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Donald Trump, durante un acto de campaña en el Lee's Family Forum, el 31 de octubre, en Henderson, Nevada.

Foto: Chip Somodevilla, Getty Images, AFP

Donald Trump dijo que protegerá a las mujeres estadounidenses, “les guste o no”

8 minutos de lectura
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Estados Unidos transita los últimos días de campaña entre frases desafortunadas y la incertidumbre que genera el empate técnico entre el expresidente y Kamala Harris en las encuestas.

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Leído por Mathías Buela.
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Con unas pocas frases en un acto en Wisconsin, Donald Trump condensó sus posturas en varios temas que han sido centrales en la campaña para las presidenciales del martes en Estados Unidos, y ayudó a recordar por qué genera más resistencia entre las votantes mujeres.

Confesó que sus asesores le pidieron que no dijera en público que va a “proteger a las mujeres”. Pero él les respondió: “Bueno, voy a hacerlo, les guste o no a las mujeres. Voy a protegerlas”. Y continuó: “Voy a protegerlas de los migrantes que llegan. Voy a protegerlas de países extranjeros con misiles y de muchas otras cosas”.

A lo largo de la campaña electoral en la que compite con la vicepresidenta Kamala Harris, Trump insistió con que si él hubiera sido el presidente, en lugar de Joe Biden, la guerra de Ucrania no habría ocurrido y la situación en Medio Oriente sería muy distinta. Pero sobre todo insistió con que un gobierno suyo habría impedido lo que él define como una “invasión” de inmigrantes, a los que promete expulsar en deportaciones masivas. En declaraciones a la revista Time, estimó que entre 15 y 20 millones de personas serían deportadas si llega al gobierno.

“Detendré la invasión de criminales que llegan a nuestro país y recuperaré el sueño americano”, dijo. “Los sacaremos de nuestros campus universitarios, de nuestras ciudades y los sacaremos de nuestro país”.

Trump logró que este tema dominara la agenda de campaña. Durante el debate con Harris, llegó a decir que los migrantes haitianos se comen a las mascotas de los vecinos de Springfield, una ciudad de Ohio. El propio moderador le aclaró que esto no era cierto.

Tampoco era cierto que los dirigentes del Partido Demócrata defendieran el aborto hasta los nueve meses de gestación, como afirmó Trump ese día.

La política referida a la interrupción voluntaria del embarazo ha sido un tema de confrontación con Harris, que propone una ley nacional que legalice el aborto y garantice a las mujeres el acceso. El expresidente, en cambio, defiende que cada estado tenga sus propias normas al respecto.

Desde que la Suprema Corte revocó un fallo que legalizaba la interrupción del embarazo en todo el país, 21 de los 50 estados aprobaron legislaciones locales que lo consideran delito en todos o casi todos los casos y lo castigan con penas severas. Esto provocó que las mujeres que pueden hacerlo opten por viajar a otro estado para abortar.

Entre los votantes de Trump, un candidato que ha reiterado frases sexistas y tiene acusaciones por violencia sexual, las mujeres son minoría, 41%, según un sondeo de NBC. Por el contrario, entre quienes tienen intención de votar a Harris las mujeres representan el 55%. La encuesta concluyó también que la posición de los candidatos sobre el aborto es el asunto que más personas identificaron como determinante de su voto, 22% de los consultados.

La vicepresidenta manifestó esta semana su rechazo a los dichos de Trump en Wisconsin. “¿Escucharon lo que dijo ayer, que va a hacer lo que quiera, sin importar si a las mujeres les gusta o no”, dijo. “Sinceramente, creo que es algo muy ofensivo para las mujeres al no reconocer su capacidad, su autoridad, su derecho y su habilidad para tomar decisiones sobre sus propias vidas, incluyendo sobre sus propios cuerpos”, agregó Harris.

Esa frase desafortunada de Trump es una de varias que se acumularon en los últimos días de campaña.

Actos simbólicos

Tanto Harris como Trump enfocaron sus últimos esfuerzos electorales en convencer a los votantes de los estados indecisos que pueden desempatar la elección del martes –Georgia, Arizona, Wisconsin, Michigan, Pensilvania, Nevada y Carolina del Norte–. Sin embargo, hubo excepciones y también se organizaron actos en otros territorios que tenían un valor simbólico.

Cuando faltaba una semana para las elecciones, el martes, la vicepresidenta dio un discurso de campaña en Washington en La Elipse, un parque contiguo a la Casa Blanca. Allí, el 6 de enero de 2021, en un acto masivo, Trump arengó a sus partidarios y les dijo que les habían robado la elección de noviembre de 2020. Desde allí partió una multitud hacia al Capitolio, donde se certificaba la elección de Joe Biden como presidente, y protagonizó un asalto a la sede del Congreso que terminó con cinco muertos y varios heridos, y que puso en peligro a legisladores y funcionarios.

