¿Puedo entrenar mis emociones y elegir las reacciones? ¿Qué es un cyborg? ¿Todos los contenidos del ChatGPT son confiables? Esas fueron algunas de las preguntas que, organizados en grupos, respondieron los estudiantes del Centro Educativo Asociado (CEA) 183 Nelson Mandela el viernes por la tarde.
También hubo consignas de desafíos en equipo. En un caso, cada uno de los siete equipos, identificados con un color y el nombre de un personaje, debía adivinar el nombre de una canción con sólo unos pocos segundos de reproducción. Otra de las consignas marcó que los grupos debían unirse entre sí para extender una larga tela y sostenerla con las manos de sus integrantes para que algunos adolescentes caminaran sobre ella sin caerse. Según planteó el animador, el desafío apuntaba al trabajo en equipo y la confianza mutua. Tiempo después, pidió que todos los equipos se sentaran en el piso e hicieran silencio durante tres minutos para escuchar un gong, lo que se cumplió al pie de la letra.
Cada una de las consignas salía de un gran tablero formado por cuadrados reversibles que, al darse vuelta, iban formando el nombre de la iniciativa: “ConciencIA. Ser humanos, ser libres”. La actividad lúdica que se desarrolló durante toda la tarde en la cancha polideportiva compartida entre el CEA y el barrio incluyó también la inauguración de los tableros de básquetbol para el espacio, que fueron una donación del proyecto Score Green, de la empresa Cervieri Monsuárez, elaborados mediante reciclaje.
El proyecto, que fue adoptado por el centro educativo que depende de la Dirección General de Educación Técnico Profesional, fue creado por María Balsa con la colaboración de Mariana Blengio, Gonzalo Aemilius y Alfonso López. Según se especifica en su página web, se trata de un programa de alfabetización en inteligencia artificial (IA) y en “la otra IA”, que es la “inteligencia amorosa”.
En diálogo con la diaria, Balsa y Blengio detallaron que se trata de educar no solamente sobre los beneficios de la IA, sino sobre sus riesgos. Basado en el documento “Recomendación sobre la ética de la inteligencia artificial”, de Unesco, organismo que apoya el proyecto, la iniciativa parte de la base de que es necesario generar conciencia en la ciudadanía sobre el uso de la tecnología que cada vez toma más fuerza en todo el mundo.
Balsa recordó que la IA está entrenada con millones de bases de datos y a través de ella se han generado herramientas que permiten prevenir desastres naturales o colaborar en el combate a enfermedades, lo que considera usos positivos. Sin embargo, advirtió que cada vez más hay plataformas de IA que son utilizadas como “compañía”, como “amigas” o hasta cumplen el rol de terapeutas, un uso que se viene extendiendo cada vez más.
La creadora del proyecto consideró que ese tipo de usos son “riesgosos, porque la IA no está preparada” para cumplir esos roles. Según fundamentó, los algoritmos con base en los que funcionan tienen el objetivo de que los usuarios se queden más tiempo en la plataforma y para ello acuden a estrategias como la adulación o a decir lo que el usuario quiere escuchar. Según completó, en distintas partes del mundo ese tipo de enfoques han derivado en situaciones trágicas, por ejemplo, adolescentes que acuden a la IA para pedirle que los ayuden en la planificación de su suicidio y, en vez de alertar a quienes puedan evitarlo, la plataforma sigue adelante con las instrucciones de forma acrítica. Al respecto, dijo que es importante tener en cuenta que la IA “no entiende de contextos, no entiende de sentimientos ni de emociones” y, por lo tanto, en esos casos no entiende que un joven va a quitarse la vida.
Balsa también habló de otros efectos nocivos, como los que se producen por las infinitas recomendaciones de contenidos y otros estímulos agresivos para permanecer en las redes sociales. Según dijo, los daños que generan las continuas notificaciones o los videos cada vez más breves van desde la polarización del debate público hasta el insomnio.
Precisamente, el proyecto parte de la base de que ese vínculo con la tecnología vuelve a las personas cada vez más dependientes y, por tanto, menos libres. En busca de recuperar al menos parte de esa libertad, se plantean trabajar con los adolescentes “sobre las prácticas del entorno digital, acerca de cómo conectar con nuestras habilidades, talentos y emociones, y en tratar de generar metas que contribuyan a esa libertad”.
Un camino para lograrlo es el de la conexión con las emociones y para ello acuden también a la dimensión afectiva, ya que entienden necesario fomentar el amor propio y por los demás. Para ello, Blengio hizo énfasis en que se debe conectar personalmente con los pares y prestar atención a los demás, lo que definió como una actividad “cada vez más revolucionaria”.
Preguntas para el conocimiento y la empatía, espacios de conexión y evaluación del uso de IA
La dinámica generada al aire libre de forma colectiva es una muestra de lo que se pretende lograr por medio del proyecto en el trabajo en clase. Según contaron, ya comenzaron a trabajar con un octavo grado del CEA 183 con el que estarán una vez por semana hasta el cierre del año lectivo. Según relató Blengio, trabajaron “en la gestión de las emociones” a partir de un juego de mesa que tiene una dinámica de trivia y también con un “cuaderno de metas”.
