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Ilustración: Ramiro Alonso.

Hija de Rosario Barredo denunció ante la Fiscalía su secuestro, ocurrido en mayo de 1976

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A los cuatro años, Gabriela Schroeder estuvo secuestrada junto a sus hermanos en un centro clandestino de Buenos Aires.

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Gabriela Schroeder, hija de Rosario Barredo y Gabriel Schroeder, realizó una denuncia ante el fiscal especializado en Crímenes de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe, para que investigue su secuestro y el de sus hermanos, ocurrido en la madrugada del 13 de mayo de 1976 en Buenos Aires.

Gabriela, de cuatro años, su hermana, de un año y cuatro meses, y su hermano, de dos meses, fueron secuestrados junto a su madre, Rosario Barredo y William Whitelaw, padre de los dos menores. Los niños fueron separados y trasladados a varios lugares de Buenos Aires hasta que fueron entregados al abuelo de Gabriela, Juan Pablo Schroeder, el 29 de mayo, ocho días después de que aparecieron los cuerpos asesinados a balazos de Barredo, Whitelaw, el entonces senador del Frente Amplio Zelmar Michelini y el diputado del Partido Nacional Héctor Gutiérrez Ruiz.

En diálogo con la diaria, Schroeder dijo que lo que la motivó a realizar la denuncia fue la necesidad de visibilizar casos como el suyo. “Acá lo más importante es que esto no se vuelva a repetir. Si no se hace un reclamo de justicia y no se visibiliza caés en el riesgo de que todo quede impune y se vuelva a hacer lo mismo”, añadió.

Para Schroeder el terrorismo de Estado contra niñas, niños y adolescentes es un tema del que “nadie se ha ocupado” y es “uno de los argumentos más fuertes” contra la teoría de los dos demonios. “Había un montón de niños, que nos pasaron muchas cosas y no teníamos ninguna responsabilidad”, señaló.

Además, el hecho de haber sido testigo en la causa que investiga el juez argentino Daniel Rafecas sobre el centro clandestino Bacacay, donde estuvo secuestrada los primeros días, la impulsó a tomar la decisión de hacer la denuncia.

“Éramos niños cuando nos pasó eso, el proceso de romper el silencio y salir a hablar de eso lleva su tiempo”, comentó. En esa línea, señaló que está escribiendo un libro de historia novelada con el historiador español Ignacio Ampudia con base en su caso que implicó “un proceso de sanación que tiene que ver con que presente la denuncia”.

“Ese trabajo tenía una motivación de reconstrucción propia, de buscar las piezas perdidas del puzle, de reconocerme en mis padres y también perdonarlos. Yo agradezco la familia en la que me tocó criarme, porque me enseñaron a centrarme en sentimientos buenos, en paz, en amor y en cero rencor; eso nos salvó mucho”, comentó.

La denuncia

Gabriel Schroeder fue asesinado el 14 de abril de 1972 durante un enfrentamiento entre el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T) y las Fuerzas Armadas. Rosario Barredo fue detenida el 15 de abril y trasladada al Hospital Militar, donde nació Gabriela el 24 de abril de ese año. Tras ser liberada, en marzo de 1973 se exilió en Chile. En 1976, Barredo y Whitelaw militaban en la agrupación Nuevo Tiempo, fundada en 1974 a partir de una escisión del MLN-T, que buscaba una salida política a la dictadura.

La familia fue secuestrada a las dos de la madrugada en su domicilio, ubicado en la calle Matorras. En la denuncia a Fiscalía se agregó el nombre de varios vecinos que fueron testigos del hecho.

“Recuerdo que entraron con mucha violencia. Mamá nos fue a levantar a Victoria y a mí e, intentando tranquilizarnos, nos dijo que ‘unos amigos’ nos habían venido a buscar. Me envolvieron en una frazada y me tiraron escaleras abajo. Recuerdo que yo pedía por mi madre”, relata Schroeder en la denuncia.

Recuerda “vivamente” el momento en que se llevaron a su madre: “Los captores la nombran, lo que me dio la pauta de que no estábamos solos. Yo me fui detrás de ella y los represores dijeron que no había problema, que me vaya con ella también. Entonces mi mamá se puso muy nerviosa, lo que era raro porque ella nunca se ponía así, y me dijo que me diera vuelta, que fuera a ver a mi hermano, que me necesitaba. Eso es lo último que recuerdo de ella, nunca más la vi. [...] Estuve desaparecida hasta los últimos días de mayo, después de que apareció mi mamá muerta”.

Entre el 13 de mayo y el 29 la niña estuvo en al menos tres lugares, mientras su abuelo Juan Pablo Schroeder realizaba una campaña informativa en busca de sus nietos que consideran clave para haber conseguido la liberación y evitar la apropiación de los niños, que fueron separados durante el cautiverio.

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