“Donald Trump pasó una década tratando de mantener al pueblo estadounidense dividido y temeroso de los demás”, dijo Harris, y agregó que los estadounidenses no son así. “Él es la persona que estuvo en este mismo lugar hace casi cuatro años y envió una turba armada al Capitolio de Estados Unidos para anular la voluntad del pueblo en una elección libre y justa, una elección que sabía que había perdido”, afirmó.

“A diferencia de Donald Trump, no creo que las personas que no están de acuerdo conmigo sean el enemigo. Él quiere ponerlos en la cárcel. Yo les daré un lugar en mi mesa”, agregó ante miles de seguidores.

En los últimos días, Harris insistió con “dar vuelta la página” del trumpismo. Dijo que su rival llegaría a la presidencia con una “lista de enemigos”, mientras que ella se concentraría en una “lista de cosas por hacer” para la gente.

Algo que no estaba en los planes de Harris ese día fue que muy cerca de allí se concentraran cientos de personas que se oponen al apoyo que el gobierno estadounidense ha brindado a Israel. Abuchearon a la candidata, cacerolearon con sartenes y reclamaron que terminen los ataques israelíes en Gaza.

También Trump eligió un lugar emblemático para hacer un acto en los últimos días de campaña. Optó por volver a Nueva York, reunir a sus partidarios en Madison Square Garden, y tomar contacto así con la ciudad de la que surgió como personaje público, un empresario mediático y millonario, antes de convertirse en candidato.

Sin embargo, toda la atención de ese encuentro se la llevó una frase del comediante Tony Hinchcliffe, quien quiso animar el acto: “En este momento hay literalmente una isla flotante de basura en medio del océano. Creo que se llama Puerto Rico”, dijo.

La cantante estadounidense Jennifer Lopez y la vicepresidenta y candidata presidencial demócrata Kamala Harris durante un mitin de campaña en el Anfiteatro Craig Ranch en Las Vegas.

Foto: David Becker, AFP

La frase fue repudiada por la candidata demócrata, por diversos dirigentes y también por figuras populares de origen puertorriqueño –Bad Bunny, Ricky Martin, Jennifer López–. El propio equipo del candidato republicano aclaró que “esta broma no refleja las opiniones del presidente Trump ni de su campaña”.

Respuesta fallida

También Biden rechazó esa frase. “Déjenme decirles algo. [...] La única basura que veo flotando por ahí son sus seguidores”, dijo. A continuación, la Casa Blanca y el propio presidente intentaron aclarar que se había referido al comediante y no a los votantes de Trump. Pero ya era tarde para evitar que el candidato republicano usara esos dichos a su favor.

“Joe finalmente dijo lo que realmente piensa de nuestros seguidores. Los llamó basura. Y lo piensan aunque, sin lugar a dudas, mis seguidores son de mucha mayor calidad que los del corrupto Joe o la mentirosa Kamala”, respondió Trump en un acto en Rocky Mount, en Carolina del Norte.

En referencia a esa frase de Biden, Trump llegó en un camión de basura y con un chaleco reflectante al acto en Wisconsin en el que prometió proteger a las mujeres aunque ellas no quieran. “¿Les gusta mi camión de basura? Es en honor a Kamala y Joe Biden”, dijo.

El expresidente calificó su polémico acto en Nueva York de un “festival del amor”, la misma definición que utilizó para lo ocurrido el 6 de enero de 2021 en el Capitolio. “Fue realmente amor por nuestro país”, dijo.

En un acto en Nuevo México, Trump intentó reconciliarse con la población de origen latinoamericano, en la que Harris le lleva algunos puntos de ventaja. “Los trato mejor que los demócratas”, dijo en Albuquerque. “Amo a los hispanos. Son muy trabajadores. Son emprendedores, excelentes personas, cálidas. A veces demasiado cálidas”, agregó.

También les advirtió a sus seguidores que Harris “es muy incompetente, más que Biden”, y es un peligro para el país. Tanto Trump como la candidata demócrata han advertido del daño que puede causarle a Estados Unidos una presidencia de su rival electoral.

La tradición de apoyar a un candidato genera una crisis en The Washington Post

En la prensa estadounidense es habitual que un medio declare su apoyo editorial a uno de los candidatos a la presidencia. Esta tradición se quebró este año en The Washington Post, que la mantuvo en casi todas las elecciones desde 1976, cuando apoyó a Jimmy Carter después de revelar el escándalo de Watergate.

