Desde la asunción de Javier Milei en Argentina y con una importante inflación, las universidades públicas vieron caer 69% su presupuesto en relación con 2023, según informó Chequeado. Además de encuadrarse en su discurso pro desaparición del Estado, el mandatario argentino apunta directamente contra las universidades, a las que quiere someter a auditorías, en el entendido de que malgastan parte importante de su presupuesto.
Se trata de una política que no es nueva en la región, ya que, por ejemplo, Jair Bolsonaro en Brasil también apuntó contra las universidades y en particular contra el financiamiento de la enseñanza e investigación en algunas áreas de conocimiento. No obstante, la virulencia de los ataques de Milei a uno de los sistemas científicos más importantes del continente y la rapidez del ajuste presupuestal al que las universidades argentinas fueron sometidas -en tan sólo cuatro meses- generó una honda preocupación en la región, y Uruguay no fue la excepción.
“Hoy acompañamos los reclamos de las universidades públicas argentinas, ante una situación crítica que atenta contra su funcionamiento y la continuidad de sus actividades”, manifestaba en su cuenta de X el rector de la Universidad de la República (Udelar), Rodrigo Arim, el 23 de abril, día en que las calles de las principales ciudades del país vecino -Buenos Aires, Córdoba, Rosario, entre otras- se vieron repletas de personas que se movilizaron en defensa de la educación pública universitaria y en contra de las medidas implementadas por Milei.
En sintonía con el rector, también está el Consejo Directivo Central (CDC) de la Udelar. Ya el 2 de abril emitió una declaración que esbozaba su solidaridad y la “preocupación por la delicada situación del sistema universitario público argentino y de su sistema científico”. El día posterior a las movilizaciones masivas, el CDC resolvió acciones concretas.
Por medio del Servicio de Relaciones Internacionales y de su presidente, Gonzalo Vicci, focalizaron la iniciativa en “fortalecer la cooperación y las experiencias de movilidad”. Para ello, acordaron, en primer lugar, “impulsar en todas las redes académicas internacionales en las que participan universidades públicas argentinas el planteo de que las reuniones periódicas sean realizadas -en lo posible- en territorio argentino, a efectos de facilitar la más amplia participación de académicos de ese país”.
Por otro lado, establecieron que en la segunda convocatoria del año de un programa que sirve para financiar contrapartidas de convenios, de forma excepcional se puedan contemplar actividades en Argentina, aun cuando no haya un compromiso de contrapartida de la universidad extranjera.
En diálogo con el Consejo Interuniversitario Nacional, propusieron “establecer acciones de corto y mediano plazo que permitan dar continuidad a los vínculos académicos” que mantiene la Udelar con el sistema universitario público argentino. Asimismo, dentro de las convocatorias a movilidades académicas internacionales plantean que se prioricen aquellas que involucren a universidades públicas argentinas.
Otro de los acuerdos corresponde a “realizar una convocatoria a la presentación de un plan único” por cada servicio universitario, “con actividades de enseñanza directa de grado por parte de docentes de universidades públicas argentinas”. Con el Centro Universitario Regional Litoral Norte en particular, propusieron conformar y articular “una mesa de trabajo con universidades argentinas de la región, a efectos de elaborar una agenda de actividades y acciones concretas que den continuidad y proyección a las actividades académicas en curso”.
Por último, proyectaron establecer que el rectorado y los presidentes de la Comisión Coordinadora del Interior y del Servicio de Relaciones Internacionales trabajen “para cultivar y afianzar los vínculos con universidades públicas argentinas en el marco del desarrollo de las actividades previstas para los departamentos de Colonia y Soriano”, en el marco de la creación de un centro universitario regional en esa zona.
El impacto según la Udelar
En conversación con la diaria, el rector de la Udelar aseguró que “lo que está sucediendo en Argentina es un drama social mucho más general que trasciende la vida universitaria, pero que en ciencia, tecnología y educación superior puede acarrear consecuencias de largo plazo muy complejas”.
Para Arim, esa situación “no es una buena noticia para Uruguay, que es un país pequeño en el Mercosur, que necesita el respaldo académico científico fuerte y que, por tanto, cualquier proceso en el que Argentina no logre preservar lo que ha logrado en términos de ciencia y tecnología, va a afectar a Uruguay, porque tenemos vínculos muy sólidos con distintas instituciones y universidades en Argentina”.
Con miras al corto plazo, el rector manifestó que puede llegar a haber una “migración de algunos cuerpos académicos desde Argentina a Uruguay”, algo que ya sucedió a mediados de los 60, cuando “tal flujo migratorio por las derivas autoritarias de ese momento permitió el desarrollo de algunas áreas de conocimiento académico, como computación”.
En este posible contexto, Arim señaló que están “abiertos a analizar circunstancias” que pueda afrontar la Udelar, “como contratar a algunos académicos de Argentina”. Sin embargo, enfatizó que “no es que la Udelar disponga de herramientas de acogida que estén financiadas de forma adecuada”, sino que, contrariamente, hay instrumentos, pero están “desfinanciados”, por lo que se necesitan “recursos adicionales para hacer viable que académicos del exterior se radiquen en Uruguay y desarrollen su actividad en la Udelar”.
