El pasado 9 de setiembre, Elena Quinteros hubiese cumplido 78 años, y estamos a 47 años de su secuestro y desaparición. La seguimos buscando como a las demás compañeras y compañeros detenidos desaparecidos y, a pesar de eso, Elena, de una manera y otra, siempre vuelve.
Elena estudió becada en un colegio y muy tempranamente tenía decidida su vocación por ser maestra, y sentía una cercanía por los más débiles. Mientras estudiaba magisterio se integró activamente a la militancia gremial y también participó en las misiones sociopedagógicas que se iniciaron en los años 40 y en las que participaban no sólo estudiantes de magisterio, sino también de medicina, odontología, agronomía, de la Universidad del Trabajo. Allí Elena conoció la pobreza más dolorosa y el abandono en el que transcurría la vida de gran parte de la población rural, en especial la de muchos niños y niñas de las escuelas rurales. El carácter social y de formación de las misiones sociopedagógicas implicaba hacer tareas muy variadas, como llevar música, cine, títeres, juegos, baile, además de una tarea de recolección de datos sobre las condiciones de pobreza en las que vivía mucha gente. Elena decía que luego de haber conocido esta dolorosa realidad en la que vivían aquellos niños y niñas y sus familias, su existencia no podía ser la misma y que iba a dedicar su vida a cambiarla. Eso fue lo que hizo.
Elena decía que luego de haber conocido esta dolorosa realidad en la que vivían aquellos niños y niñas y sus familias, su existencia no podía ser la misma y que iba a dedicar su vida para cambiarla. Y eso fue lo que hizo.
También por esos años, Elena pasó a integrar la Federación Anarquista Uruguaya y la Resistencia Obrero Estudiantil, y participó luego, en 1975, en la fundación del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) en plena clandestinidad.
Cuando detuvieron a Elena, el 26 de junio de 1976, estaba próxima a cumplir los 31 años. Ya tenía otras detenciones encima, ya había sido destituida de su cargo como maestra, ya se había ido unos meses a Buenos Aires para eludir la persecución, pero fue en esta última detención cuando se la torturó salvajemente. Elena, desde ese infierno humano, esbozó un plan para huir: logró convencer a sus verdugos de que entregaría a un compañero de la organización y eligió un punto próximo a la Embajada de Venezuela, país que no estaba sumergido en el Plan Cóndor y donde podría conseguir asilo. Elena calculó bien las distancias, la velocidad, sus propias fuerzas: corrió, entró por la casa lindera y saltó, entrando a territorio venezolano. Lo que no calculó Elena fue que los terroristas de Estado estaban dispuestos, además de a torturar, violar, asesinar y apropiarse de niños y niñas, a invadir territorio venezolano para no permitirle escapar, para no permitirle sobrevivir. Elena fue trasladada al Batallón 13 y los que la vieron por última vez todavía no nos dicen dónde está. Venezuela reclamó la devolución de Elena y finalmente rompió relaciones diplomáticas con la dictadura uruguaya hasta 1985.
En 2008, una escuela en Flor de Maroñas pasó a llevar su nombre. La idea arrancó a lo Elena, de abajo, con una comunidad juntando firmas para lograrlo. Es la escuela 181, que, junto a vecinos, vecinas y organizaciones sociales, también logró que se concretara un proyecto para construir una nueva escuela, cuya obra hoy está detenida por problemas con la empresa constructora. Sin embargo, la cosa no quedó ahí y el pasado 9 de setiembre se juntaron para celebrar la vida de Elena con música, baile, juegos y la alegría y el amor de niños y niñas. El mejor homenaje que se le podría haber hecho a Elena en su cumpleaños.
También por segundo año consecutivo, el colectivo de organizaciones sociales y políticas nucleado en la Coordinación de Homenaje a Elena Quinteros,1 a lo largo y ancho del país, realiza actividades en setiembre, el mes de Elena, pero también de reivindicación y homenaje a la memoria de mujeres y hombres detenidos desaparecidos y asesinados durante el terrorismo de Estado.
La homenajearemos además el próximo martes 26 de setiembre en La Huella, donde el PVP estará como partido que ella cofundó. El desafío es el de hacerla presente en las luchas por la liberación del pueblo hoy, en esta coyuntura, con la misma audacia del ayer pero pensando en el mañana.
Hoy no sabemos dónde está Elena. La buscó la Tota junto al pueblo por mucho tiempo, y la sigue buscando el pueblo sin la Tota. También buscamos justicia, no sólo en Uruguay sino donde se encuentre primero, y hoy estamos asistiendo al juicio de Tróccoli en la Corte de Asís, en Roma. Elena siempre vuelve.
Daniel Gerhard es diputado por el Partido por la Victoria del Pueblo, Frente Amplio. Laura Cafaro es diputada suplente de ese mismo espacio político.
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La Coordinación de Homenaje a Elena Quinteros está integrada por el PIT-CNT, Fucvam, Crysol, Fogones de la Memoria, Fundación Vivian Trías, Fundación Zelmar Michelini, Frente Amplio, Ademu Canelones, comité de base FA Etchevarne, Jacarandá, Partido Socialista, Partido por la Victoria del Pueblo. ↩