La campaña para las elecciones nacionales va llegando a su fin y, más allá de discusiones, cruces e intercambios acalorados en medios y redes sociales, las dos fórmulas que siguen en carrera para encabezar el gobierno a partir del 1º de marzo dejaron en claro cuáles son sus prioridades programáticas.
El Frente Amplio (FA) tiene su programa aprobado desde diciembre del año pasado, y en materia educativa retoma algunas medidas ya planteadas hace cinco años y también plantea algunas novedades, a partir de lo sucedido durante el gobierno de la Coalición Republicana.
En tanto, después de la primera vuelta se elaboró un programa común de la Coalición Republicana, que en materia educativa pone su principal foco en acciones para “una segunda generación de la Transformación Educativa”, diseñada e implementada por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) en el actual quinquenio.
Para el docente grado 5 del Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales y especialista en políticas educativas Nicolás Bentancur, en los programas de ambos bloques hay poca novedad en materia de propuestas. A la hora del análisis, el especialista sugiere incorporar el programa del Partido Nacional (PN), ya que es el de la fórmula que pasó al balotaje. Al respecto, recordó que, según ha manifestado el actual presidente, Luis Lacalle Pou, el compromiso es aplicar el programa de la coalición en todos los temas que fueron pactados, pero para los temas que no ingresaron en el programa de gobierno común se tiene en cuenta el programa del PN.
Para Bentancur, la falta de grandes propuestas innovadoras en esta área tiene directamente que ver con la reciente rotación de partidos en el gobierno que implicó la llegada de la Coalición Republicana luego de 15 años del FA. En ese sentido, el politólogo consideró que, si bien la falta de novedades programáticas ante problemas estructurales podría verse con cierta “desilusión”, también puede ser una señal de “maduración” de los partidos políticos.
El programa del FA no habla de la transformación educativa, ya que, según supo la diaria, en su momento una moción presentada en el congreso de la fuerza política no tuvo los votos necesarios para que el programa incluyera a texto expreso la eliminación de esa política del actual gobierno. En cambio, la fuerza política optó por la convocatoria a instancias de participación que puedan discutir qué aspectos deben mantenerse, qué otros deben modificarse y cuáles deben suprimirse o sustituirse.
Al respecto, el politólogo afirmó que “el hecho de que ninguno de los dos bloques aparezca ofreciendo recetas milagrosas o descalificando absolutamente al otro” se debe a que las dos coaliciones “pueden anotarse en sus respectivos períodos de gobierno algunos avances y muchos otros problemas endémicos que no han podido terminar de resolver”.
En tanto, el investigador y actual decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Pablo Martinis, marcó que, en comparación a las bases programáticas de los partidos políticos del ahora oficialismo en 2019, un concepto que desapareció de los programas es el de “crisis educativa”. “O bien en cinco años la educación cambió tanto que ahora ya no estaría en crisis, o habría que poner en discusión esta idea de crisis”, dijo. Asimismo, en una línea similar a la planteada por Bentancur, reflexionó que, “después de ya tener la responsabilidad en un momento u otro, se empieza a ver las cosas de otro modo: te hacés cargo de algunas cosas y tenés ciertos modelos o ideas de difícil implementación, porque ya tenés la experiencia de lo que significa”.
Más allá de este punto, afirmó que ambos programas son “dos modelos”: “Uno que reafirma una conducción política de la educación, un rol fuerte del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), donde se entiende que las autoridades políticas son quienes tienen que definir y donde la participación no es un elemento sobre la mesa”, y el otro, en el que aparece “el Estado como garante de derecho, la participación”, y de las políticas.
Puntos en común y diferencias entre ambos programas
Entre algunos de los principales puntos en común de los programas de los dos bloques, Bentancur mencionó “la universalización de la educación inicial a partir de los tres años y la extensión del tiempo pedagógico como un recurso fundamental para la mejora educativa”. Si bien dijo que ambos temas se realizan “con distintas entonaciones” por el FA y la Coalición Republicana, aparecen en todos los documentos.
Sobre estas diferencias de tono, Martinis mencionó que, en el caso de la extensión del tiempo completo, la Coalición plantea una propuesta “focalizada en los quintiles de mayor dificultad social”, donde “parecería estar el techo” de la medida. Sin embargo, analizó que en el programa del FA “hay una mayor tendencia a plantearlo en términos universales, no solamente en las poblaciones con mayor vulnerabilidad, aunque claramente el comienzo debería ser por ahí”.
