“Seguiremos investigando y removiendo cada piedra hasta que encontremos el origen de esto y su alcance”, dijo el secretario de Defensa de Estados Unidos, Austin Lloyd, durante una rueda de prensa que ofreció en la noche del martes en el Departamento de Estado, en referencia a la filtración de documentos clasificados del Pentágono que fueron divulgados en algunas redes sociales.
Austin, el primer alto funcionario estadounidense en comentar públicamente los hechos, dijo que el Pentágono era consciente de que se habían publicado documentos con fechas del 28 de febrero y el 1º de marzo, pero no estaba seguro de si había otros documentos que hubieran estado online antes de esas fechas, de acuerdo a lo que consignó la agencia Reuters.
Los documentos estuvieron en línea desde marzo, y posiblemente desde enero, antes de llamar la atención la semana pasada cuando el diario The New York Times publicó un informe sobre el tema.
Se maneja que puede haber más documentos que puedan ser publicados, pero ya la filtración causó mucho daño, obligando a aliados cruciales de Estados Unidos a responder en lo que se ha convertido en un incidente muy perjudicial para la imagen de Washington.
Entre los temas más importantes que quedaron expuestos en los documentos se hablaba sobre los sistemas de defensa aérea de Ucrania en el marco de su guerra con Rusia. Los documentos mostraban que las municiones para los sistemas de defensa aérea de la era soviética desplegados por Ucrania estaban cerca de agotarse, lo que podría poner en peligro a Kiev. Otro documento secreto que hacía referencia a la guerra indicaba que la gran contraofensiva ucraniana que se esperaba para esta primavera boreal generaba enormes dudas en Washington, que cuestionaba la capacidad del gobierno de Kiev para recuperar un territorio significativo.
Ucrania tiene como objetivo recuperar territorio en el este y el sur, donde Kiev podría cortar un puente terrestre hacia la península de Crimea. Públicamente, la administración Biden ha señalado que Ucrania recuperará territorio en la próxima ofensiva, pero los documentos pintan un panorama más realista, completamente diferente del que se maneja de manera pública, con Kiev probablemente luchando contra posiciones rusas atrincheradas en el sureste de Ucrania y con “deficiencias” en entrenamiento y municiones, consignó el portal estadounidense The Hill.
Además, los documentos revelaron que Estados Unidos estaba espiando a dos países con los que tiene una estrecha relación, Israel y Corea del Sur. Algunos de los documentos filtrados indican que la agencia de inteligencia israelí, el Mossad, apoyó las masivas protestas contra la reforma judicial que pretende imponer el primer ministro Benjamin Netanyahu. Sobre los surcoreanos, los documentos filtrados dicen que Seúl estaba abierta a suministrar proyectiles de artillería a Estados Unidos para reponer las existencias estadounidenses, pero que desconfiaban por el desvío de municiones a Ucrania.
Otra revelación de los documentos es que Egipto planeaba secretamente apoyar a Rusia en sus esfuerzos bélicos en Ucrania. El presidente egipcio, Abdel Fattah El-Sisi, ordenó que se produjeran y enviaran hasta 40.000 cohetes a Moscú, según un documento. Egipto es un aliado clave de Estados Unidos en la región de Medio Oriente, al que Estados Unidos proporciona más de 1.000 millones de dólares al año con fines de defensa.
Otro país que también estaba jugando contra Washington era Emiratos Árabes Unidos, ya que, según algunos de los documentos filtrados, funcionarios del país árabe habían acordado trabajar en conjunto con espías rusos contra intereses estadounidenses y británicos. Un funcionario que representa a Emiratos Árabes Unidos le dijo a la cadena CNN que la acusación es “categóricamente falsa”.
También algunos de los documentos filtrados hicieron alusión a que Serbia estaba dispuesta a venderle armamento a Ucrania, algo que puso en una situación extremadamente incómoda a la exrepública yugoslava, que tiene una profunda relación ancestral con Rusia por razones históricas, religiosas y culturales. El ministro de Relaciones Exteriores de Serbia, Ivica Dacic, rechazó como infundadas las acusaciones, informó la agencia oficial rusa TASS.
Según el documento filtrado, las autoridades serbias “se negaron a proporcionar entrenamiento a las fuerzas ucranianas, pero se comprometieron a enviar ayuda letal o ya la habían proporcionado”.