En agosto de 2018, cuando todavía estaba en funciones el ex decano Juan Andrés Ramírez, el Consejo de la Facultad de Derecho aprobó una resolución que ajustó los aranceles universitarios, es decir, el costo de los posgrados de la facultad. El cambio determinó que dos de los 11 posgrados bajaran de precio y que nueve aumentaran, incluyendo uno que era gratuito y empezó a cobrarse. Los 11 posgrados que ofrece la facultad son especializaciones (de al menos un año) y maestrías (de al menos dos). En promedio, el aumento fue de 60% (ver tabla).
Eugenia Villar, consejera estudiantil e integrante de la agrupación Frezelmi, manifestó su preocupación por la readecuación; según afirmó, nunca hubo un ajuste “de esta dimensión” y añadió que ahora no hay opciones de posgrado gratuitos. En general, la Universidad de la República cobra los posgrados de perfil profesional y ofrece gratuitamente los posgrados académicos, aquellos enfocados en el desarrollo de la investigación. “Uno de los reclamos de Frezelmi es la existencia de posgrados gratuitos. Acá son todos profesionales, entonces no hay ninguna opción gratuita para quien recién egresa de la carrera”, mencionó.
Durante la discusión en el Consejo, Frezelmi propuso que no se cobren los posgrados cuando quien lo cursa es, además, aspirante a docente en la materia en la que se quiere profesionalizar, “pero la propuesta no fue tenida en cuenta, con excepción de la maestría en Derecho del Trabajo, cuyos aspirantes la pueden hacer gratuitamente”. Además, mencionó que con los nuevos precios las carreras no son competitivas entre la oferta de posgrados, “por el precio excesivo y por la gestión, porque si hay pocos inscriptos hay que esperar para empezar”.
Villar aseguró que a largo plazo se va a reducir la cantidad de inscriptos. “A los estudiantes nos preocupa la situación. Con el cambio del plan de estudios [en las carreras de grado de Abogacía y Notariado] hubo varios contenidos que se sacaron de la carrera, que sí o sí vamos a tener que ir a buscar al posgrado; y con estos precios se hace imposible acceder para cualquier egresado joven o recién recibido”.
Financiamiento
La propuesta aprobada fundamenta que los nuevos valores se fijarán en función de los créditos académicos de cada posgrado, “no sólo como modo de ordenar la dispersión actual sino de contemplar sistemáticamente la incorporación de nuevas maestrías y especializaciones actualmente en trámite”, y establece que se cobrarán 2,25 unidades reajustables (UR) por crédito en las especializaciones y 2,5 UR por crédito en las maestrías.
Carlos Delpiazzo, director de la Escuela de Posgrados de la facultad, explicó a la diaria que asumió su cargo a fines de 2017 con el objetivo, entre otros, de “ordenar las especializaciones y maestrías”. Mencionó que en la escuela “teníamos seis o siete especializaciones y maestrías y algunas no se podían dictar por falta de financiamiento”, y aseguró que la propuesta de ajuste de los aranceles surgió tras un trabajo con el área de contaduría de la facultad, de forma de alcanzar “un ordenamiento uniforme de los precios de la Escuela de Posgrados, que fueran transparentes y que los cursos pudieran empezar: el problema era que algunos no podían empezar porque no se financiaban”. Reafirmó que con los precios anteriores las carreras “no se podían mantener: la prueba es que había cantidad de especializaciones interrumpidas porque no se terminaban de dar”. Delpiazzo aseguró que tras el ajuste las carreras “son mucho más baratas que en otras facultades”, y afirmó que el valor de la hora docente se mantuvo igual.
En cambio, para Villar, “los posgrados se financiaban solos: el balance de 2018 fue favorable para la Escuela de Posgrados”. Consideró que “falta creatividad a la hora de buscar otras formas de financiar el posgrado, y la carga pasa al estudiante”.
Sobre los efectos del aumento, Delpiazzo aseguró que ahora hay “el doble de las carreras que existían en 2018”, y estimó que actualmente hay alrededor de 150 cursantes: “Es el año con mayor cantidad de inscriptos en la escuela, pero eso no depende de los valores”, afirmó.
Respecto de la preocupación por la falta de ofertas gratuitas, el director de la escuela apeló al régimen de becas, que fue modificado y que también es cuestionado desde la agrupación Frezelmi. Según Villar, sucesivos cambios a la reglamentación en 2014 y 2018 disminuyeron el tope de la beca, que era de 100% y pasó a ser de 80%, por lo que también se eliminó la posibilidad de la gratuidad por este mecanismo. Delpiazzo defendió los cambios, ya que a su entender flexibilizan el porcentaje de beca que se le puede dar al estudiante y permite dar más becas (de 20%, 50% u 80%, según los criterios), y aseguró que con el régimen anterior una persona obtenía la beca, se demoraba en la carrera, empezaba a trabajar en un “gran estudio” y seguía con la beca, “lo que era una injusticia. A partir de la reforma la beca se revisa anualmente, y el estudiante se postula para mantenerla”. Agregó que el régimen nuevo es “muy generoso” y que cerca de la mitad de los estudiantes de posgrado reciben algún tipo de beca. Además, Delpiazzo mencionó que existía un proyecto en la escuela de generar un fondo de becas, que permitiera “atender las necesidades de quien lo precisara aún con menor número de inscriptos”, porque sin ese fondo, “con la matrícula de los inscriptos se debe financiar las becas”, pero informó que dicho proyecto no se ha podido concretar por falta de presupuesto.