Tanto Bentancur como Martinis marcaron la coincidencia en algunos instrumentos de política “con pequeñas diferencias” en los programas, como el combate a la deserción en educación media para ampliar la cobertura en ese tramo. Según dijo el politólogo, tanto el FA como la coalición de gobierno entienden que para favorecer la culminación de dicho ciclo es necesario otorgar apoyos económicos. Para Bentancur, ello “implica un reconocimiento tácito” de “la absoluta centralidad de la variable socioeconómica para explicar los resultados educativos”.
No obstante, planteó que entre las propuestas de campaña del PN y el FA aparecen “matices”. En el primer caso, valoró que se plantea una propuesta “más novedosa” en el tema, que implica premiar la culminación de la educación media con un bono. En cambio, el FA plantea reforzar y ampliar “un formato más tradicional de becas a lo largo de toda la cursada”, planteó Bentancur, quien valoró que “son variantes de una misma impronta de políticas que ya vienen asentadas en Uruguay desde hace tiempo”. Por su parte, si bien Martinis aclaró que a través de la propuesta de la coalición de gobierno no desaparecerán las becas durante el trayecto educativo, “el énfasis” está al final, por lo que “ahí hay una diferencia clara: se incentiva al final o se apoya en el proceso”.
Bentancur incluyó también entre los puntos en común de los programas el rol que debe cumplir Ceibal en el sistema educativo y la atención y protección a las trayectorias educativas de los estudiantes, lo que “supone el reconocimiento de que es necesario un seguimiento más personalizado”, según planteó.
Diferencias de método: del diálogo y la participación a la concentración de las decisiones en las autoridades
Más allá de las coincidencias en cuanto a los temas, los programas sí presentan líneas bien diferenciadas en la forma de llevar adelante las políticas y a la hora de hablar de su financiamiento.
Al respecto, Bentancur planteó que, en el caso del programa del FA, en sus primeros párrafos dedicados a la educación se habla de “la participación, el involucramiento de múltiples actores y fundamentalmente de los docentes”, incluso antes de hablar de medidas concretas. Por ello, el politólogo concluyó que se trata de un “principio muy central” para la coalición de izquierda.
Además, indicó que cuando se habla de las estrategias más concretas de política, el programa menciona varios instrumentos de participación, como la convocatoria al Congreso Nacional de Educación. Esa convocatoria dejó de ser obligación por disposición del actual gobierno. Al respecto, Bentancur consideró que la forma en que se hace mención a la obligatoriedad de lo emanado de dicho órgano a la hora de definir las políticas es “muy híbrida”, lo que, según consideró, se debe a que es un tema no del todo saldado en el progresismo. “Seguramente muestra una especie de transacción entre posturas diferentes que siempre existieron en el FA y en los colectivos docentes”, analizó.
De forma más general, Bentancur comparó la estrategia del FA en educación con la planteada para las políticas de seguridad social. Según marcó, en ambos casos el actual gobierno diseñó e implementó reformas que fueron cuestionadas por la oposición, pero a nivel programático no se plantea su eliminación. Por el contrario, marcó que se manifiesta que “la salida es la rediscusión a través de una amplia participación de actores”.
En la misma línea, Martinis distinguió que el proceso de construcción de políticas que propone el programa de la Coalición Republicana refiere al “control ciudadano”, vinculado al argumento de que “la ciudadanía elige a sus representantes y desde esos ámbitos se debe controlar a los ámbitos educativos del sistema educativo”. Sin embargo, apuntó que en el FA “se hace una referencia muy fuerte al proceso de participación de los actores y a la autonomía con respecto al poder político”.
Más allá de que el tema no aparece mencionado en el programa, con base en las medidas tomadas en el actual gobierno, Bentancur valoró que la Coalición Republicana propone una “gobernanza más jerárquica”, tal como se instauró en la ley de urgente consideración (LUC). Según recordó, además de eliminarse los consejos con participación docente en Primaria, Secundaria y UTU, se fortaleció el rol de organismos como el MEC y el Consejo Directivo Central de la ANEP.
Sobre el programa del FA, el politólogo planteó que cuenta con “una novedad procedimental” al hablar por primera vez de “descentralización de competencias”, entre ellas, la de adaptación curricular. Según explicó, quiere decir que los distintos centros educativos tendrán la posibilidad de adaptar el currículo de acuerdo con las necesidades de cada contexto, lo que va en contra de “un viejo principio histórico” del sistema educativo uruguayo: la unicidad curricular en todo el territorio. Sobre el tema, agregó que se da “un acercamiento” a la postura que al respecto tienen los partidos de la actual coalición gobernante.
