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Clara Fassler, Cecilia Fernández, Carolina Cosse, Solana Quesada y Susana Andrade, el 8 de octubre, en la plaza Las Pioneras.

Susana Andrade, Clara Fassler y Cecilia Fernández son las nuevas ciudadanas ilustres de Montevideo

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Las tres mujeres son “un ejemplo” e “inspiración” para “todas las generaciones”, dijo la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse.

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Por intermedio de la División Asesoría para la Igualdad de Género, la Intendencia de Montevideo (IM) declaró ciudadanas ilustres a Susana Andrade, Clara Fassler y Cecilia Fernández por sus aportes “a la construcción de una ciudad más igualitaria, justa e innovadora”. La celebración se llevó a cabo en la tarde del viernes en el Espacio Feminista Las Pioneras.

La intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, sostuvo que la comuna decidió hacer este reconocimiento porque las tres mujeres “son un ejemplo” y dijo que el “latir que llevan en sus vidas es una inspiración para todas las generaciones”.

Por su parte, la directora de la Asesoría para la Igualdad de Género de la IM, Solana Quesada, insistió con que es “muy importante” generar estos “espacios de visibilización para reconocer el aporte de tan valiosas mujeres a la ciudad”. Quesada extendió el reconocimiento otorgado a Andrade, Fassler y Fernández a los colectivos e instituciones que integran y los “espacios donde han dado batalla y han luchado por romper los estereotipos de género”.

Las reconocidas

Clara Fassler es una médica chilena que está radicada en Uruguay desde hace casi cuatro décadas. Es reconocida por haber impulsado la creación del Sistema Nacional de Cuidados tanto desde su actividad profesional como integrando espacios de la sociedad civil organizada. Fue pionera en la instalación del cuidado como derecho y como asunto público y de interés para toda la sociedad. Su trabajo también ha sido fundamental para visibilizar la desigual división sexual del trabajo entre mujeres y varones y, en esa línea, la sobrecarga de responsabilidad de las tareas de cuidados en las mujeres.

Durante la celebración, Fassler comentó que la familia ha sido para ella un “ámbito de reflexión y preocupación”. “La conformación de las familias y las relaciones entre sus miembros están cambiando rápidamente. Aparecen cosas lindas, pero también cosas complicadas y difíciles”, sostuvo, y contó que en los inicios de su trabajo eran muy pocas personas -y aún menos entre quienes hacían las políticas sociales- las que “se daban cuenta de esta situación y la aceptaban”.

Eso la motivó durante años a intentar que las personas que toman las decisiones se “sensibilizaran”, “atendieran los distintos tipos de arreglos familiares” y que la diversidad de las familias fuera “respetada y no estigmatizada”. No pasó mucho tiempo antes de que identificara que el “factor fundamental” que mantenía las “diferencias básicas” en las familias era, precisamente, la división sexual del trabajo. Mientras que los hombres estaban “encargados del mundo de afuera” y su trabajo estaba “reconocido, remunerado y respetado”, dijo, el trabajo de las mujeres se concentraba en las tareas domésticas y de cuidado, que no sólo no eran reconocidas sino que “se pensaba que era una característica propia del ser mujer”.

Foto: Natalia Rovira

“Esta idea fue, ha sido y sigue siendo el eje de nuestras preocupaciones. Mientras las mujeres sigamos cuidando y los hombres sigan haciendo su tarea afuera, o las mujeres hagamos ambas tareas sin reconocimiento, va a persistir la desigualdad entre hombres y mujeres. Este mundo invisibilizado a través de los siglos debe salir a la luz y ser valorado para que hombres y mujeres tengamos los lugares que nos merecemos en igualdad”, expresó la médica.

Cecilia Fernández, en tanto, es doctora en Química Farmacéutica y tiene una destacada trayectoria en el cogobierno universitario y la gestión académica. Es prorrectora de Investigación en la Universidad de la República y presidió la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la institución. La docente de la Facultad de Química desarrolló distintas investigaciones en el campo de la inmunología parasitaria, en especial sobre el modelo de Echinococcus granulosus, el parásito causante de la hidatidosis.

Fernández reivindicó que en la comunidad científica queda “mucho camino por recorrer” para que investigadoras e investigadores tengan las mismas oportunidades en el desarrollo de sus carreras profesionales. “Creo que la trama social tiene más madurez para permitir que esto se vaya transformando en una realidad”, señaló en el evento.

Por su parte, la mãe Susana Andrade ha dedicado gran parte de su vida a la militancia y el activismo por los derechos de las personas afrodescendientes, indígenas y otras minorías sociales. Es líder y referente de cultos de matriz afroumbandista, procuradora, gestora cultural y exdiputada del Frente Amplio.

A su turno, Andrade dijo que este premio es un “incentivo” y a la vez un “compromiso con los sectores desprotegidos” y las “luchas por mejorar” por la igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres, y entre diferentes etnias y religiones.

Asimismo, planteó que, para quienes son personas afro “visibles”, “la tarea es siempre el doble, porque nos miran con lupa. Más cuando cargamos con varias discriminaciones juntas, como ser negra, mujer y ‘macumbera’”, manifestó Andrade. Y continuó: “La experiencia me enseñó que mis identidades sumadas y expuestas pueden ser revulsivas: ser mujer afro, afro religiosa y encima política es como una especie de cóctel de purgantes contrahegemónicos que interpelan y resisten”.

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