Por otra parte, narró que algo que ya “se ha notado”, y que puede continuar profundizándose, es que en los llamados para el interior del país se presenten argentinos. “Y bienvenido sea que en el desarrollo de Soriano y Colonia de la Udelar se vuelva a hacer llamados, con cargos nuevos, y que haya candidatos provenientes de Argentina”, manifestó.
Desde la Asociación de Docentes de la Udelar (ADUR) también se está pensando “de qué manera” pueden “ayudar”. Así lo aseguró a la diaria Sabrina Álvarez, presidenta de la asociación, quien agregó que en el Consejo Federal, donde se “toman resoluciones sobre todo más políticas”, se está evaluando la circunstancia. “El tema es una discusión interna, porque no es fácil”, esgrimió.
Uno de los temas a los que hizo referencia a pesar de que consideró que “no tiene que ver directamente con ADUR”, pero que “obviamente” están “atentos”, es el hecho de que “hay una parte importante de los docentes universitarios que están haciendo posgrados en Argentina”. Por tanto, impactan en esos casos “que se empiece a cobrar matrículas, sumado al desgaste que está generando esta situación de inestabilidad e incertidumbre de cómo se va a sostener la enseñanza y la investigación”.
El impacto según la academia
Gonzalo Tancredi, integrante de la Comisión Directiva de Investiga Uy, identificó a la diaria “dos dimensiones del problema”: en primer lugar, hizo referencia a la afectación sobre “los programas de cooperación entre grupos investigadores de Argentina y Uruguay”. Señaló que las cooperaciones, usualmente intercambios académicos, requieren que “las contrapartes destinen fondos para esos intercambios, ya sea para recibir a gente o enviar a gente al otro destino, y también para desarrollar propiamente la actividad de investigación en su lugar de trabajo y tener colaboración con la otra institución”. En ese contexto, aseguró que “eso se está viendo afectado, porque las posibilidades de intercambio con Argentina se han limitado bastante”.
En segundo lugar, al igual que Arim, señaló que en los concursos de la Udelar se está viendo que “el número de argentinos ha ido aumentando considerablemente”. Aun así, resaltó que “Uruguay quizás no es el destino más interesante en términos académicos” y que, por tanto, “si esto ocurre en Uruguay debe ser bastante más complicada la situación en otros países, como, por ejemplo, Estados Unidos, Europa o Brasil”.
Otro de los puntos observados como conflictivo en la crisis educativa argentina es “el desprestigio que se está promoviendo por parte de los gobernantes actuales y también fogoneando a sus adherentes, a la comunidad académica, a sus investigadores”. Tancredi manifestó que esta situación “preocupa bastante, porque tiene consecuencias más allá de este período, que es erosionar la credibilidad académica argentina, que ha tenido un prestigio a lo largo del tiempo”. En relación, si bien aseguró que “estamos tremendamente lejos de lo que sucede en Argentina”, apuntó a que “hay que estar alerta”, porque en el último tiempo hubo manifestaciones desde la ciencia uruguaya que han sido rechazadas.
José Paruelo, investigador en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria, en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas -más conocido como Conicet (Argentina)-, y miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Argentina, aseguró que “se está dando eso que llaman con ese nombre tan ridículo de ‘fuga de cerebros’: la emigración de gente formada, sobre todo los más jóvenes, que tienen oportunidades”. Identificó que, sobre todo, la emigración se está desarrollando hacia Estados Unidos, España y Alemania, no así con tanta frecuencia a Uruguay.
De acuerdo con el investigador, esto se corresponde con que en la actualidad en Uruguay “no hay llamados a becas posdoctorales que sean suficientemente atractivas” ni tampoco hay “un mecanismo de reclutamiento de científicos”.
A pesar de ello, señaló que hay distintas “muestras de solidaridad de individuos, de cada uno de nosotros”. Contó que, en su caso particular, trabaja “con muchísimos argentinos en distintas instituciones”: “Lo que estamos haciendo es incorporarlos en proyectos donde podemos conseguir financiamiento acá en Uruguay, y así los apoyamos de una manera transitoria, parcial y muy restringida, para que algunos puedan tener una tabla de la cual agarrarse en esta suerte de Titanic que se convirtió el gobierno de Milei”. Aun así, resaltó que “no hay una respuesta oficial” y que la Udelar tampoco puede “hacer frente” a la situación por sí sola, porque “no cuenta con los recursos” necesarios para ello.
En lo regional
En el plano regional, Álvaro Rico, exdecano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE) y actual secretario ejecutivo de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo, señaló a la diaria que “el impacto de la situación argentina por sobre todo -pero no únicamente, porque están existiendo también en Paraguay y Brasil- es en los programas de cooperación internacionales”, particularmente los de movilidad, porque no tienen “la posibilidad de financiamiento”.
