Jugadores de fútbol, guardias de seguridad, trabajadoras del comercio y jubilados; jóvenes y adultos que viven en Ciudad de la Costa, Montevideo, Paysandú, Perú o Turquía. Así de diversa es la población que ha atendido a lo largo de sus diez años el Liceo Alternativo de la Costa, una cooperativa de educadores que surgió con la vocación de darles la posibilidad de terminar la educación secundaria a quienes en el pasado se desvincularon del sistema. Generar una propuesta educativa para jóvenes y adultos no es lo mismo que diseñar una para adolescentes; son etapas de la vida distintas y estar dedicado cien por ciento al estudio difiere de tener que acompasarlo con trabajo, familia y otras responsabilidades.
En 2012, cuando formaron la cooperativa, los docentes notaron que todas las propuestas dirigidas a esa población se concentraban en el horario de la noche. No obstante, el mundo del trabajo es cada vez más variable y muchas personas trabajan en horarios nocturnos, lo que les impide estudiar en ese horario. Luis Alvez, presidente de la cooperativa, explicó a la diaria que en Ciudad de la Costa, la primera zona de influencia del Liceo Alternativo, es mucha la población que a diario concurre a trabajar a pequeños y grandes comercios hasta las 22.00 o las 23.00.
De esa forma, en 2013, cuando comenzaron con esta propuesta a pocos metros de la esquina de Giannattasio y Uruguay, en Solymar, fueron el primer centro educativo en ofrecer una propuesta para la culminación de la educación media dirigida a jóvenes y adultos en tres turnos: matutino, vespertino y nocturno. Ello se mantiene en la actualidad: el centro educativo abre a las 8.00 y cierra a las 22.45, más allá de que la propuesta del turno vespertino es más virtual que presencial.
Al igual que ocurre en el ámbito público, el liceo aplica el Plan 2009 para ciclo básico y el Plan 94 Martha Averbug para bachillerato, que plantean una cursada por semestres. Según indicó Alvez, para la población adulta esa modalidad tiene muchas ventajas, ya que se trata de gente “más madura”. “De repente esos mismos conocimientos extendidos en un año se hacen más tediosos”, afirmó, y completó que la cursada anual en general se piensa para un estudiante “que necesita mucho más tiempo de reflexión y de maduración de conocimientos que alguien que viene del mundo del trabajo y tiene una experiencia de vida distinta”. “Eso hace que el plan sea bastante efectivo a la hora de que los alumnos se queden en el aula”, resumió.
Personalización e inclusión
Uno de los principales diferenciales que presenta la propuesta del Liceo Alternativo es la “personalización” del proceso educativo, que incluye un acompañamiento tanto para los aspectos curriculares como para otras dificultades de la vida cotidiana que suelen surgir y pueden afectar la cursada. Para ello, pedagógicamente se prioriza el trabajo con grupos pequeños. De hecho, el grupo más grande que tuvo el liceo fue de 12 estudiantes.
Evangelina Alvez, directora del liceo, explicó a la diaria que ello permite que la experiencia del estudiante pueda ser utilizada en el proceso de aprendizaje de los distintos conceptos. Alvez también da clases de Física en el centro educativo y, por ejemplo, contó que una de las alumnas es instructora en un gimnasio y le decía que nunca había entendido nada de su materia. Sin embargo, afirmó que todo cambió cuando comenzó a asociar los conceptos con las pesas y el uso de máquinas del gimnasio, ya que la estudiante mostró una mayor disponibilidad a aprender.
Además, la profesora contó que el acompañamiento de la cursada se hace a través de la plataforma Crea de Ceibal y muchas veces también a través de Whatsapp. El seguimiento también está presente a la hora de rendir pruebas y exámenes, porque luego de hacerlo, desde el liceo llaman por teléfono a los estudiantes para comunicarles el resultado. Según relató, muchas veces ese vínculo lleva a que los y las estudiantes sientan a los docentes como “padres” o “madres”.
El presidente de la cooperativa explicó que ello se vincula con otro de los propósitos iniciales con los que se creó el Liceo Alternativo: la inclusión educativa. Como cualquier otro centro privado, el liceo se rige de acuerdo a la normativa definida por la Dirección General de Educación Secundaria (DGES), que cuenta con una inspección dedicada a los liceos privados. A pesar de esto, y a causa de las diversas situaciones de los estudiantes, muy a menudo se encuentran transitando en los márgenes de la normativa, de forma de poder encontrar soluciones que permitan que continúe el desarrollo educativo.
Para ilustrar de mejor forma esta idea, Alvez recordó que han tenido estudiantes privados de libertad o que están internados en un centro psiquiátrico, lo que determinó distintas complejidades logísticas. Para empezar, había que cumplir con el mandato de la DGES de que las evaluaciones se tomaran presencialmente en el centro educativo, lo que implicó una serie de gestiones para encontrar una solución o, en palabras de Alvez, “un intersticio” a lo que dicen las normas. En estos casos, además, fue necesario trabajar con los demás estudiantes del grupo y con los profesores a cargo, de forma que aceptaran a los jóvenes en estos contextos y se definieran estrategias para abordar pedagógicamente estas situaciones.
Esa normativa también dificulta el proceso educativo de los estudiantes que residen en el exterior y cursan de manera virtual, modalidad que llegó para quedarse en el liceo después de la pandemia de covid-19. Ese es el caso del actual futbolista de la selección uruguaya Diego Rossi, quien reside en Turquía, pero también el de otros jóvenes que no son conocidos públicamente, como el de un estudiante que vive en Lima, Perú. Para estos casos, Alvez contó que se encontró la posibilidad de que hicieran las evaluaciones en los consulados uruguayos en esos países.
Los profesores y cooperativistas coincidieron en que este tipo de casos genera un trabajo extra para el colectivo docente, pero entienden que ello no puede ser una excusa para negar la continuidad educativa a quienes lo están requiriendo. A propósito, comentaron que en estos diez años han aprendido que la inclusión educativa no es únicamente para estudiantes de bajos recursos económicos, sino también para gente que no tiene ese problema, pero que de todas formas fue expulsada del sistema educativo.
Al respecto, el presidente de la cooperativa señaló “con mucha firmeza” que los espacios de inclusión no se dan sólo en al ámbito público, sino también en el privado, del que es parte el liceo cooperativo. En ese sentido, reconoció que a veces se sienten “un poco discriminados” por pertenecer al sector privado y que “les cuesta hacer entender que el sistema cooperativo es una cosa distinta a una sociedad anónima, a una SRL o a otras formaciones en las que una o dos personas toman la decisión porque pusieron la plata”. “Acá todos pusimos lo que podíamos poner para hacer que esto viviera”, afirmó Luis Alvez, y agregó: “Si tenemos fines de lucro es preferible no aceptar al alumno, porque paga exactamente lo mismo que paga cualquiera que vive acá en la zona”. Sin embargo, planteó que parte de pertenecer al sistema cooperativo tiene que ver con pretender otro modelo de sociedad y hacer cosas para lograrlo.
Que den los números
Como en la gran mayoría de los emprendimientos cooperativos y autogestionados por trabajadores, la economía suele ser un asunto al que hay que prestar especial atención. Cuando no hay un inversor, donaciones ni aportes del Estado, es necesario hacer números y dar pasos firmes, y en eso está el Liceo Alternativo desde 2012. Con relación a este aspecto, el presidente de la cooperativa aseguró que los años de pandemia supusieron un momento difícil para el centro educativo, no sólo por la suspensión de la presencialidad sino también porque muchos estudiantes perdieron su trabajo y, por lo tanto, sus ingresos para pagar la cuota.
En esos casos, desde el liceo se buscan todos los medios para que el estudiante pueda seguir yendo y, como consecuencia, se interiorizan en su situación para saber si al menos puede pagar una cifra menor a los 3.500 pesos que se pagan cinco veces al año. Luego, la cooperativa hace números y, si se puede sostener el grupo sin que implique perder dinero, se le dice al estudiante que continúe con la cursada.