En un artículo publicado en el propio diario, dos periodistas informaron que el medio ya tenía redactada su declaración de apoyo a Kamala Harris, pero Jeff Bezos ordenó frenar su publicación. El fundador de Amazon y actual dueño de The Washington Post consideró que el periódico no debía declarar su respaldo a ningún postulante, y argumentó que eso favorecería su credibilidad.

Sin embargo, columnistas de otros medios, como The Guardian o The New York Times, señalaron que detrás de la decisión podría haber una intención de Bezos de no confrontar con Trump porque su empresa de transporte aeroespacial Blue Origin tiene contratos con el Estado, que podrían verse afectados si el republicano gana las elecciones.

Según recordó la agencia Efe, durante el gobierno de Trump, Amazon perdió un contrato multimillonario con el Pentágono y demandó al presidente, a quien acusó de ejercer “presión indebida” para perjudicar a Bezos.

William Lewis, el editor jefe del diario, que asumió en enero, negó que Bezos tenga algo que ver con esta decisión, y dijo que la intención era volver a los orígenes, cuando el medio no apoyaba a ningún candidato.

Sin embargo, no convenció a los miles de lectores que cancelaron su suscripción, ni a referentes del diario que optaron por renunciar. Así lo hicieron el editor Robert Kagan, que consideró que estaba frente a una “capitulación prematura” ante Trump, y la columnista Michele Norris, que vio en la medida un “insulto a los estándares del periódico”. Muchos otros siguieron en sus puestos pero manifestaron que la decisión deja de lado “las convicciones del diario”.

“Donald Trump verá esto como una invitación a intimidar todavía más al propietario, Jeff Bezos, y a otros”, dijo el periodista Marty Baron, exdirector del periódico. Muchos trabajadores del diario manifestaron su desacuerdo con la decisión de la empresa.

Esto ocurre además en unas elecciones en las que el candidato republicano es conocido por atacar a la prensa y aliarse con medios que lo respaldan, como Fox News.

Otros medios sí se pronunciaron sobre las candidaturas a la presidencia. Es el caso de The Economist, que señaló que en distintas elecciones desde 1980 ha respaldado tanto a demócratas como a republicanos. Sin elogios, declaró su apoyo a la actual vicepresidenta estadounidense. Su editora en jefe, Zanny Minton Beddoes, manifestó desde The Economist: “Si tuviéramos un voto en las elecciones del 5 de noviembre, lo emitiríamos por Kamala Harris”.

Advirtió: “Al lado de Trump, Harris representa la estabilidad. Ha abandonado las ideas más izquierdistas de los demócratas y está haciendo campaña cerca del centro. Es difícil imaginar a la señora Harris siendo una presidenta estelar. Pero no se la puede imaginar provocando una catástrofe”.

Final incierto

Al igual que en las elecciones pasadas, Trump intenta instalar la idea de que se encamina a ganar la elección y de que cualquier otro resultado sería producto de un fraude. Sin embargo, los dos candidatos aparecen empatados en las encuestas. Las diferencias entre uno y otro se encuentran dentro del margen de error de los sondeos, tanto en cantidad total de votos en el plano nacional como en los estados clave que podrían definir el resultado.

En el sistema electoral estadounidense la elección del presidente no se define por voto directo, sino que lo elige un Colegio Electoral de 538 integrantes, en el que se necesita alcanzar la mayoría de 270 votos.

Ese órgano se conforma con los delegados que le corresponden a cada estado (el número varía de uno a otro) y en la mayoría de los casos el ganador en uno de esos territorios se queda con la totalidad de esos representantes.

Se considera que buena parte de los estados ya tienen definido su voto: algunos, porque suelen apoyar siempre al mismo partido, y otros porque las encuestas ya permiten prever un claro ganador. Si el martes se mantienen esas orientaciones, los demócratas tienen asegurados 225 votos en el Colegio Electoral y los republicanos 219.

Por eso es tan relevante el resultado en los siete estados indecisos, que pueden sumar a Harris o a Trump los delegados que les faltan para llegar a 270. A tres días de la elección, lo que puede pasar en esos estados es todavía una incógnita.

Trump ofrece a Kennedy Jr un cargo en el área de la salud

Durante su acto en Madison Square Garden, Donald Trump anunció que le ofreció al excandidato presidencial Robert F Kennedy Jr un cargo en el área de la salud. De acuerdo con CNN, el propio Kennedy Jr dijo que si Trump gana, él estará a cargo de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y otras agencias de salud.

Kennedy Jr, que es hijo del exfiscal general del mismo nombre y sobrino del expresidente John F Kennedy, ha sido cuestionado por muchos, entre ellos su familia, por difundir teorías conspirativas sobre la pandemia de covid-19 y las vacunas.

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