“El rugby es un deporte seguro”. Esta idea es la que la Unión de Rugby del Uruguay (URU) junto con el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) intentan transmitir a docentes, padres y niños con un programa que lleva de forma semanal el deporte a ocho escuelas de la capital y de forma indirecta a más de 400 en todo el país.
Desde 2012 la URU se asocia con el CEIP para tratar de combatir “uno de los talones de Aquiles del rugby: que sea visto como un deporte elitista”, según dijo a la diaria Sebastián Perona, docente del Instituto Superior de Educación Física (ISEF) de la Universidad de la República y director de Desarrollo de la unión, cargo que ejerce de forma honoraria. El objetivo es demostrar que el rugby es seguro, que lo pueden jugar hombres y mujeres por igual y que no distingue entre clases sociales. Además se busca “expandir el horizonte de deportes que conocen los niños”, aseguró Nancy Barrios, integrante de la comisión de perfeccionamiento docente del CEIP y directora coordinadora de Montevideo este para Educación Física.
Los alumnos de tercero, cuarto y quinto año practican un “rugby adaptado”, que, según detalló Perona, es una versión en la que hay “muy poco contacto o casi ninguno; funciona como una iniciación al deporte y está muy relacionada con la idea de juego más que de competencia”. A su vez, Barrios enfatizó que todos los profesores de educación física pueden incorporar al rugby como juego dentro de otras categorías del programa.
Actualmente hay ocho escuelas en la zona de influencia del estadio Charrúa, que tienen un tiempo destinado semanalmente al rugby con el profesor de educación física y un formador de la URU. “Por ahora está limitado a esas escuelas porque contamos con una cantidad limitada de formadores voluntarios, y la zona del estadio es muy buena si quieren seguir jugando, porque hay también muchos clubes”, explicó Perona. Además, hay cuatro escuelas de la Costa de Oro que también tienen rugby en ese formato semanal.
El resto de las escuelas del país reciben la práctica mediante los clubes zonales de rugby y durante la clase de educación física. Para eso hay “un plan de apoyo a los profesores que comienza con su capacitación: desde 2007 está la materia Rugby en todos los centros del ISEF, para darles herramientas a los futuros profesores para trabajar”, comentó Perona, y aclaró que “para los profesores que egresaron antes, la URU ha desarrollado cursos cortos de capacitación para enseñar rugby adaptado”.
Para Perona, los profesores terminan preparados para enseñar rugby adaptado “teniendo en cuenta las limitaciones a las que se van a enfrentar, como pueden ser la cantidad de niños en el grupo o las condiciones del edificio”. La URU y el CEIP han brindando a las escuelas pelotas para que los docentes cuenten con los materiales necesarios para trabajar.
Más allá de los beneficios físicos que tiene practicar deporte, el rugby en particular promueve una serie de prácticas de compañerismo por las que se destaca. “Trabaja con los valores de convivencia, respeto, solidaridad. Cada uno da lo mejor de sí y pone sus cualidades para el equipo. No existe criticar a un compañero, ni babosear o protestar en la cancha”, puntualizó Perona. El docente agregó que luego de que se termina el partido es obligatorio asistir al tercer tiempo, “un ritual en el que los equipos se juntan a celebrar el encuentro, dejar de lado lo que pasó en la cancha, reconocer al otro y agasajarlo”.
La URU desarrolla esta iniciativa de rugby en las escuelas como parte del programa Get into Rugby, impulsado por la Organización Internacional de Rugby. Según detalló Alejandro Lemes, quien junto a Ignacio Inchauste, ambos de la URU, lo organizan en Uruguay, la idea del programa se explica en tres pasos: primero, conocer el deporte; segundo, jugar en alguna modalidad –aunque sea con reglas adaptadas y sin contacto–; y tercero, quedarse, llegar a integrar algún club, paso para el que, según Lemes, faltan algunos años.
“En 15 años no he conocido a un niño que haya probado y no le haya gustado. Quedan fascinados, genera una dinámica de grupo distinta. El rugby genera esquemas de relacionamiento diferente”, apuntó Perona. Para Barrios, “a todos los niños les gusta, y más allá de la técnica aprenden los valores, se trabaja el nivel cultural y la construcción de ciudadanía”.