Como no podía ser de otra manera, las perspectivas económicas para nuestro país estarán condicionadas por la marcha de nuestros dos vecinos, aunque esa dependencia es menor con respecto al pasado, producto del desacople que ha tenido lugar durante más de una década.
No obstante, la evolución de la actividad y la situación de los precios relativos siguen ejerciendo presión sobre el devenir económico nacional, y son clave para muchos sectores y regiones del país. Debe tenerse presente, con relación a los problemas de competitividad, que 2024 culminó con novedades, dado que mientras Argentina se encareció con relación a Uruguay, Brasil transitó el camino contrario.
Las perspectivas argentinas
Según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado que lleva adelante mensualmente el Banco Central de la República Argentina, la economía habría crecido 1,6% trimestral durante el último trimestre del año pasado, lo que implica una mejora de siete décimas con relación al relevamiento previo. No obstante, el año cerraría con una retracción estimada de 3%.
Para este año, los analistas consultados por la autoridad monetaria anticipan un rebote de la actividad que estiman en 4,6%, con una leve mejoría frente a la consulta realizada a fines del año pasado. La inflación, por su parte, culminaría el año en torno al 23% interanual, lo que confirma la tendencia descendente que ha venido mostrando durante los últimos meses. De acuerdo con este relevamiento, la variación mensual de los precios no superaría el 2,3% durante el primer semestre del año, exhibiendo una trayectoria de moderación sostenida.
Por su parte, las respuestas recogidas en la última encuesta esperan una relativa estabilidad para la cotización del dólar, aunque lo de “relativo” siempre debe entenderse bajo los parámetros de anormalidad que caracterizan el funcionamiento de la macroeconomía vecina. En concreto, el tipo de cambio nominal se situaría en el entorno de los 1.200 pesos por dólar a diciembre, lo que supone una depreciación muy moderada con relación al cierre de 2024 ($ 1.060 en promedio de compra/venta).
Para tener como referencia, la brecha de precios para una canasta de consumo representativa entre Salto y Concordia se ha cerrado considerablemente durante el último año, pasando de 97,4% a 22,7% entre enero de 2024 y enero de 2025 (había superado el 180% durante setiembre de 2023, el registro más alto desde que se mide este diferencial). Esto es lo que se desprende del último informe elaborado por el Observatorio Económico de la Universidad Católica del Uruguay ubicado en Salto.
En ausencia de novedades de envergadura, algo que nunca puede ser descartado en el caso de Argentina (y considerando además la inestabilidad del escenario internacional), este panorama no exhibiría cambios significativos en el corto plazo.
Las perspectivas brasileñas
Al día de hoy, los principales problemas de competitividad uruguayos están asociados a la relación de precios con Brasil, que se deterioró pronunciadamente luego del salto cambiario que experimentó el real el año pasado en el marco de los riesgos de sostenibilidad fiscal.
En materia de perspectivas, el último relevamiento realizado por el Banco Central de Brasil anticipa que la economía se expandiría 2,0% este año, lo que supone un leve deterioro con relación a las estimaciones realizadas hace un mes (2,1%).
En el caso de la inflación, que cerró el año pasado en torno al 4,8% y que se ubica ahora levemente por encima del 4,5% (fuera del rango meta), los agentes relevados proyectan un deterioro adicional de la dinámica de precios, ubicando la variación del IPC arriba de 5,6% interanual. Finalmente, para la cotización del real, de la última consulta se desprende un tipo de cambio cercano a seis reales por dólar.
Volviendo a dimensionar el punto de partida desde nuestro país, la brecha de precios, también estimada por el observatorio de la UCU, se ubica actualmente en 79%. Esta diferencia es la que surge de comparar los precios promedio para una canasta de consumo adquirida en Artigas y otra en Quaraí.
Síntesis
Las últimas proyecciones no implican un cambio sustancial para el panorama regional, que seguirá caracterizado por la incertidumbre y la inestabilidad. En ese sentido, el deterioro del panorama externo, jalonado por las tensiones geopolíticas y los rebrotes proteccionistas, podría alterar rápidamente esta situación, dado que ambas economías continúan estando atravesadas por una importante debilidad en el frente macroeconómico.