Feminismos Ingresá
Feminismos

Carmen Sánchez, víctima de ataque con ácido, en el Congreso del estado de Puebla, el 2 de marzo de 2023.

Foto: Hilda Ríos, EFE

México: condenaron por tentativa de femicidio a un hombre que atacó con ácido a una mujer, en una sentencia inédita en la región

2 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

Nueve años después del ataque, y tras la persistente lucha de la víctima para conseguir justicia, el agresor fue condenado a 46 años y ocho meses de cárcel.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

El Tribunal Superior de Justicia del Estado de México sentenció a 46 años y ocho meses de cárcel a Efrén García por cometer un femicidio en grado de tentativa, nueve años después de que atacó con ácido a Carmen Sánchez, expareja y madre de sus hijas. La decisión es histórica y marca un importante precedente, ya que se trata de la primera vez que un ataque con ácido se condena como intento de femicidio en América Latina.

“Después de nueve largos años, hoy le arrancamos un pedazo de justicia al Estado mexicano”, celebró en su cuenta de Twitter Sánchez, que se ha convertido en una referente para las sobrevivientes de violencia ácida. “Este es un logro de todas las mujeres que han sobrevivido a la violencia química y que, con valentía y amor, han levantado la voz por mí, por ellas y por todas”, agregó.

El 20 de febrero de 2014, García irrumpió en la casa de la madre de Sánchez, donde se encontraba con sus hijas, y le roció la cara y el cuerpo con ácido. Esa fue la última de una serie de violencias sistemáticas que la mujer vivió y que ya había denunciado, pero sin lograr la respuesta, la atención ni la protección del Estado.

El día que García atacó a Sánchez, el agresor ya tenía acumuladas tres denuncias que ella misma había presentado en su contra por violencia familiar, sustracción de menores y violación. De hecho, un año antes de la agresión química, García la había atacado de cuatro puñaladas. El ataque con ácido fue un nuevo intento para lograr su objetivo final, que era matarla.

Tras el ataque, Sánchez estuvo internada durante ocho meses recuperándose de las heridas. Desde entonces, se sometió a 65 cirugías. La última fue esta semana, días después de la sentencia. Así lo contó ella en Twitter, donde aseguró además que, a pesar de que su agresor “va a pasar el resto de su vida en la cárcel por haberme intentado asesinar con ácido, el daño y las afectaciones causadas son irreparables”. En ese marco fue que mencionó las cirugías, “sin contar los innumerables tratamientos dermatológicos, psicológicos y psiquiátricos, terapias físicas de rehabilitación y medicamentos especializados a los que me he sometido y que me acompañarán el resto de mi vida”. A la vez, aclaró que las secuelas no incluyen únicamente “el daño físico y psicológico”, sino también “el daño a mi proyecto de vida y desarrollo personal”.

La batalla que libró Sánchez en los últimos nueve años no fue sólo para buscar justicia en su propio caso, sino también para lograr que los ataques con ácido contra las mujeres en México no sean considerados sólo un delito de lesiones, como ha pasado hasta este precedente, sino como tentativa de femicidio.

La violencia con ácido es una de las formas más extremas de violencia de género. Es una agresión que genera cicatrices físicas irreversibles, que desfigura, mutila, e incluso puede afectar algunas capacidades, como la visión, el habla o la escucha. Además de padecer las secuelas físicas permanentes, las personas que sobreviven a estos ataques generalmente sufren afectaciones en la salud mental de por vida, aislamiento familiar y discriminación social.

Puede además perjudicar su autonomía económica, por las dificultades que se presentan a la hora de volver a conseguir un trabajo y las pérdidas económicas derivadas de largos tratamientos médicos, psicológicos y quirúrgicos, así como procesos judiciales.

En las últimas dos décadas, 28 mujeres fueron víctimas de ataques con ácido en México, según el registro de la Fundación Carmen Sánchez, que brinda acompañamiento psicológico y legal a mujeres sobrevivientes de estas agresiones. En 85% de los casos, el autor intelectual fue un hombre: cinco de ellos eran parejas y 11 exparejas de las víctimas. De acuerdo con la misma organización, en 96% de estos casos no hubo sentencia.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

¿Te interesa el feminismo?
Suscribite y recibí la newsletter de Feminismos en tu email.
Suscribite
¿Te interesa el feminismo?
Recibí la newsletter de Feminismos en tu email todos los miércoles.
Recibir
Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura