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Ignacio Villar, Josefina González, Delfina Martínez, Susy Shock y Rodrigo Falcón, en el conversatorio "A 55 años de Stonewall: ¿existe un orgullo desde el sur?".

Foto: Rodrigo Viera Amaral

“Hay que mirarnos al sur”: colectivos y militantes LGBTI+ intercambiaron sobre el orgullo en Uruguay y la realidad actual

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Una de las conclusiones comunes fue que es necesario “traducirlo todo de nuevo” y que el Estado cumpla con las leyes vigentes.

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Leído por Andrés Alba.
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Era 1969 cuando en el bar Stonewall de Nueva York un grupo de disidencias resistió ante la represión policial. La redada era usual, pero lo distinto fue que, en esa ocasión, el colectivo LGBTI+ se rehusó a que, una vez más, la Policía les quitara su derecho a existir libremente. Aquel 28 de junio marcó un hito histórico para la existencia de las disidencias en Estados Unidos y en el resto del mundo, convirtiéndose en el Día Internacional del Orgullo LGBTI+.

Este 28 de junio hubo movilizaciones en las calles montevideanas y también puertas adentro: la Secretaría de la Diversidad de la Intendencia de Montevideo (IM) conmemoró la fecha con el conversatorio “A 55 años de Stonewall: ¿existe un Orgullo desde el Sur?”, que tuvo lugar en el Centro Cultural de España (CCE).

Delfina Martínez, de la Secretaría de la Diversidad de la IM, auspició de moderadora de la mesa integrada por Ignacio Villar, del colectivo Ovejas Negras, Josefina González, licenciada en Comunicación y militante social y política, Rodrigo Falcón, presidente del colectivo Trans Boys Uruguay (TBU), y Susy Shock, artista trans de Argentina.

Al cierre de la jornada se leyeron cinco poemas finalistas del concurso Federico García Lorca, realizado por la comuna capitalina con el apoyo del CCE en el marco del Día Internacional contra la Homofobia, la Lesbofobia, la Transfobia y la Bifobia, que se conmemora el 17 de mayo. Pero antes de llegar a eso, el panel de activistas intercambió sobre la coyuntura actual en Uruguay y la región, cómo impacta en la población LGBTI+ y, a partir de eso, qué rol debe cumplir el Estado y qué estrategias colectivas es necesario implementar.

Denuncias a ser atendidas

Existen “nuevos modos y lenguajes” de “algo ya conocido”, afirmó Martínez, para dar apertura al conversatorio. Para la integrante de la secretaría, el contexto actual “es bastante complejo” para las disidencias: “Con las nuevas herramientas de la tecnología, hay ciertos estándares y estereotipos que se están ‘lobotomizando’ en las cabezas de los jóvenes y que construyen un sentido bastante viejo y arcaico”, dijo.

En ese marco, remarcó la relevancia de la actividad para poder escuchar las diferentes perspectivas de la realidad actual desde el arte, la sociedad civil y la política partidaria, poder tener “las dimensiones de todos los frentes que todavía cuesta transitar”, y pensar en las estrategias a trazar para combatir lo patriarcal, lo transexcluyente, lo homofóbico, lo conservador, lo regresivo.

Existen “fuertes amenazas hacia las personas del colectivo de la diversidad, teniendo que hacer frente a nuevos discursos de odio que siguen sosteniendo que nuestras identidades y orientaciones son una moda, un capricho o incluso una aberración”, afianzó. Justamente por esta realidad de hoy, según Martínez, “es importante mirar hacia atrás para reconocer que las luchas por una sociedad más justa e igualitaria han empezado hace varios años, y en Stonewall se dio el primer ejercicio de insubordinación frente a las autoridades policiales y a la sociedad en su conjunto”.

Los años pasaron y, de acuerdo a la activista, este territorio construyó una “narrativa propia”, una “lucha que transita por otras conquistas”. Se preguntó, entonces: “¿Existe un Orgullo desde el Sur?”.

