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Seminario “Amenazas a la libertad de expresión”

Foto: Mariana Greif

El rol del periodismo en contextos de desinformación

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Mujeres periodistas de distintos países intercambiaron experiencias en el seminario “Amenazas a la libertad de expresión”, organizado por Cotidiano Mujer.

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La amenaza y la censura no distinguen género, pero en el caso de las mujeres periodistas suele existir una vulneración que se incrementa por el género. Con siete mesas y más de 120 mujeres periodistas que llegaron desde distintas partes del mundo –principalmente de América Latina– se desarrolló el seminario “Amenazas a la libertad de expresión” que Cotidiano Mujer organiza cada año en el marco del Día Internacional de la Libertad de Prensa. Una de las mesas que recogió mayor interés fue “El rol del periodismo en contextos de desinformación”. María Jimena Duzán y Mariana Carbajal fueron las expositoras. La moderación estuvo a cargo de Blanca Rodríguez, periodista y conductora histórica de Subrayado.

Al comienzo, Rodríguez resaltó que discutir este tema es “por demás desafiante” porque tiene que ver con la conciencia que tiene cada una: “Los discernimientos éticos que tenemos que hacer a diario, a la hora de tomar decisiones sobre la información que tenemos o que tenemos que salir a buscar, como todos los discernimientos éticos, siempre termina siendo en soledad”. También hizo hincapié en lo relacionado con la desinformación y dijo que “es muy bueno que la gente tenga acceso a la información y a las redes de información, pero el dilema es si tienen la preparación para hacer un manejo crítico y adecuado”.

“El rol del periodismo tiene hoy más vigencia que nunca y está muy lejos de estar en vías de extinción, en la medida en que precisamente se maneje con los criterios necesarios que determinen que a la hora de la verdad y de creer en la información, el medio y los periodistas son figuras muy importantes”, afirmó Rodríguez antes de dar paso a las ponentes. Con el pañuelo verde –símbolo de la lucha por la despenalización del aborto en Argentina– sobre la mesa, las primeras expositoras invitadas del seminario llenaron el aula magna de la Facultad de Información y Comunicación de la Universidad de la República de problemas y soluciones, de anécdotas y frustraciones que compartidas se vuelven motor de las conquistas colectivas que hay por delante.

El feminismo en defensa del periodismo

Carbajal es argentina, escribe desde hace casi tres décadas en Página 12 y ha publicado varios libros, entre ellos Yo te creo, hermana. Fue una de las impulsoras del movimiento Ni Una Menos y forma parte del grupo PAR - Periodistas de Argentina en Red por una Comunicación no Sexista. Al comenzar su exposición dijo que hoy en Argentina los periodistas no corren riesgo de vida por hacer su trabajo y, aunque no sienten que el periodismo esté en vías de extinción, creen que pueden perder sus puestos de trabajo por lo que escriben, o qué se considera dónde escriben, lo cual constituye una forma de censura.

Resaltó la histórica –y vigente– desigualdad de género en las noticias, como productoras y como protagonistas. Para demostrarlo invitó a las presentes a contar cuántas mujeres y cuántos varones aparecen en las fotos del medio en el que habitualmente se informan. Según las cifras que presentó, extraídas del Proyecto Monitoreo Global de Medios 2015, en Argentina sólo 27% de las noticias son producidas por mujeres. Y aunque las cifras son desalentadoras, espera que con la consolidación del movimiento feminista en el país vecino esto cambie para el próximo monitoreo, que se llevará a cabo en 2020. Para demostrar el escaso protagonismo de las mujeres en las noticias compartió un estudio realizado entre diciembre de 2017 y setiembre de 2018, en plena crisis socioeconómica en Argentina, que muestra que se hicieron más de 2.000 entrevistas a economistas en radio y televisión. Todos los entrevistados (24) eran varones. Ni las mujeres economistas y la economía feminista estuvieron presentes.

En conexión con los datos que presentó, la periodista habló sobre la desinformación. Apuntó a la desinformación que los propios medios producen respecto de la violencia machista: tergiversan información, no aclaran fuentes e incluso dan información falsa o confusa. También habló sobre algunos diarios a los que calificó de “antiderechos”, que en sus editoriales comparten opiniones que desinforman o sugieren ideas que tienden a violar derechos. Puso como ejemplo el editorial de La Nación titulado “Niñas madres con mayúsculas” (publicado el 1º de febrero de este año), que habla sobre las adolescentes violadas que deciden continuar con su embarazo en situaciones de vulnerabilidad. “Hay periodistas que trabajan en medios en los que tienen que combatir y luchar contra estas líneas editoriales que atentan contra nuestros derechos y los derechos de la infancia”, dijo, recordando la foto que la redacción de La Nación se sacó para mostrar su postura contraria al editorial, que se hizo pública junto con el hashtag “Niñas, no madres”.

También se refirió a las “campañas de desprestigio” que sufren las periodistas feministas que denuncian situaciones injustas relacionadas con el género, la violencia o el acceso a la salud. Carbajal pasó por esta experiencia: le adjudicaron públicamente declaraciones que no había hecho y luego dijeron que era “una mentirosa”. Otros mecanismos de intimidación que se utilizan son denuncias, cartas documentos, correos electrónicos intimidatorios, entre otros. La periodista dice que estas situaciones se viven en soledad: “La propia precarización laboral favorece que a veces no haya ni un abogada ni un abogado que ponga la cara por vos en estos contextos, y este amedrentamiento hace que nos alejemos de estos temas”, cuestión que “conspira contra la visibilización de esta problemática”.

Según Carbajal, la desinformación se replica, en parte, porque las voces disidentes o las que pueden presentar otra forma de ver las cosas no tienen lugar por la alta concentración de medios en pocas personas. Según un estudio de Martín Becerra, “los cuatro primeros grupos de medios acaparan más de 74% de los diarios, concentran 56,7% de la audiencia en televisión abierta y 53% en radio en Argentina”, explicó. Agregó que la mayoría de esa concentración de medios es oficialista. Esto se suma a “la precarización laboral, el cierre de medios, los sueldos caídos, los despidos y la amenaza de más despidos que vive el sector”. En Buenos Aires se perdieron más de 900 puestos de trabajo en 2018, según datos del Sindicato de Prensa de Buenos Aires. Esto constituye un panorama complicado para el periodismo que lucha para desmantelar la desinformación.

Para finalizar, la periodista hizo un balance de lo que está en riesgo y en lo que hay que apostar para que esta situación mejore. Según Carbajal, están en riesgo la libertad de expresión, la pluralidad, la independencia de los medios y la seguridad de las y los periodistas. Sin embargo, su análisis plantea la esperanza sobre en qué apostar: más y mejor periodismo, medios alternativos, redes de periodistas feministas y editoras de género.

Dolor y periodismo: vencer el miedo para informar

Dusán, de Colombia, es periodista y politóloga. Se especializó en la investigación de las mafias del narcotráfico y los paramilitares, y, en 1990, fueron estos últimos quienes mataron a su hermana Silvia, también periodista. “¿Cuál es el periodismo que necesita este mundo?”, cuestionó apenas comenzó su exposición. Contó que comenzó a hacer periodismo a los 16 años porque le parecía la mejor manera de pararse frente a los poderosos y de buscar llegar a la verdad. Sin embargo, después de varios años entendió que el periodismo en determinadas circunstancias “se convierte en casi una pelea o una batalla por la defensa de los valores democráticos”. Pensaba que su “cruzada” era por la verdad, pero terminó defendiendo libertades que creía que no iban a volver a estar en riesgo.

“Cuando a una le toca ser casi una corresponsal de guerra en su propio país, una cambia; se vuelve parte del conflicto”, afirmó. En ese conflicto los temas de género no eran relevantes en el momento, porque lo que ocupaba la lucha era la defensa democrática. Pero en el proceso de paz, cuando se comenzó a pensar en qué sociedad necesitaban, las cuestiones de las mujeres se volvieron importantes. “Cuando empezamos a desactivar todos los cánones de la guerra y empezamos a buscar cuál era esa sociedad realmente importante, democrática, que tenía que salir de ahí, desde luego se descubrió que uno de los factores más oprobiosos de injusticia social que había dejado la guerra era el tratamiento de la mujer”.

Para Dusán, el proceso de paz que llevó a cabo Colombia fue la circunstancia que introdujo la perspectiva de género en la lucha social. Incluso contó que en las negociaciones en La Habana, que incluyó una serie de acuerdos firmados por el Estado colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, se pudo oír una frase de Simone de Beauvoir. Cuando el acuerdo de paz fue a plebiscito popular, perdió. La periodista explica que no perdió por su contenido político sino porque “en los estratos uno, dos y tres, que son los más católicos en Colombia, creyeron la mentira de que la intención era irrumpir e implantar la homosexualidad en el país, y que eso iba a acabar con la familia tradicional”. Esto, que podría ser visto como una derrota, Dusán lo cataloga como “la apertura a una discusión muy interesante”.

La periodista dijo que si bien Colombia no está tan avanzada en temáticas de género, porque es un país que aún está saliendo de un proceso de guerra, estos son temas que hoy “forman parte del periodismo y de las mujeres que están ejerciéndolo”.

En relación directa con el homicidio de su hermana y con “muchos otros crímenes que siguen impunes”, Dusán cuestiona: “¿Cómo puedo ser periodista siendo una víctima?”. “Es increíble que en Colombia las periodistas seamos las que estamos realmente abriendo las capas, como si fuera una cebolla, hasta llegar a lo más profundo”, explicó. Esto, según la periodista, es un proceso que no podrían haber hecho si no entendían lo que les pasó; para poder seguir haciendo periodismo necesitaron entender lo que habían sufrido. “Cuando sos víctima, la sociedad te hace avergonzarte; yo no me avergüenzo de nada de lo que me pasó”, sentenció.

“Un periodista que no sienta, que no entienda, que no tenga empatía, que no tenga convicciones profundas para poder llegar a desarrollar su periodismo, es un periodista que va a desaparecer”, concluyó.

Pueden ver este y todos los paneles del seminario completos en la página de Youtube de Cotidiano Mujer.

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