Para Rico, esto hace que “se rompa un circuito virtuoso de formación en el exterior, de vínculos estudiantiles y docentes de otros países, la formación de redes a futuro, de investigación, la posibilidad de generar grupos para la elaboración de proyectos conjuntos sobre temas de interés regional”. En ese sentido, concluyó que “se ve desarticulado un proceso de conocimiento conjunto, que se construye fácil, pero cuesta mucho restituirlo y hacerlo funcionar”.
De igual forma, dijo que sucede “en el Mercosur educativo, porque a medida que los gobiernos -el argentino muy claramente- no promueven políticas de financiamiento ni proyectos conjuntos para fomentar la cooperación a nivel de la educación superior, el Mercosur educativo queda sin ideas”.
Pablo Martinis, actual decano de la FHCE y uno de los coordinadores del grupo Políticas Educativas y Derecho a la Educación del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), catalogó lo que está sucediendo en Argentina como una “tendencia a desmantelar la educación pública”. Según planteó, es algo que debe preocupar desde otros países, ya que “genera efectos o propuestas de modelos similares en países de la región”.
En este marco, aseguró que “la preocupación es regional, y desde cada país o sistema de universidades se está viendo en concreto cómo tomar algunas medidas, que van todas en la misma dirección de lograr sostener redes académicas en las que los colegas argentinos y argentinas puedan seguir participando y siendo parte de esos procesos de producción de conocimiento en clave regional”. Es que para Martinis, se trata de “un aporte a la soberanía de nuestros países, la producción de conocimiento propio, de calidad, en clave regional, más allá de participar de redes internacionales”.
Desde Argentina
Lucas Krotsch es docente de la Universidad de Lanús y uno de los coordinadores de la revista Pensamiento universitario, que apunta a la reflexión y el intercambio académicos. En su 30° aniversario, del 13 al 15 de noviembre la revista organiza un congreso latinoamericano en la Universidad Nacional de La Plata, en el que, precisamente, se colocará a “la universidad como objeto de investigación”. En concreto, se abordarán las “reconfiguraciones de la agenda académica” y las disputas existentes sobre la dimensión de lo público, además de pensar en ideas “para construir futuros posibles”.
En diálogo con la diaria, Krotsch resumió que 2023 terminó con una inflación del entorno de 220% y que las partidas económicas que reciben las universidades no fueron actualizadas, por lo que el presupuesto de todo 2024 sólo dio para cubrir los primeros meses. Al respecto, el docente indicó que cerca de 90% del presupuesto de las universidades se destina a sueldos y, en suma, debe tenerse en cuenta que los gastos de funcionamiento aumentan en la medida que van pasando los meses. Como ejemplo, mencionó que hace unos meses una familia promedio pagaba 10.000 o 15.000 pesos argentinos de luz y ahora está pagando 70.000.
Si bien la inflación no es algo nuevo con lo que deben lidiar los trabajadores argentinos, Krotsch contó que antes de la asunción de Milei se iban ajustando en un ritmo similar al de la inflación, a partir de lo acordado en las llamadas “paritarias”, instancias donde los sindicatos negocian con los empleadores. En cambio, relató que el mes pasado la inflación fue de 12%, pero los ajustes salariales apenas llegaron a la mitad de ese porcentaje, lo que debe acumularse con pérdidas de meses anteriores. Además, en diciembre el peso argentino se devaluó 118% y por todo ello los docentes universitarios registran una pérdida salarial de 50% respecto de noviembre del año pasado, añadió.
Consultado sobre el impacto que ha tenido la multitudinaria marcha del 23 de abril en el vínculo entre las universidades y el gobierno, el docente señaló que “los gobiernos le tienen mucho temor a la movilización estudiantil”. Según analizó, Argentina es un caso “paradigmático” del modelo del péndulo, que oscila, de un lado entre gobiernos que apuestan por la producción industrial y la justicia social y, del otro, gobiernos que tienen como modelo la producción de materias primas, principalmente de la actividad agropecuaria, y se oponen a que el Estado garantice el acceso a derechos de sus habitantes.
En ese sentido, planteó que la clase media es el actor que define las distintas elecciones para un lado o para el otro y, si bien muchas veces tiene una mirada contraria a las movilizaciones callejeras, en este caso era la propia clase media la que salió a la calle a reclamar. Por tanto, consideró que “es muy pronto” para que el mandatario se ponga a la clase media en contra.
Si bien en Argentina se especula con que la marcha coloca a las universidades en otra posición para negociar incrementos con el gobierno, el propio Milei realizó declaraciones públicas esta semana en las que cuestiona a los universitarios. En una entrevista en Radio Rivadavia el presidente negó que quiera quitarles presupuesto y planteó, entre otras cosas, que sólo pretende que las universidades sean auditadas, porque sólo “los ladrones” se niegan a serlo. Al respecto, Krotsch dijo que “a nadie le sorprende” que el presidente haya salido a ningunear la marcha, ya que “vive encerrado en una burbuja que no le permite mirar más allá de sus propios intereses”.