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Local de McDonald's en el centro de Montevideo (archivo, julio de 2021).

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El desempleo juvenil: brechas que se profundizan

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Un análisis del Instituto Cuesta Duarte aborda el impacto asimétrico que tuvo la crisis inducida por la covid-19 sobre los jóvenes, agudizando las brechas preexistentes en el mercado de trabajo.

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Semanas atrás el Departamento de Jóvenes del PIT-CNT presentó “Los jóvenes y el mundo del Trabajo”, un estudio del Instituto Cuesta Duarte que aborda el contexto y las perspectivas laborales para las personas menores de 29 años.

Como era previsible, la afectación asociada a la crisis fue mayor para los jóvenes, que en 2020 representaban aproximadamente 23% del total de ocupados y 59% de los desocupados (siendo el 35% de los inactivos, que son las personas que no están trabajando ni buscando empleo activamente).

Según destacó Bruno Giommeti, economista del Instituto Cuesta Duarte, el desempleo entre los jóvenes aumentó cerca de 5% el año pasado, un aumento comparativamente mayor respecto al observado para el resto de la población (1% entre quienes tienen más de 29 años).

Un patrón similar se desprende al analizar la demanda y la oferta laboral. Esto agrava una situación de partida desfavorable, dado que históricamente las tasas de empleo y actividad han sido significativamente más bajas para este segmento de la población.

A su vez, la vulnerabilidad es mayor cuando se incorporan otras dimensiones al análisis. En particular, el estudio advierte que la informalidad, medida como el no registro a la seguridad social, asciende a 30% entre los jóvenes.

Esta cifra se sitúa siete puntos porcentuales por encima de la que corresponde a los trabajadores y trabajadoras mayores de 29 años. Considerando ambos grupos de forma conjunta, el no registro a la seguridad social afecta a uno de cada cuatro uruguayos.

En la misma dirección apunta la comparación de los ingresos por trabajo, tanto si se compara el universo de ocupados como el de los asalariados. A este respecto, y en ambos casos, el ingreso medio por ocupación principal de los jóvenes se situó cerca de $ 15.000 por debajo del resto.

Desigualdades que se alimentan

Lo anterior constituye la primera capa de asimetría dentro del mercado laboral: la situación de los jóvenes, medida por cualquiera de los indicadores, es significativamente más desfavorable respecto del resto.

Sin embargo, no es la única. Por el contrario, dentro de los jóvenes, las diferencias entre hombres y mujeres es significativa. Las tasas de actividad y empleo son menores para las mujeres menores de 29 años en relación con sus pares masculinos y la tasa de desempleo es mayor.

De esta manera, las brechas que surgen de considerar conjuntamente estas dos capas de desigualdad son profundas. Por ejemplo, mientras el desempleo entre los hombres de 30 años o más se ubica en torno a 3,8%, el desempleo para las jóvenes supera el 23,4% (casi 20 puntos porcentuales de diferencia). La misma situación se desprende del análisis conjunto para la oferta y demanda laboral.

En el caso del empleo y la actividad, el cruce de información arroja diferencias similares. Para los hombres mayores de 29 años la tasa de ocupación se ubica en torno a 72,1%, y es casi la mitad en el caso de las mujeres jóvenes (38,8%). En el caso de la actividad, la disparidad entre estos dos segmentos de la población es de 25 puntos porcentuales (cuadro).

¿Qué se puede esperar hacia adelante?

En términos de perspectivas, si bien el dato de junio pautó una mejora bastante generalizada entre los principales indicadores (empleo, actividad y desempleo), la situación del mercado laboral continuará siendo frágil y evidenciará una recuperación rezagada respecto de la actividad en términos más generales.

En el caso puntual de los jóvenes, la situación es aún más compleja. Como evidencia el análisis precedente, los problemas que enfrentan los menores de 29 años en su vínculo con el mercado laboral revisten un carácter estructural que precede largamente la crisis inducida por la covid-19. Revertir esta situación requiere acciones focalizadas para atender la situación particular de este segmento de la población; la recuperación de la actividad, por sí sola, no será suficiente para lograr mejoras relevantes en este frente.

Por otra parte, en materia de ingresos, el diseño de las pautas presentadas por el Poder Ejecutivo para la novena ronda de negociación colectiva profundizará todavía más las desigualdades de partida. Según el análisis, los jóvenes están sobrerrepresentados dentro de los sectores que han sido más golpeados por la pandemia.

En relación con este punto, cerca de la mitad de los jóvenes están empleados en el sector comercio, restaurantes y hoteles (cerca de 100.000) y en otros servicios (más de 80.000). El resto se reparten de forma bastante homogénea entre el resto de los sectores de actividad. Concretamente, de acuerdo al estudio, la presencia de los jóvenes es mayor en restaurantes, parrilladas, rotiserías, clubes deportivos, hoteles, taxis, remises, excursiones y recreación.

En ese sentido, las pautas presentadas distinguen entre los sectores que se han visto “menos afectados” por esta coyuntura de los que han estado “muy afectados”. Para estos últimos, que formalmente fueron definidos como los sectores exonerados del pago de los aportes patronales previstos por el Artículo 2 de la Ley 19.942, los lineamientos establecen un nuevo acuerdo puente con un año de vigencia y un único ajuste nominal de 3% en enero de 2022. Esto supone que la mayor parte de los jóvenes enfrentará una nueva caída del salario real durante el próximo año, incrementando las diferencias que los separan del respecto de la población analizada.

Mitos convenientes

Según consignó el semanario Búsqueda, que cubrió la presentación del encuentro y dialogó con Tamara García, titular del Departamento de Jóvenes del PIT-CNT: “Se ha generado el discurso de que las juventudes no quieren un trabajo fijo, prefieren tener distintos trabajos, la inestabilidad, la precarización. Eso no es real, al punto que, ante cada llamado público, que es el ejemplo de la estabilidad laboral, se anotan miles de jóvenes. No es que las juventudes no queremos la estabilidad, sino que las lógicas del mercado de trabajo nos empujan a eso”.1


  1. Los jóvenes sufrieron más el desempleo en pandemia y están más expuestos a perder salario. Semanario Búsqueda (Nº 2135 - 12 al 18 de agosto de 2021). 

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