Al mismo tiempo que, luego de dos días de viaje por tierra, algo más de 150 personas evacuadas el fin de semana desde la planta siderúrgica Azovstal llegaban a Zaporiyia, localidad que está bajo el control del gobierno de Kiev, las tropas rusas intensificaron en las últimas horas su ataque sobre la instalación industrial, que es el último reducto de resistencia ucraniana en Mariúpol, localidad situada en el sur del país que los rusos pretenden controlar para lograr un pasaje desde el Donbás hacia Crimea.
Según informó el Ministerio de Defensa ruso, cuya declaración fue recogida por la cadena Sputnik, las tropas retomaron los ataques aéreos y con artillería aduciendo que durante el alto el fuego que rigió durante varias horas los combatientes ucranianos que están en la planta aprovecharon la ocasión para tomar posiciones de tiro y atacar a sus enemigos. En la gigantesca fábrica, que tiene 11 kilómetros cuadrados de extensión, se estima que aún hay más de 300 civiles y un número no determinado de fuerzas ucranianas, algunas pertenecientes al Ejército regular y otras al Batallón Azov, una organización neonazi creada en 2014 durante la guerra del Donbás.
Según la versión rusa, “cuando se declaró un alto el fuego para evacuar a los civiles de la acería, los militares de Azov y los ucranianos que están apostados en la planta aprovecharon esa circunstancia, salieron de los refugios y tomaron posiciones de tiro en los edificios de la fábrica”.
Este martes los ataques rusos lejos estuvieron de centrarse únicamente sobre Mariúpol, sino que las autoridades ucranianas reportaron numerosos bombardeos con misiles en varias regiones del país. Uno de los blancos de las incursiones rusas fueron tres centrales eléctricas ubicadas en la ciudad de Lviv, en el extremo oeste de Ucrania. Según confirmó el alcalde de la ciudad, Andriï Sadovy, en su cuenta de Telegram, la localidad, que desde que comenzó la invasión rusa recibió cientos de miles de personas provenientes de otras regiones del país, está ahora parcialmente sin electricidad. Además 21 civiles murieron en un ataque contra la estación de tren de la ciudad de Kramatorsk, situada en la región de Donetsk.
Mientras la población ucraniana sigue padeciendo como nadie la guerra, en el exterior siguen los contactos para intentar llegar a mínimos acuerdos, pero la paz en la región no se ve en el horizonte cercano.
Este martes el mandatario francés, Emmanuel Macron –uno de los líderes europeos que mantiene diálogo con el presidente ruso, Vladimir Putin–, conversó telefónicamente durante dos horas con su par, y parte de lo que hablaron fue comunicado por portavoces de ambos países. De acuerdo al Kremlin, Putin volvió a instar a los países occidentales a que dejen de mandar armamento a Ucrania, ya que ello únicamente servirá para extender el conflicto.
El presidente ruso denunció que los países de la Unión Europea hacen caso omiso a “los crímenes de guerra perpetrados por los militares ucranianos, a los bombardeos masivos de ciudades y localidades del Donbás que provocan muertos entre civiles”.
“Occidente podría contribuir al cese de estos crímenes ejerciendo la influencia correspondiente sobre las autoridades de Kiev y dejando de suministrar armas a Ucrania”, expresa el comunicado, publicado por el Kremlin luego de la conversación entre los líderes, que fue la primera que tuvieron luego de la reelección de Macron como presidente galo.
En su diálogo con Macron, Putin recalcó que Rusia sigue “abierta al diálogo” para llegar a un acuerdo de paz, pero al mismo tiempo afirmó que el gobierno ucraniano de Volodímir Zelenski “no está preparado para un trabajo serio” respecto de las negociaciones.
Por su parte, el presidente estadounidense, Joe Biden, visitó este martes la planta de la fábrica militar Lockheed Martin, que produce los misiles antitanque Javelin, una de las armas que Washington le está suministrando a Kiev.
En declaraciones recogidas por medios estadounidenses, el mandatario demócrata se mostró satisfecho por el permanente flujo de material bélico. “Desde que Rusia invadió Ucrania, hace más de dos meses, hemos enviado más de 3.000 millones de dólares en asistencia de seguridad a Ucrania, sólo nosotros, sin contar a nuestros aliados. Y ese dinero es una inversión directa en la defensa de la libertad y de la propia democracia”, manifestó Biden.
Posteriormente, y en referencia a Putin, el presidente estadounidense dijo: “La historia nos ha demostrado en muchas oportunidades que si no te enfrentas a los dictadores, seguirán viniendo. Su apetito por el poder continuará creciendo”.