Villar le siguió con otra pregunta: “¿Cuál es la obsesión de esta gente con nosotres?”, dijo, en referencia a que, recientemente, “dos compañeras trans fueron salvajemente atacadas”. “Hay una validación en los discursos públicos que actúan tratando de traer concepciones de la familia tradicional, volviendo a que somos degenerados, desviados, y en primer lugar nos surge esa pregunta y en segundo lugar la afirmación de que hay que dejar que queden en una cáscara vacía y difundir la empatía y la participación”, aseguró.

Por otro lado, el integrante de Ovejas Negras se enfocó en compartir lo recabado en el Exámen Periódico Universal que presentaron a la Organización de las Naciones Unidas en colaboración con diversas agrupaciones regionales y nacionales. Explicó que cada Estado miembro presenta un informe en el que deja en evidencia si diversas leyes existentes están siendo cumplidas, pero, además, está la posibilidad de que otras partes presenten informes alternativos, y justamente eso fue lo que se hizo desde las organizaciones.

“Fue un trabajo riguroso, de relevamiento de datos en varias áreas referidas a los derechos básicos de las personas: derechos civiles y políticos desde la pandemia, pero también luego de que terminó la emergencia sanitaria”, afirmó Villar. Es que, según manifestó, desde ese momento ha habido “hostigamiento y persecución en las marchas del interior; hemos visto que sobre todo en el interior la Policía toma datos, amedrenta, las personas quedan expuestas”.

Uno de los puntos que remarcó es que si bien existe el Consejo Nacional de Diversidad Sexual, “está vaciado en la práctica. Fue creado para la coordinación estatal con la sociedad civil y es vital que personas con la responsabilidad política del Estado participen, pero no está sucediendo; siempre hay excusas, problemas, y esto lleva a que el espacio indicado para traer aquellos problemas cotidianos, administrativos, en la salud, no se tomen y por ende tampoco acciones sobre esas problemáticas”, señaló.

Trabajo y educación fueron otros de los puntos abordados para el informe alternativo. Villar dijo que si bien la ley general de educación plantea que todos y todas tienen derecho a acceder sin discriminación, eso “no sucede”, principalmente por “la falta de formación específica en profesores y en los equipos pedagógicos”. Asimismo, aseguró que la educación sexual integral “tampoco se ha aplicado”, lo que “genera problemas para la detección de abusos sexuales e infantiles, como también sobre la integración de la diversidad en los espacios educativos”.

Específicamente en cuanto a lo laboral, dijo que “sucede algo similar”: “Los trayectos de las personas LGBTI+ están marcados por hostilidad y precarización”. En esa línea, denunciaron que el cupo laboral que establece la Ley Integral para Personas Trans “no se ha cumplido”, por lo que una de las recomendaciones esbozadas en el informe fue que “se aplique en los llamados generales y no específicos, porque si, por ejemplo, la Corte Electoral necesita un técnico, posiblemente la persona trans no haya hecho ese curso, y termina en el Plan ABC, que tiene una remuneración menor, lo que profundiza la marginalización, cuando ya es histórica”.

En términos de acceso a la Justicia, manifestó que “los operadores judiciales y las fuerzas de seguridad no están formados y capacitados para tratar con la diversidad, y además reproducen muchos prejuicios y violencia que terminan reproduciendo lógicas que se pensaban erradicadas”. “Las razias terminaron, pero siguen”, apuntó.

En cuanto al ámbito de la salud, sentenció que “hay enormes falencias estatales”. Puntualizó que hacen falta medicamentos y que hay carencias en lo que son los tratamientos hormonales y de reasignación de género. Según Villar, esto genera que las personas del interior estén “sometidas a estar moviéndose por el resto de Uruguay para acceder a tratamientos, cirugías y, encima, las mutualistas están queriendo cobrar por procedimientos que no deberían cobrar y el Estado no está controlando”.

