Junto a decenas de colaboradores, dos profesores de matemática lideran a pulmón la organización de una competencia de geometría dinámica virtual, a la que pueden anotarse estudiantes de educación media de todo el país. Si bien tiene una historia de más de 20 años en Uruguay, el Torneo Geodín se relanzó hace dos años, luego de un parate por la pandemia.
En diálogo con la diaria, Franco Mariani y Javier Wagner, los referentes de la organización, explicaron que, pese a no tener toda la difusión que desearían, el torneo se ha convertido en un referente para muchos profesores de matemática que ven cómo sus estudiantes luego tienen mejores desempeños en clase.
Según relató Wagner, todo tiene su origen en la década del 90, cuando se popularizó el software de geometría Cabri, con el que muchos docentes comenzaron a proponer desafíos con un tono más lúdico. En Sudamérica fue rápidamente tomado por la Olimpíada Matemática Argentina, que a través de una competencia “de clubes” lo incluyó como una categoría que tuvo mucho éxito entre los estudiantes. Poco tiempo después, la categoría también se implementó en la olimpíada uruguaya, que, incluso, llegó a organizar una final binacional con los ganadores de su par argentina.
Sin embargo, en un momento el software cambió de propietarios y pasó a ser privativo, por lo que ya no pudo distribuirse gratuitamente entre los usuarios. “Entonces, decidimos hacer un torneo un poco más abierto en donde se pudiera usar cualquier software libre que hiciera geometría dinámica. Y así empezó a rodar el formato de torneo Geodín”, narró.
En ese momento, tomaron la decisión de que el torneo no fuera a partir de clubes sino de equipos, de dos a cuatro estudiantes, que pudieran anotarse libremente, incluso sin necesidad de estar en la misma clase. El único requisito con el que debían cumplir era estar dentro de la categoría respectiva, que se organizaba a partir de la cursada de los distintos grados de la educación. Siempre fueron cuatro categorías, aunque fueron variando en el tiempo. Si bien hasta 2019 había una categoría para escolares, desde 2022 pasó a ser sólo para liceales y alumnos de UTU. En la edición 2024 hay una categoría para séptimo grado de educación básica integrada, otra para octavo y noveno, otra categoría para cuarto y quinto año de educación media y una cuarta para quienes están en sexto grado.
En la prepandemia era un certamen que apuntaba a lo presencial, más allá de que los grupos podían organizarse como lo consideraran para realizar los distintos desafíos geométricos que se les proponían. De todas formas, había una instancia final presencial y sincrónica en distintas sedes. Desde la edición 2022 pasó a ser una competencia totalmente virtual, lo que, con el diario del lunes, llevó a los organizadores a pensar que incluso podía haberse mantenido durante los años de covid-19 en ese formato. Al respecto, señalaron que si bien hubiera sido necesario, los profesores tuvieron que dedicarse esos años a “tapar agujeros” y no fue posible encontrar tiempo para la organización del torneo.
Las inscripciones pueden realizarse con el torneo en curso y hay tiempo de enviar los desafíos hasta el 4 de noviembre
En la actualidad, el torneo se realiza en la plataforma Google Classroom e implica la resolución de un problema mensual que es enviado a los distintos grupos. Por ejemplo, una consigna que se puso en certámenes anteriores es la necesidad de techar el estadio Centenario con un techo retráctil, por lo que los estudiantes deben realizar un diseño a través del software Geogebra.
“Es un software de geometría, lo único que se puede hacer ahí son construcciones geométricas. Para resolver ese tipo de actividades ellos necesitan realmente ponerse a pensar lo que están haciendo, usando muchos conceptos geométricos, utilizan rotación, trabajan con polígonos regulares, con simetrías. Lo van haciendo de una forma muy natural, sin detenerse demasiado en la formalización de alguna de esas cosas, que es algo que va a venir luego en la propia clase con el profesor”, detalló Mariani.
Si bien los desafíos del torneo de este año comenzaron a enviarse a fines de setiembre, cuando inició el certamen, los equipos pueden anotarse en cualquier momento, sólo que quienes se anoten más tarde contarán con menos tiempo para resolver los desafíos. El cierre del torneo este año está previsto para el 4 de noviembre, cuando caducan todos los desafíos.
Mariani y Wagner ven con orgullo que los estudiantes que participan en el torneo lo hacen por el mero interés de ir superando los desafíos y divertirse, ya que a los ganadores y las menciones sólo les entregan un diploma. No obstante, les gustaría poder tener presupuesto para entregar algún premio. Al respecto, consideran que contar con un mayor apoyo de las autoridades y mandos medios de la Administración Nacional de Educación Pública sería importante.
Además de afianzar conocimientos, los profesores coincidieron en que el torneo también sirve para trabajar otros aspectos como el trabajo en equipo, ya que en la entrega de cada desafío todos los integrantes deben estar de acuerdo con el diseño logrado. Por su parte, destacaron que el hecho de que el proceso sea enteramente virtual también desarrolla componentes de creatividad en los estudiantes para cada entrega.
También en su rol de orientadores de grupos, Mariani y Wagner coincidieron en los buenos resultados que ven en los estudiantes que participan en el torneo, que hasta ahora se desarrolla sólo en Uruguay. No obstante, a futuro ven la posibilidad de incorporar equipos de estudiantes de otros países, ya que Geogebra es un software utilizado en todo el mundo y el formato virtual se presta para ello. De hecho, comentaron que ya han tenido contactos con profesores de España para posibles colaboraciones a futuro.