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Luiz Inácio Lula da Silva en Brasilia (17.03.2023).

Foto: André Borges, EFE

Lula tiene 41% de aprobación, en tanto que 31% dice que es totalmente verosímil la idea de que el país pueda tener un gobierno comunista, de acuerdo a los datos de una encuesta

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El sondeo demostró que la enorme polarización política en la sociedad brasileña continua.

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Una encuesta publicada este domingo, realizada por la empresa Inteligencia en Investigaciones y Consultoría Estratégica (Ipec), una de las más respetadas de Brasil, indicó que 41% de los ciudadanos consideran que el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva es bueno o muy bueno, 24% cree que es malo o muy malo y 30% que es regular, informó el diario O Globo de Río de Janeiro.

Es el primer sondeo de este tipo que se realizó a nivel de todo el país desde que el líder del Partido de los Trabajadores (PT) retornara a ser el jefe de Estado brasileño, el 1º de enero. El dato –que emerge de una encuesta que se les hizo de manera presencial a 2.000 personas de 16 años para arriba en 128 ciudades del país entre el 2 y el 6 de marzo– tiene varias lecturas.

Si bien el apoyo que tiene Lula es mayor que el que tenía el expresidente Jair Bolsonaro en ese mismo lapso en el gobierno –en marzo de 2019 contaba con una aprobación de 34%–, es menor que el que tuvo en el mismo período en sus dos gobiernos anteriores. El portal Metropoles recordó que, en marzo de 2003, cuando apenas llevaba dos meses de su primera gestión, Lula tenía 51% de aprobación y sólo 7% de los encuestados en aquel momento consideraba que su gobierno era malo o muy malo. En el mismo mes de 2007, ya en su segundo período en el Palacio de Planalto, el mandatario izquierdista contaba con 49% de aprobación y 16% de rechazo.

“Considerando este escenario [de polarización política], diferente del que tuvo Lula en períodos pasados, está comenzando su gobierno en un buen nivel”, consideró Márcia Cavallari, la máxima responsable del instituto Ipec.

De acuerdo a los datos del estudio, los que sustentan los buenos números de Lula son los mismos segmentos que constituyen la base de su electorado: los brasileños que recibieron educación primaria, los nordestinos, los que tienen ingresos de hasta un salario mínimo y los seguidores de la iglesia católica.

Por otra parte, y como era de suponer, quienes votaron por Bolsonaro en las elecciones del año pasado siguen teniendo un fuerte rechazo hacia Lula. 54% de ellos cree que el gobierno de Lula viene siendo malo o muy malo y 36% califica a la actual administración de justa. Por el contrario, entre quienes votaron a Lula 77% calificó al actual gobierno de bueno o muy bueno y 22% de regular.

En el corte por regiones, los mayores rechazos al gobierno del PT y sus aliados políticos se concentran en el centro-oeste y en el norte, donde Bolsonaro obtuvo sus mejores resultados. Mientras tanto en la región sureste, donde vive 40% de los brasileños, 33% aprueba al gobierno de Lula y 26% no.

Por religión, los evangélicos siguen siendo un sector mayoritariamente contrario a Lula y al PT. Según los datos de la encuesta, 31% de ellos aprueba el gobierno, 32% lo califica de regular y 32% opina que es malo o muy malo. Entre los evangélicos únicamente 39% dice confiar en Lula, en tanto que 58% no lo hace. Entre la población en general, 56% dice confiar en Lula y 43% no.

Otro de los temas sobre los que se preguntó a los encuestados por el Ipec fueron los actos golpistas que tuvieron lugar el 8 de enero en la Plaza de los Tres Poderes, en Brasilia. Sobre esa cuestión, 51% de los brasileños considera que Bolsonaro no tuvo responsabilidad por esos hechos.

Además, el sondeo arrojó un dato bastante revelador sobre la percepción que tiene un sector significativo de la población. Según la encuesta, el cambio de régimen político en el país hacia uno de tipo comunista es una hipótesis totalmente creíble para 31% de los ciudadanos, mientras que 13% está parcialmente de acuerdo con esa idea, lo que en total reúne a 44% de las personas que fueron consultadas sobre el punto.

“La mayoría de la gente asocia el comunismo en América Latina con las situaciones de Venezuela y Cuba, donde existe una combinación de un régimen autoritario con realidades como el hambre y la escasez. Esto estuvo muy presente en las narrativas de Bolsonaro”, explicó a O Globo la politóloga Camila Rocha, investigadora del Centro Brasileño de Análisis y Planificación.

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