Como se trabaja con grupos reducidos, a la hora de abrir uno se tiene en cuenta que haya ingresos suficientes para pagar el salario del profesor y que se puedan asumir algunos costos administrativos. En ese sentido, Alvez afirmó que muchas veces esas decisiones se toman sabiendo que implicarán que los cooperativistas no puedan cobrar aguinaldo o algún otro beneficio.
Precisamente, el presidente de la cooperativa hace hincapié en que todos quienes forman parte del colectivo tienen claro que a fin de año no habrá utilidades para repartir, ya que, si sobran recursos, en general se reinvierten para seguir creciendo. Uno de los proyectos que da cuenta del crecimiento del Liceo Alternativo es la adquisición de una parte de su actual sede a través de un “préstamo blando” otorgado por el Instituto Nacional de Cooperativismo (Inacoop). Según contó Alvez, la parte del fondo del local pertenecía a la mutualista Círculo Católico, que definió venderlo a un precio menor de lo que marca el mercado inmobiliario, como forma de colaborar con el proyecto. Actualmente, siguen alquilando la parte del frente y en todo el edificio siguen desarrollando aulas, laboratorios y también cuentan con una biblioteca.
Otro principio importante del Liceo Alternativo es priorizar la mirada educativa por sobre la escolarizante, lo que implica el fomento de la formación permanente. Ello corre tanto para los estudiantes que se inscriben, que muchas veces llegan sólo con la meta de terminar el liceo o ser ejemplo para sus hijos y terminan inscriptos en una carrera terciaria, pero también para los trabajadores del centro. Ello quiere decir que se promueve que los docentes, principalmente quienes son cooperativistas, puedan comenzar o terminar formaciones de posgrado para seguir perfeccionándose. Con este objetivo, el presidente contó que han apelado al desarrollo de un Comité de Educación Fomento e Integración Cooperativa, que apunta al desarrollo de la formación de los cooperativistas y al que se debe hacer un aporte periódico.
En síntesis, el mensaje que pretenden dar es “no se escolarice, siga estudiando”, explicó Alvez, y detalló que esto tiene que ver con “darle importancia al conocimiento por el conocimiento mismo, como una forma de poder mejorar nuestra calidad de vida y la de quienes vienen detrás”.
La cooperativa y sus proyectos
En los últimos años, cuando se ha resentido la inscripción y bajado la cantidad de horas que el liceo tenía pensado dar a los docentes, los educadores contratados le plantearon a la cooperativa si podían hacer algo para cubrir sus horas. De acuerdo a lo que explicó Alvez, “no está tan fácil como antes para acceder a horas en el sistema público” y ello se debe a “razones diversas”, como la “disminución de cantidad de horas” que ofrece la DGES.
Si bien desde el Liceo Alternativo se apuesta por la inserción en el sistema público de los profesionales de la educación que trabajan en el centro, ya que entienden que “enriquece” su labor, también es una realidad que el multiempleo docente en la educación media muchas veces conspira contra que los profesores apuesten por asentarse a largo plazo en el liceo y, en consecuencia, que se sumen a la cooperativa. Es que ser cooperativista implica invertir un tiempo extra en el desarrollo y proyección del emprendimiento, que, al mismo tiempo, permite que la fuerza del trabajo que se le destina sea para provecho propio y del colectivo.
En este contexto, ya desde hace varios años el Liceo Alternativo trabaja para llevar a cabo proyectos con empresas y organizaciones que permitan cierta estabilidad y, al mismo tiempo, seguir aportando a la educación de jóvenes y adultos. Por ejemplo, Alvez habló de un proyecto que, a través del Programa de Formación Cooperativa del Inacoop, tienen con la Cooperativa Magisterial (Comag) para que sus funcionarios culminen la educación media. Además, desde la cooperativa que gestiona el liceo están trabajando en otro proyecto dirigido a los socios cooperativistas de la Comag.