Balsa detalló que el cuaderno de metas apunta al autoconocimiento y también al reconocimiento del entorno de los estudiantes mediante las emociones, los valores y los talentos, a partir de lo que después se generan distintos objetivos. Al respecto, agregó que la propuesta cuenta con un “espacio de pausa y conexión” que apunta a “poder ejercer la libertad y la conciencia crítica”.
A partir de las historias de los siete personajes -Amara, Justino, Esperanza, Laura, Paz, Graciano y Valentín-, cada uno identificado con distintos valores, en el tablero se va avanzando mediante la respuesta a distintos tipos de preguntas, que principalmente apuntan al conocimiento y la empatía. Además de los espacios de conexión, también hay ejercicios prácticos para la evaluación del uso y el conocimiento de herramientas de IA, que apuntan a la reflexión crítica sobre su impacto y aplicaciones. “El objetivo es llegar al destino ‘Conciencia IA’, promoviendo la colaboración, el espíritu crítico y la atención dirigida hacia metas personales y colectivas”, se resume en la página web.
El proyecto también cuenta con una canción propia, que fue escrita por Balsa, y en la actividad de presentación, que también contó con el apoyo del Municipio E, fue interpretada por Marcos Agüero y Valentina Veiga. Según comentó Blengio, la idea es que las actividades de este año funcionen como un piloto, con la idea de expandirlo a más centros el año que viene. Hasta el momento, quienes impulsan ConciencIA trabajan a título personal, pero no descartan que si la iniciativa crece puedan generar algún tipo de fundación u organización para desarrollarlo.
El CEA 183 de Carrasco Norte tiene una línea de trabajo en innovación y habilidades socioemocionales
El CEA 183 Nelson Mandela es una propuesta de ciclo básico en Carrasco Norte, a la que asisten diariamente 144 estudiantes organizados en seis grupos: dos séptimos, dos octavos y dos novenos. Los CEA son centros de la UTU que se ubican en el mismo predio de una escuela primaria -en este caso, la escuela tiene el mismo número- con el objetivo de favorecer la continuidad educativa una vez que los niños egresan de sexto año.
Según explicó a la diaria Gabriela Silvera, directora del centro educativo, 40% de los estudiantes del CEA viven en un asentamiento y 55% en hogares que cuentan con la Tarjeta Uruguay Social del Ministerio de Desarrollo Social, lo que da cuenta del contexto socioeconómico del que provienen y, por tanto, supone un desafío para “enamorar” a los adolescentes de un proyecto educativo.
El CEA de Paso Carrasco es un centro de tiempo extendido que funciona entre las 8.00 y las 16.00 y, además de brindar alimentación, se preocupa especialmente por que la propuesta pedagógica conecte con el estudiantado. Para ello, constantemente están pensando proyectos, actividades y otro tipo de innovaciones, contó la directora.
Ello no sólo se da en cuanto a las propuestas curriculares, sino también en el vínculo con los adolescentes y sus familias. Al respecto, Silvera señaló que si bien “Uruguay tiene hoy un gran desafío con la inasistencia crónica de estudiantes”, para el CEA 183 ese “no es un problema”. Según explicó, ello se debe a distintas acciones de seguimiento y personalización que realiza el equipo docente, que, por ejemplo, “cuando un estudiante falta un día, automáticamente se comunica con la casa” para saber qué pasó. “Uno empieza a conocer a las familias y ver por qué faltan. La familia se siente acompañada y el estudiante siente que ocupa un lugar”, resumió la directora, y agregó que cuando un alumno llega a 15 faltas en el año, se lo convoca junto con los adultos referentes para firmar un “acuerdo de asistencia”.
El centro educativo recibió el premio NODO a la innovación educativa en 2022, lo que les posibilitó a ella y a un grupo de docentes del CEA concurrir a Finlandia para conocer de primera mano el sistema educativo de ese país. De ese viaje trajeron la idea de generar “aulas 360” en el centro, con un sistema de mesas móviles que permiten el trabajo individual, pero también que puedan ser juntadas para formar una gran mesa en la que se fomente el trabajo en equipo.
Gracias al premio también pudieron formarse en tecnologías educativas, lo que fue clave para alimentar los espacios de coordinación docente del centro educativo, de forma que pueda pensarse en propuestas disruptivas. De hecho, el CEA desarrolló el proyecto Gema, que apunta al fortalecimiento de las habilidades socioemocionales de los adolescentes.
Con esa perspectiva, recibieron de brazos abiertos un proyecto que aborde los desafíos que representa la IA, tanto para estudiantes como para docentes. Según contó Silvera, los estudiantes del centro utilizan plataformas que trabajan con esa tecnología con fines académicos, pero también han detectado que acuden a ellas como sustituto de un profesional de la psicología, lo que les preocupa.