Villar resaltó que, luego de recibir los informes, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos recomendó a Uruguay “que se trabaje para reducir la brecha entre la ley y la realidad”. Con relación a eso, el integrante de Ovejas Negras señaló que si bien como país “hemos sido vanguardistas, falta mucho por hacer, luchar y reclamar al Estado”. “Orgullo desde el Sur es seguir luchando”, concluyó.

Ser parte de la gente

“Hay un montón de cosas para decir: no siempre son agradables, pero es la realidad que nos toca”, esbozó por otra parte Falcón, y recordó que TBU trabaja con “niñeces, adolescencias y familias”.

Para Falcón, además de mirar lo sucedido en el Norte, hay que ver lo que pasa y pasó en el Sur: “Acá muchos dejaron la vida y algunos la perdieron porque se la quitaron, cansados y cansadas de la lucha. Hay que mirarnos al Sur: quiénes somos los que estamos entregando la vida, el tiempo, la salud, la militancia, nuestro arte, nuestro trabajo, apoyémonos, porque estamos acá, cerca”.

El presidente del colectivo también habló del consejo nacional: aseguró que “sesiona”, pero que no se le “escucha”. En ese marco, señaló que a pesar de que han mantenido reuniones con el Ministerio de Salud Pública, “seguimos en la misma o hasta un poquito peor, porque se venían haciendo adecuaciones de cirugías genitales y desde el año pasado están suspendidas”.

Asimismo, afirmó que “en el interior del país la situación se agrava, porque si nos asustamos con lo que pasa en Montevideo, en Artigas por ejemplo no hay referente de Salud en el hospital de ASSE [Administración de los Servicios de Salud del Estado]”. En Salto, por otro lado, manifestó que además de no haber referente de salud tampoco hay hormonas disponibles.

A su vez, señaló que, a nivel país, “son dos los prestadores de salud que hacen cirugía de torso: la Asociación Española y Casmu, entonces se tienen que afiliar ahí y esperar, y salen en seis meses”. “Me enfoco en la salud porque en esto se nos va la vida”, enfatizó.

“Hay algo claramente atroz que está pasando y hay que decir, aunque cueste, y es que ese entramado es imposible sin una complicidad ciudadana”, esgrimió a continuación Susy Shock. En ese contexto, sentenció: “No hay que dormirse”. Es que para Shock “de Stonewall a nuestras leyes hubo cuarenta y pico de años de una democracia que no nos llegó. Nuestro colectivo también votó a [Javier] Milei, entonces se hace urgente apurar a quienes tienen la obligación de resolver los problemas cotidianos”.

Aclaró, sin embargo, que “no nos hago responsables de estos gobiernos de derecha, pero quizás tengamos que hacer una especie de vanguardia de volver a hablar de todo con la gente mientras vamos sanando”. La activista explicó que es necesario que “la gente entienda que somos parte de esa gente, porque también es urgente abrir el panorama y que sea una estrategia colectiva, grupal, de todos nuestros colectivos de disidencia”. Hay que “traducirlo todo de nuevo”, concluyó.

En una línea similar, González afianzó que el contexto actual es “bastante particular y regresivo, no sólo en Uruguay sino en toda la región, porque es una estrategia internacional que viene de hace tiempo”. Puntualizó las estrategias patriarcales que vienen desde el pentecostalismo y neopentecostalismo, que cuentan con un gran “poder económico”.

“Es un momento difícil, pero hay que seguir haciendo el ejercicio porfiado de seguir insistiendo y volver a salirnos de nuestros lugares de confort, desaburguesarnos –que sucedió en nuestro colectivo en la gestión frenteamplista–, insistir en la necesidad de seguir fortaleciendo el movimiento social libre e independiente, que tiene la misión de denunciar, construir, proponer, criticar”, manifestó, y, al igual que Shock, reafirmó que “hay que ir al barrio y volver a explicar todo una y otra vez. Hay que tener la paciencia de seguir explicando en este mundo quiénes somos, qué queremos y qué necesitamos”.

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