En un sentido similar, trabajan en la creación de un proyecto con la Mutual de Futbolistas Profesionales para que estos deportistas puedan terminar el liceo. A propósito, Alvez explicó que si dicha propuesta es valorada positivamente y financiada por la gremial de futbolistas, podría repercutir en la culminación de la educación media para decenas de jóvenes que no tienen su futuro asegurado a través del deporte.
La educación para jóvenes y adultos
El presidente de la cooperativa planteó que es un hecho que el sistema de educación público invierte poco en la posibilidad de que jóvenes y adultos culminen el liceo o la UTU. Por esta razón, valoró la importancia de propuestas como la del Liceo Alternativo de la Costa y señaló que por su experiencia y forma de trabajo podrían ser incluso más eficientes en un objetivo compartido por toda la sociedad: que cada vez más personas culminen la educación obligatoria.
Para ello resultaría clave una mayor articulación con organismos públicos, pero también con organizaciones interesadas en el bienestar de sus integrantes. Consultado al respecto, Alvez señaló que en estos diez años se han encontrado con distintas situaciones: empresas y colectivos que hacen lo posible para facilitar el tránsito educativo de sus funcionarios o integrantes, hasta otras que hacen exactamente lo opuesto.
El educador recordó que en varias oportunidades desde el liceo han tenido que ir a hablar con empresas -algunas de ellas de gran escala- para ver si era posible que cesaran con las rotaciones de horario o que no le pusieran trabajo cuando el trabajador estuviera estudiando. Según contó, muchas veces es el propio centro educativo el que tiene que ceder y buscar otras alternativas para que los estudiantes sigan adelante con los estudios.
En suma, Alvez está convencido de que las varias cooperativas de educación que existen en el país -sólo en la costa hay al menos cuatro- pueden aportar a mejorar la calidad educativa uruguaya. Para ello, planteó que sería clave que todo el movimiento cooperativo tome consciencia al respecto. A modo ilustrativo, señaló que existen cerca de 2.000 cooperativas de vivienda y muchos de sus integrantes mandan a sus hijos a colegios privados convencionales. “Tenemos que hacer un esfuerzo por ese lado, juntarnos las cooperativas de educación formal y tratar de hacer propuestas que estén incluidas dentro de los marcos programáticos de la educación y no ser como el apéndice de lo privado”, sostuvo.
Justamente por ello, desde el Liceo Alternativo de la Costa tratan de retroalimentar el sistema cooperativo, contratando, cada vez que tienen oportunidad, los servicios de una cooperativa. Esa mirada es uno de los principales aprendizajes que Alvez señala haber obtenido después de haber estado en la presidencia de la Federación de Cooperativas de Producción durante cinco años.
También habló de la diversidad que hay dentro del sistema cooperativo de manera similar a la que se encuentra dentro de un aula: como un potencial. Por ejemplo, relató los movimientos que se generan cuando a un grupo integrado por jóvenes que sólo estudian ingresa un adulto que trabaja. Recordó un grupo que no estaba funcionando porque los estudiantes “no encaraban”, pero en el que todo cambió cuando entró el basquetbolista Fernando Enano Martínez. Igual que dentro de la cancha, comenzó a ejercer un liderazgo positivo y todo el grupo empezó a comprometerse de otra manera con el estudio. Y de eso se trata: “El sistema cooperativo nace como una necesidad para que seamos mejores personas y que seamos ejemplos en la sociedad y ser ejemplo en la en la sociedad tiene que ver con una actitud ética ante la vida”, concluyó Alvez.
En números
El Liceo Alternativo de la Costa surgió con nueve docentes cooperativistas y actualmente su plantilla de profesores es de una veintena, algunos de ellos contratados; también cuenta con personal de limpieza y mantenimiento. Hasta el momento, según los cálculos del presidente de la cooperativa, son cerca de 2.000 los estudiantes que han pasado por el centro educativo y 1.700 de ellos son los que han pedido el pase. Precisamente, junto con la directora hacen énfasis en que la cercanía que se genera con esta forma de trabajo hace que sea muy poca la gente que se desvincul de los estudios.