La Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) corrigió esta semana una decisión muy significativa del período anterior. El Consejo Directivo Central (Codicen) del ente autónomo decidió, en su última reunión del año, levantar la sanción que la Dirección General de Educación Secundaria (DGES) le había impuesto en 2024 al profesor Leonardo Ruidíaz, exdirector del Instituto Alfredo Vázquez Acevedo (IAVA). El motivo de esa sanción había sido el intento de desactivar un conflicto impulsado desde la propia DGES por su entonces titular, Jenifer Cherro, y relacionado con el desalojo del reducido espacio que se utilizaba desde 2009 como salón gremial del liceo.
Se trataba en realidad de un pasillo, que antes era el ingreso al IAVA desde una puerta que se clausuró. Primero se quiso justificar el desalojo invocando la intención de construir una rampa que mejorara la accesibilidad. Pronto se supo que esa obra carecía de plan, de presupuesto y de viabilidad técnica. Su presunta necesidad se debía a que durante cuatro años no se había reparado un ascensor.
Ruidíaz, en vez de imponer un hecho consumado sin justificación, buscó el diálogo. En abril de 2023 fue separado de su cargo, con retención de la mitad de su salario, por “insubordinación”.
La División Jurídica de Secundaria había recomendado una suspensión de diez días, pero un “mandato verbal” desde la DGES, de autoría desconocida, le trasladó el expediente a la asesora letrada Magdalena Ruiz, quien recomendó 150 días de suspensión con pérdida de salario, y esa fue la sanción aplicada. Ruiz fundamentó su propuesta alegando que “el director no pretendía cumplir la orden de la jerarquía” y le dio “otra alternativa a dicha orden”.
Intervalo etimológico
A veces el significado de las palabras es transparente, pero a veces nos plantea dudas que resulta muy educativo aclarar. Un ejemplo de la primera categoría es insubordinación. Se trata, como es obvio, de lo contrario al término subordinación, compuesto por “sub” (que indica una posición inferior) y “orden”, que indica una disposición de cosas, y por extensión también de personas. Ordenar es ubicar, pero no de cualquier modo, sino con la connotación positiva de “orden”, o sea, “en los lugares que corresponden”. También es mandar, para que se respete sin cuestionamientos una jerarquía establecida de antemano.
Por lo tanto, queda clarísimo que el subordinado está por debajo en el ordenamiento de una institución, sometido a las órdenes de otra persona o de varias. Este es el principio de autoridad que el anterior Codicen se propuso reforzar, pero el significado original de la palabra autoridad es mucho menos evidente, ya que su raíz es el concepto de “aumentar” o “hacer crecer”, también presente en el término autor. La referencia a la capacidad creativa se terminó usando para nombrar el poder de mando, en un proceso muy interesante desde el punto de vista político.
Hace siglos, alguien era una autoridad en su área por la autoría de una obra prestigiosa y útil, que había aumentado el conocimiento colectivo, consagraba su magisterio y legitimaba la influencia de sus consejos. Pero de ahí derivó una noción de jerarquía con deber de obediencia, vinculada a la idea de una subordinación inmutable en el saber. Pasamos de la autoría al autoritarismo, y de la educación a la imposición. Esto nos trae de nuevo al caso de Ruidíaz.
Fueguitos contra las sombras
El exdirector del IAVA eligió ejercer la autoridad en el sentido inicial de la palabra, como una influencia creativa que estimulara el crecimiento. No se resignó al papel cómodo y mediocre de quien recibe mandatos y los hace cumplir, en una cadena de subordinaciones. Para la DGES y el Codicen de aquel momento, fue una subversión inaceptable.
Ahora se borró la sanción de su legajo y se le pagará el dinero retenido. Es un acto de justicia, que a la vez reivindica un concepto democratizador y liberador de la educación.
Tras la “insubordinación”, ninguna de las personas con méritos para sustituir a Ruidíaz aspiró a ocupar su cargo y el IAVA fue intervenido mediante personal de inspección. Se instaló un clima de tensiones y hostigamientos muy perjudicial para el aprendizaje, y sobre el final del período se redujo en forma drástica la cantidad de grupos del liceo.
El IAVA tiene una larga y prestigiosa historia iniciada en 1911, tanto desde el punto de vista académico como en lo referido a sus gremios estudiantiles y docentes. Esto último lo identificó como un símbolo de todo lo que las anteriores autoridades de la ANEP se propusieron erradicar con castigos ejemplarizantes. Quisieron restaurar una educación mandona e imponer una concepción liberticida de la laicidad. La comunidad educativa resistió y fue apoyada.
En octubre de 2023, durante una movilización frente al liceo, un sospechoso corte de energía eléctrica dejó el acto a oscuras y sin amplificación cuando hablaba Ruidíaz, pero “lo que brilla con luz propia nadie lo puede apagar”, como cantaba Pablo Milanés. Ahora hay que seguir alumbrando, insubordinadamente.