quedó claro en las proyecciones que se pidió, es que en realidad la transición que quedó por la reforma de 2018 es bastante larga. El militar que quedó en el régimen anterior, que son casi la mitad de los activos, se jubila en promedio a los 48 años, contra un promedio de 62,5 años en el BPS, y se lleva 100% del sueldo del mes anterior. Si me decís que la oportunidad de reforma pasa por asimilar al régimen general a los no militares, tenemos un problema. Nosotros pensamos que la Caja Militar requiere un ajuste más grande, y no importa que la última reforma la hizo el FA, porque creemos que es insuficiente, más cuando se les va a pedir un esfuerzo mayor a los trabajadores amparados en el BPS.

¿Qué recoge el diagnóstico de los asuntos relativos a la brecha de género y las dificultades que tienen las mujeres para alcanzar las condiciones de acceso a una jubilación?

De nuevo en este tema hay una evolución en los borradores. El primero no decía nada y luego se fue atendiendo, pero otra vez es sólo una descripción. Si me decís “vamos a cuidar que la seguridad social haga una discriminación positiva hacia las mujeres” es otra cosa, pero no está. Hay un aspecto importante que queda fuera del análisis de la CEES que es la interrelación entre el régimen jubilatorio y la política de cuidados, que no está claro qué pasará con ella. Entonces, la pata de género se describe muy bien en términos de identificar los aspectos a corregir, pero no parecería haber una definición de cómo se va a tratar a las mujeres.

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