Las autoridades turcas anunciaron el domingo que dieron por concluidas las tareas de rescate que tenían la finalidad de encontrar posibles sobrevivientes de entre los escombros, en la mayoría de regiones del país afectadas por los terremotos del 6 de febrero.
Sin embargo, de acuerdo a lo que informó la agencia Reuters, continuarán habiendo operaciones en Hatay y Kahramanmaraş, las provincias más impactadas por los sismos.
Si bien los expertos señalan que la mayoría de los hallazgos exitosos luego de una catástrofe como la que se registró se dan en las primeras 24 horas de los hechos, en Turquía se vieron varios rescates que fueron calificados como milagrosos, ya que fueron encontradas con vida personas que pasaron 12 días entre las ruinas.
El más reciente de estos casos tuvo lugar el sábado, cuando equipos de emergencia encontraron a tres personas, incluido un niño. Aunque la madre y el padre lograron sobrevivir, el pequeño murió pocas horas después como consecuencia de la deshidratación.
Ahora, la posibilidad de encontrar gente con vida entre los escombros es prácticamente nula. “En muchas de nuestras provincias se han completado las labores de búsqueda y rescate. Continúan en las provincias de Kahramanmaraş y Hatay”, explicó el domingo desde Ankara el jefe de la agencia de desastres turca, Yunus Sezer.
En concreto, los esfuerzos por localizar posibles sobrevivientes continúan únicamente en alrededor 40 edificios de las mencionadas provincias.
Dos semanas después del peor desastre natural en más de un siglo en la zona, tal como fue descripto por la Organización Mundial de la Salud, las autoridades confirmaron hasta ahora que más de 46.000 personas murieron sumando los fallecidos en Turquía y Siria, pero se espera que el número se siga incrementando, debido a que muchas siguen desaparecidas debajo de las ruinas.
De acuerdo a cifras brindadas por organismos oficiales, únicamente en Turquía, alrededor de 345.000 apartamentos quedaron destruidos.
Por su parte los habitantes de Siria, una nación ya azotada por la guerra de más de una década, están teniendo grandes dificultades para acceder a la ayuda humanitaria.
En pleno invierno, con temperaturas que por la noche bajan hasta cero grado, miles de familias permanecen a la intemperie o en campamentos precarios donde carecen de todo tipo de servicios básicos, esperando la llegada de alimentos, agua potable, abrigos y otros artículos de primera necesidad.
Aunque varias organizaciones de derechos humanos informan sobre sus esfuerzos para llevar asistencia a los afectados, la entrega va a un ritmo menor al necesario. Y es que, en medio del conflicto interno, la nación está parcialmente dominada por el gobierno central de Bashar Al-Assad y otras zonas por grupos rebeldes opositores.
Ante este panorama, el jefe del Programa Mundial de Alimentos (PMA), el estadounidense David Beasley, presionó durante el fin de semana a los grupos que controlan el noroeste del país para que dejen de bloquear el acceso a la zona, con el fin de llevar la ayuda a cientos de miles de personas devastadas por la tragedia.
No obstante, la organización Médicos Sin Fronteras informó este domingo que un convoy de 14 camiones con asistencia logró ingresar al noroeste del territorio sirio, desde un cruce fronterizo cercano para colaborar en las operaciones de rescate.