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Foto: Marcelo Casacuberta

El jazz está en el aire

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Los africanos que fueron llevados esclavizados a Estados Unidos, cuatro siglos atrás, celebraron, protestaron, sufrieron y sobrevivieron. En su ADN venía el don del ritmo. Mezclándose con europeos, americanos y caribeños, fusionaron estilos que darían origen al jazz, con lo que le enseñaron al mundo que la lucha por los derechos podía estar armada de instrumentos. Los que fueron traídos al puerto de Montevideo llegaron con la base del candombe, que muchos años después se fusionaría con el beat del Reino Unido y daría origen al candombe beat. Para los que hablan en idioma de melodías y armonías, del candombe al jazz es sólo cuestión de cruzar la calle.

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Jazz a la Calle nace en la ciudad de Mercedes como una apuesta casi utópica. Es la tierra de Carlos Federico Sáez y Pedro Blanes Viale, la del Grito de Asencio, y es la cuna del jazz de este lado del mundo a orillas del Hum, río “negro” y “nuestro” en lenguas guaraní y guenoa, respectivamente.

Mercedes tiene alrededor de 50.000 habitantes, y en enero recibe a cientos de músicos, melómanos, estudiantes, curiosos y turistas amantes del jazz de muchas partes del mundo. Jazz a la Calle sucede en forma gratuita durante una semana entre la Casa de la Cultura, el barrio del Puerto y la Manzana 20. Clínicas, talleres, jams temáticas y otras improvisadas, junto con un escenario principal con artistas de Rusia, Alemania, Portugal, Cuba, Estados Unidos, Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y tantos otros países que han pasado por ese lugar en estos 16 años consecutivos.

El jazz identifica a Mercedes, existe una escuela de Jazz a la Calle para niños desde los 4 años, y es la sede de la Licenciatura en Jazz y Música Creativa de la Universidad Tecnológica del Uruguay (UTEC).

Para Marcos, un mendocino estudiante de la UTEC, el Jazz a la Calle es “el festi”, y en su tercer año como participante y voluntario de la organización va armando los instrumentos de percusión que serán interpretados por varios colegas. El vecino saca cables de su casa y la sillita de base redonda para el piano, que duró poco porque la vinieron a buscar del escenario de la otra cuadra. En el tercer miniescenario de jam, a un veterano le gustó para tocar “La pulpera de Santa Lucía” y los más jóvenes sueltan su estilo libre en batería y bajo dándole tremendo swing.

Jazz a la Calle es una experiencia fantástica, uno va recorriendo las calles de una ciudad del interior del país en plena temporada de verano en la que la ambientación sonora puede parecerse más a un viaje imaginado por Nueva Orleans. De tardecita, los mercedarios buscan el escenario del barrio portando su reposera, dispuestos a sorprenderse con un estilo musical poco difundido en las radios locales. Es probable que entre los músicos que participan en las jams reconozcan al hijo o la nieta de algún vecino improvisando en el piano, la flauta o el saxo, porque en Mercedes parece que el jazz es lo más común del mundo.

Sugerencia sonora para la lectura: Rafael Benech, “Lamentos” (2016). Grabado en la Usina Cultural Palermo.

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