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LA FIFA y el gobierno del fútbol: La palabra “intervención”, ¿dice siempre lo mismo?

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1) ¿La palabra “intervención” dice lo mismo todas las veces y en todas partes?

2) ¿La palabra “intervención” en una asociación de fútbol dice lo mismo todas las veces y en todas partes?

3) ¿Dice lo mismo la palabra “intervención”, por ejemplo, si refiere a la asociación de fútbol de Uruguay o a la de Argentina?

4) Para diferenciar los sentidos de la palabra “intervención” en el fútbol, ¿alcanza con recordar que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) estuvo intervenida –intervenida usando la palabra “intervención”– en dos ciclos y ambos comenzaron por determinación de dictaduras cívico-militares impuestas en el país y no en el marco de escenarios democráticos, como sucede ahora en Uruguay?

5) Para esa diferenciación, ¿es suficiente con apuntar que la primera intervención ocurrió en 1955, por disposición de la autodenominada Revolución Libertadora, que derrocó a Juan Domingo Perón en el transcurso de su segunda presidencia, y se ejecutó en el contexto de un montón de intervenciones a federaciones deportivas para ubicar a Arturo Bullrich, alguien con poco recorrido en la dirigencia del fútbol, como interventor durante nueve meses en el cargo hasta convocar a nuevos sufragios (en las que, claro, no había espacio para dirigentes futboleros ligados con el peronismo)?

6) También para esa diferenciación, ¿basta con enfatizar que la segunda intervención, inaugurada con el golpe de Estado de Juan Carlos Onganía, en 1966, se tornó interminable, al expandirse durante ocho años y nueve interventores (que llegaban prometiendo la “normalización” del fútbol y partían lamentando no haberla logrado), tanto que la propia dictadura concluyó en 1973 y la intervención se prolongó hasta 1974, ya con el peronismo de regreso en el gobierno?

7) ¿Una intervención necesita llamarse o ser llamada “intervención” para, efectivamente, constituir eso, o sea para que un poder superior maneje una asociación de fútbol autónoma según sus estatutos, a la que conforman otras instituciones autónomas que, en Uruguay, en Argentina y en muchos sitios, se denominan clubes?

8) ¿Alguien podría asegurar que la AFA conservó esas autonomías durante la más bestial de las bestiales dictaduras argentinas, la que perpetró un genocidio y multiplicó la deuda externa entre 1976 y 1983, más allá de que, luego de correr abruptamente al legítimo presidente de la entidad horas después del golpe de Estado, formalmente no hubo intervención y sí un nuevo presidente por acuerdos entre los dictadores y el brasileño João Havelange, entonces presidente de la FIFA, que incluían la ratificación de la realización del Mundial de 1978?

9) ¿Fue o no fue una intervención eso que enhebró el actual gobierno argentino, entre 2016 y 2017, cuando los tropiezos institucionales para votar al sustituto del sempiterno Julio Grondona (jefe de la AFA desde 1979 hasta su muerte, en julio de 2014, casi cuatro veces lo que su bien conocido Eugenio Figueredo en Uruguay) desembocaron, con el aval de la FIFA, en un proceso para el que no se aplicó el término “intervención” y sí el eufemismo de una “comisión normalizadora”, fuertemente vinculada a la Casa Rosada, encabezada por Armando Pérez, un empresario y dirigente de Belgrano de Córdoba?

10) ¿De qué distancias políticas hablan la receptividades contrapuestas del gobierno de argentino ante aquella medida interventora y esta respuesta, ante una intervención flamante, de no aceptación del gobierno uruguayo, que deja abierto un cuadro de situación novedoso en el que superestructuras (Conmebol y FIFA) y actores directos (los jugadores de la Selección) coinciden entre sí pero no coinciden, justo en una intervención, con un gobierno nacional?

11) ¿Qué establece que en la aparición de la figura de la “intervención” en la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) haya un pronunciamiento potente de los jugadores y que en la memoria de las intervenciones explícitas o implícitas en la AFA casi no haya sonado la voz de los futbolistas?

12) ¿Será que la experiencia que ahora afronta el fútbol de Uruguay se parece menos al fútbol de Argentina que al básquetbol de Argentina, una actividad en la que, en 2014, la confederación argentina fue intervenida a partir de la participación central de la “generación dorada” de Luis Scola, de Emanuel Ginóbili, de Andrés Nocioni y de otros cracks, que denunciaron agujeros económicos y administrativos, respaldaron al interventor y encaminaron un tiempo institucional muy diferente?

13) ¿Es posible que la palabra “intervención” retumbara en muchas épocas, al menos en el terreno de la vida deportiva institucional y siguiendo la experiencia argentina, como un procedimiento vertical, dirigido desde instancias muy altas hacia otras que se resignaban, y que ahora empiece a escucharse (se insiste: en el campo del deporte) como otro procedimiento que, no siempre pero en algunas ocasiones, es diferente y refleja la mirada no sólo de los encumbrados y sí de parte de las bases (las manifestaciones de los futbolistas uruguayos o, antes, de los basquetbolistas argentinos parecen mostrar eso)? ¿Habrá que darle, en consecuencia, una indicación más ancha a las orejas en el momento de oír la palabra “intervención” y quitarle su único eco tradicional?

14) ¿Traslucirá este ensanchamiento de la palabra “intervención” cierto cambio o una posibilidad de cambio en las estructuras de poder de la pelota o no estará pasando eso y sí otro fenómeno menos visible?

15) ¿Qué proximidades y qué distancias ofrecen, entonces, las intensas historias de la AUF desde su fundación en 1900 y la de la AFA (que lleva ese nombre desde 1934, pero reconoce su piedra basal en 1893) para decodificar qué se entiende en uno y otro lado del Plata con la palabra “intervención”?

16) ¿Qué proximidades y qué distancias, además, proporcionan los intensos presentes de las dos asociaciones para clarificar qué se comprende y qué no se comprende cuando queda al descubierto que la palabra “intervención”, aunque siempre sea la misma palabra, no dice siempre lo mismo?

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