Otro elemento que Bentancur definió como una diferencia importante en materia “de estrategia” a la hora de implementar las políticas se da en el plano presupuestal. Analizó que el programa del FA se compromete a alcanzar una inversión en educación equivalente a 6% del producto interno bruto y 1% para ciencia y tecnología. En tanto, el de la Coalición Republicana afirma que se va a “innovar en los mecanismos de incremento presupuestal, priorizando el apoyo a comunidades educativas vulnerables y propuestas pedagógicas efectivas”, pero no da pistas de cómo lograrlo.
Rastreo de propuestas en el programa del oficialismo
El programa de la Coalición Republicana es producto de distintas negociaciones por las que se mantuvieron propuestas presentes en los programas de los partidos políticos que la componen. Al respecto, Martinis considera que el programa común “sintetiza fundamentalmente” lo planteado en las bases programáticas del PN, sumado a “algunos agregados” de las iniciativas del programa del Partido Colorado (PC).
Asimismo, aseguró que el acuerdo programático común “deja por el camino” algunas “propuestas novedosas e interesantes de otros partidos”. Martinis ejemplificó que Cabildo Abierto planteaba la creación de una dirección general específica para gestionar la educación inicial, además de una “crítica muy fuerte al proceso de acreditación de los títulos universitarios” y, en ese marco, proponía una Universidad Pedagógica Nacional con un Consejo Directivo Central integrado por los distintos órdenes. Por otro lado, hizo referencia a la ausencia de la propuesta del programa del Partido Independiente (PI) que planteaba crear 25 campus para que haya una “articulación en el territorio” con el fin de lograr una “atención más integral a niños y adolescentes”.
En tanto, como dos medidas que sí están en la propuesta común y provienen del programa del PC, mencionó la evaluación universal continua de aprendizajes y el desarrollo del modelo de los Centros María Espínola.
En otro orden de puntos, el decano hizo referencia a la educación sexual, que concita diferencias en la interna del actual oficialismo. “Parece ser que el punto de acuerdo quedó establecido, porque se propone que la educación sexual se ajuste a la ‘madurez’ de los estudiantes, que no sabemos bien qué significa, pero parece decir que habrá que tomar alguna salvaguarda con respecto a la educación sexual”. El FA, en cambio, dijo que “plantea una educación sexual integral”, que es “una línea muy clara de las gestiones progresistas”.
Por último, Martinis observó que la enseñanza virtual también aparece en los dos programas de gobierno, pero en el caso de la Coalición Republicana lo hace con un “mayor énfasis” y con “la posibilidad de organizar un bachillerato y ofertas terciarias virtuales”, que se vincula con la propuesta de crear una Universidad Virtual del Uruguay, planteada por el diputado colorado Felipe Schipani y el economista Claudio Rama. En tanto, el decano dijo que si bien el FA plantea puntos sobre la virtualidad, lo hace “en articulación con lo presencial; hay otro cuidado de no sostener propuestas exclusivamente virtuales”.
Sistema de educación pública y ¿universidad de la educación?
El decano de Humanidades habló de “tensiones y distinciones” entre una propuesta y otra. En esa línea, identificó lo que, a su entender, es “claramente” una tensión: “El lugar del Estado en la política educativa”. Para Martinis, en el programa de la coalición oficialista no hay referencias al Estado, “sino una cierta equiparación entre niveles públicos y privados”, es decir que “se hace referencia a la educación pública y privada sin mayores distinciones”.
En el programa del FA, en cambio, recordó que se afirma que es el Estado “quien debe garantizar el derecho a la educación, reivindica el sistema nacional de educación pública, hay un énfasis en la centralidad de la educación pública y el Estado como aquel ámbito de lo social que es quien debe garantizar el derecho a la educación”. En ese sentido, reiteró que la Coalición no hace mención al “derecho a la educación”.
En contraposición, el decano señaló que uno de los ejes importantes del programa de la coalición gobernante es la continuación del reconocimiento universitario de los títulos docentes por parte del MEC, sistema que también se instaló en la LUC. En tanto, contrastó que el FA vuelve a reivindicar “la propuesta de la Universidad de la Educación, autónoma y cogobernada”.
Consultado al respecto, Bentancur manifestó que dicha iniciativa le parece “muy difícil, si no imposible” de implementar en su versión maximalista en el próximo quinquenio, dada la conformación del Parlamento. En ese sentido, recordó que cuando era gobierno nacional el FA intentó dos veces crear una universidad de ese estilo, pero no pudo hacerlo por la necesidad de contar con mayorías especiales, incluso cuando había logrado mayorías parlamentarias en ambas cámaras. Como la autonomía y el cogobierno son rechazados por la mayoría de la Coalición Republicana, la única forma en que Bentancur considera que el proyecto podría ser aprobado es si las condiciones que pone el FA “se flexibilizan”, por ejemplo, hacia “alguna forma de cogobierno recortado o con participación de otros actores no tradicionales”.